Capítulo 26: Pleno De La Orden

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No escuchó las palabras que el elfo pronunciaba, y no fue capaz de leerle los labios, pues Kreacher no le estaba mirando. Pero no le hizo falta el sentido del oído para entender perfectamente la situación. Cuando vio que el elfo se metía una mano entre el raído y sucio trapo que vestía y su pecho, contuvo la respiración. Y se tuvo que aferrar al picaporte para no caer al suelo.

-Kreacher... dámelo, Kreacher. Por favor -no escuchó sus palabras, y eso le puso todavía más nervioso.

Entonces el elfo se dio media vuelta y encaró la puerta; y Harry apenas tuvo tiempo de reprimir el impulso que le dictaba abalanzarse sobre él y arrebatarle aquello a la fuerza.
Entonces recordó algo. Rebuscó con prisa entre su ropa hasta recordar que estaba en el calcetín, que se quitó rápidamente para sacar de él la moneda, y con un movimiento de varita la convirtió de nuevo en el original guardapelo. Llamó la atención del elfo, que se giró segundos después para enfrentarle, y Harry le tendió la pequeña réplica de la reliquia de Slytherin. Instándole a que la cogiese.

El elfo se había quedado mirándole con los ojos tan abiertos que parecían ser incluso más grandes de lo normal. Ron miraba de uno a otro sin mediar palabra. Había olvidado lo ocurrido segundos antes con su amigo, pues no podía centrarse en otra cosa que no fuese aquello. ¿El verdadero Horcrux estaba acaso en manos de ese elfo maleducado al que siempre habían deseado ver desaparecer?
De pronto Kreacher se dio la vuelta por completo y se aproximó lentamente a Harry, sin dejar de mirar el guardapelo que el chico le tendía. Entonces dirigió una de sus huesudas manos a la sucia tela que malcubría su pecho, y la introdujo entre ésta y su cuerpo. Harry comenzó a temblar al ver asomar una finísima y perfecta cadena de oro. Era un espectáculo macabro el ver aparecer, lentamente, aquella preciosa joya, probablemente una de las más deseadas por todo mago, de entre las mugrientas y descuidadas ropas del viejo elfo. No pudo reprimir un escalofrío, y mirando su mano, aun tendida, se dio cuenta de que cada vez le temblaba con mayor intensidad.

No pudo creerlo cuando el peso de la ornamentada cajita, en forma ovalada, con la verde S en su parte superior, se cernió sobre su palma. Su interior dio un vuelco, y sintió que una parte de sí mismo intentaba salir de su cuerpo, como intentando fundirse eternamente con el guardapelo que una vez había pertenecido a Salazar Slytherin. Se estremeció, no queriendo pensar en lo que eso podía significar, pero consciente interiormente de que aquella sensación que sintiese igualmente la primera vez que Voldemort le poseyó, confirmaba en gran medida sus horribles sospechas sobre su alma. Sobre él mismo, y sobre su crudo destino. Pero se obligó a no pensar en ello, igual que había desterrado aquellos mismos pensamientos el día uno de Septiembre, cuando fue consciente de lo que ahora recordaba, tras comprobar que dos de los Horcruxes habían sido verdaderamente destruidos.

Volvió de nuevo al presente, dándose cuenta de que no recordaba en qué momento Kreacher había cogido el falso guardapelo, pues en ese instante lo alzaba lentamente ante sus ojos, tomándolo entre sus manos con un respeto reverencial. De pronto el elfo se lanzó a sus pies y se aferró desesperado a su túnica, vociferando agradecimientos que Harry no escuchaba.

-Puedes irte Kreacher -el elfo levantó la cabeza ante esas palabras y volvió a inclinarla antes de dar media vuelta-. Gracias, Kreacher -dijo entonces Harry, segundos antes de que el elfo desapareciese.

Apenas medio minuto después el guardapelo que Harry le entregase adornaba la tercera balda de la gran vitrina del cuarto del árbol genealógico. Nadie pareció percatarse de ello, nadie excepto el propio Kreacher, que pasaba horas y horas contemplando aquella joya que había pertenecido a su amo Regulus. Aquella joya que habían confeccionado juntos, y que su amo había cambiado por otra mucho más pesada, mucho más angustiante y siniestra, una lluviosa noche de hacía ya tantos años...

Secuestrado [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora