Secuestrado [TERMINADA]

Capítulo 11: Las Dos Caras De La moneda

De repente la puerta de la habitación se abrió de golpe, golpeando la pared, tal era el impulso que llevaba. Harry miró hacia el lugar para descubrir horrorizado que quien acababa de entrar no era otro que Lord Voldemort.

Al descubrir allí al chico, la mirada del Lord cambió y sus rojos ojos enseguida mostraron excitación. Harry reconoció inmediatamente ese brillo y se levantó apresuradamente del sillón, alejándose lo más posible del hombre que acababa de entrar en la hasta entonces tranquila habitación.
Era la primera vez que se encontraba con Voldemort desde lo de la noche anterior, y su cuerpo temblaba sin control.

La oscuridad era bastante en la habitación, sólo iluminada por la luna y las estrellas. Y el silencio era total, pues los ruidos que había hasta entonces en el exterior procedentes de la naturaleza habían dejado de oírse en cuanto el Lord hizo presencia.

El Lord fijó su mirada carmín en un arrinconado Harry Potter, que en seguida sintió una punzada de dolor en su olvidada cicatriz. La vista se le volvió un poco borrosa, pero no lo suficiente como para no ver como Voldemort se aproximaba despacio hacia él.
Se dio cuenta de que había llegado a la esquina de la habitación y de que no podía retroceder más, detalle que Voldemort ya había notado con anterioridad. De pronto aquel ser se encontraba demasiado cerca, tan cerca que podía sentir su aliento en el cuello. Soltó un gemido de desesperación, pensó en gritar para que Snape se despertase, pero ningún sonido más alto que un susurro podía salir de su atorada garganta. Voldemort se le hacía más poderoso y horrible que nunca.

-Por favor... déjame en paz -susurró. Ni siquiera él oyó sus propias palabras.

-Mmm... delicioso -dijo el Lord mientras lamía el lóbulo de la oreja de Harry.

El chico comenzó a debatirse, Voldemort no le tenía bien agarrado, y consiguió darle una patada en la espinilla. Salió corriendo para volver a alejarse, pero el Lord le aferró del brazo, impidiendo su huida.
Buscó en el antebrazo del chico la calavera que le marcaba como su propiedad. Contrastaba enormemente con la de por si pálida piel del chico, que en esos momentos parecía más un muerto que un ser con vida.
La acarició con los largos dedos, deleitándose con la expresión de dolor que cruzó el rostro del chico. Agarró la camiseta verde para quitársela, pero Harry se lo impidió. Entonces Voldemort tiró de ella con tanta fuerza que consiguió rajarla por la costura. Harry seguía debatiéndose, pero con la camiseta partida no pudo evitar que le desprendiese de ella.
Sin hacer caso de los ruegos e insultos del chico, Voldemort comenzó a acariciar sus pezones. Le produjo un inmenso placer el notar que el cuerpo del chico reaccionaba a sus caricias.

-No... no, ¡déjame! ¡Suéltame maldito bastardo! ¡Déjame en paz! -gritó Harry mientras sus ojos, poco a poco, se llenaban de lágrimas.

Pero Voldemort no le soltó. En lugar de eso aumentó la presión en él, aprisionándole contra la pared. Buscando una posición más excitante, Voldemort acabó por tirar al chico al suelo de un empujón. Harry se vio libre por unos instantes e intentó de nuevo alejarse gateando, pero la huesuda mano del Lord le agarró por el tobillo.
Harry lanzó una patada que no dio en el blanco, pues Voldemort ya se había colocado encima suyo colocando sus piernas a ambos costados del joven, inmovilizándole casi por completo al tener sus muñecas agarradas contra el suelo. Harry notaba cómo el frío suelo se clavaba en su columna, cómo Voldemort frotaba su sexo contra él... Y cómo su propio cuerpo parecía disfrutar con el roce. Esto último le asustó más que todo lo que había pasado hasta entonces.

-No... por favor no de nuevo... por piedad -gimió Harry desperado-. No, no... suéltame, déjame... por favor para...

-Eres increíblemente más excitante cuando lloras, Harry. Además no sé por que te empeñas en negar lo evidente; te gusta -le contestó el otro burlonamente, mientras echaba una lujuriosa mirada al pantalón, viendo la excitación del joven. Soltó las muñecas del chico y se dedicó a desabrocharlo.