Capítulo 6: Feliz Cumpleaños

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La luz le dio de lleno en los ojos, despertándole. Sintió una presencia a su lado y sonrió con placer al recordar los acontecimientos de la pasada noche. Todavía tenía el brazo alrededor de la cintura de Potter, mientras este dormía, al parecer apaciblemente.

Se quedó observándolo durante un tiempo, apreciando la palidez excesiva de su rostro, salpicado con rasguños y moratones, donde se podían ver con claridad surcos dejados por las lágrimas, y sus ojos relucieron de placer al recordar la mirada asustada que le había dirigido el día anterior en la mazmorra, su débil ruego... Harry Potter no era más que un mocoso menor de edad, y como tal, debía tenerle miedo.

Pero Lord Voldemort estaba equivocado con respecto a una de aquellas calificaciones que le dio a su prisionero, pues el séptimo mes estaba muriendo, y con él la minoría de edad de Harry Potter llegaba a su fin. Era 31 de Julio, y el chico cumplía diecisiete años.

Mientras Voldemort se puso en pie y se colocó su túnica negra, Harry abrió perezosamente los ojos. La luz incidió de pronto en sus doloridas esmeraldas, e hizo que su cicatriz punzase. ¿Dónde estaba?¿Qué había pasado? De repente el recuerdo de las torturas llegó a él, estremeciéndole. Recordó igualmente la confesión de Snape y las palabras de Malfoy, y se sintió algo reconfortado. Sabía que era absurdo, pero mientras en aquel lugar hubiese alguien que no era del todo un Mortífago, Harry no se sentiría abandonado. Tendría fuerzas para seguir luchando.

Se reprendió por este pensamiento, pues también estaban sus amigos. Tenía que aguantar por sus amigos, para poder verlos de nuevo, tenía que sobrevivir. Con esta idea en mente se levantó, y se dio cuenta de la presencia del adulto en la habitación.

Cuando el chico se levantó, Voldemort le dirigió la mirada, y entonces se dio cuenta. Harry Potter no era ya un adolescente. Acababa de notar el leve despliegue de magia que tenía lugar en los magos al llegar a los diecisiete años. Un fenómeno que indicaba que, por fin, podían hacer magia fuera de los terrenos de Hogwarts sin temer ningún tipo de represalia por parte del Ministerio.
Harry notó la mirada curiosa que le dirigía Voldemort y no pudo contener una pregunta mordaz.

-¿Qué? -dijo mientras se miraba de arriba abajo como lo estaba haciendo Voldemort, en busca de algo que le diese una pista sobre la actitud del mayor.

-Feliz cumpleaños Potter -dijo entonces Voldemort con su habitual tono sarcástico.

Harry iba a gritarle que dejase de hablarle de ese modo, cuando cayó en la cuenta de lo que le había dicho. Ese día era su cumpleaños. El primer cumpleaños en el que podría hacer magia. El único de todos los que habían pasado que realmente quería "celebrar" en casa de los Dursley antes de hacerlo con sus amigos. Un quejido tenue abandonó sus labios al darse cuenta de que tendría que pasar su decimoséptimo cumpleaños como prisionero del Lord.

¡Cuánto deseaba ver a sus amigos! Ron, Hermione, Lupin... Ginny... los ojos se le nublaron al comprender de golpe que no volvería a verla, que no volvería a ver a ninguno de ellos. Y esta vez no reprimió su dolor. Mientras las saladas lágrimas abandonaban sus ojos deslizándose por sus pálidas mejillas, que poco a poco se iban sonrojando, miró con desprecio al ser que había arruinado su vida. Y este sólo sonrió, rompiendo el silencio establecido con una orden seca:

-Te quiero en el salón de reuniones en menos de quince minutos.

Y acto seguido Voldemort abandonó la habitación. Dejando en ella a un desolado chico que no era capaz de hacer otra cosa que llorar desconsoladamente. Harry se tiró a la cama de golpe, e inmediatamente después deseó no haberlo hecho al notar dolor en su espalda. Pero duró poco; pues el dolor de su alma era mucho mayor.

No supo qué hora era cuando al fin dejó de llorar y pudo hacer que su cuerpo dejase de temblar, que los sollozos dejasen de estremecerlo. Que las lágrimas no corriesen más por sus ya irritadas mejillas.
Se puso lentamente en pie y se colocó frente al espejo. Observó su demacrado rostro y, en ese momento, sólo deseó un baño.

Secuestrado [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora