Capítulo 2: Noche de Tormenta.

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¡Hola de nuevo! Actualizaré seguido porque, además de que los capítulos son cortos, sino me olvido y no quiero quedar en deuda con nadie jaja.

NOTA: Para ubicarnos un poco temporalmente en el fic, Saruhiko y Misaki tendrían aquí 16 años... por ahora. Bueno, sin decir más... ¡Disfruten!

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Al llegar a Scepter 4, el rey Munakata Reisi se extrañó un poco al encontrar a Fushimi acompañado, aunque él le había aclarado que había posibilidad de que Yata ingresara también. Fueron bien recibidos, lo primero que les dieron fueron los uniformes para tenerlos antes de la "Ceremonia de Ingreso", era donde los aceptarían para formar parte del sector azul jurando lealtad.

Fue difícil conseguir un uniforme para Yata ya que nunca habían tenido a un miembro tan pequeño en estatura, y no era para que se ofendiera, es que realmente los clansmen de Scepter 4 eran altísimos.

Fushimi se notaba relajado en el medio de la ceremonia, mientras que Yata estaba bastante alterado, muy nervioso. Todos los demás los estaban mirando, claro que les extrañaba ver a unos chicos tan jóvenes ingresando y que su capitán los haya aceptado, aún sabiendo que habían sido miembros de HOMRA. Pero bueno, "Si el capitán piensa que está bien, entonces no hay de qué preocuparse", así pensaban todos los clansmen azules.

Munakata primero llamó a Fushimi, éste se arrodilló frente al superior mientras escuchaba sus palabaras:

"Para que el cielo y la tierra se vuelvan serenos, el intenso latido del corazón protegido, el sonido emitido que permanece en el corazón... Para proteger definitivamente el orden, tú conviértete en un guardián azul"(*)

Dicho eso, decidió que el arma del menor sea un sable y le hizo jurar usarlo para el bien.

El Rey azul rápidamente notó el símbolo de HOMRA quemado, se notaba que había sido quemado por una mano debido a los rasguños. Y no, el símbolo no se desvanecería.

Ahora le tocaba el turno a Yata, que realmente estaba perdido. Escuchó como el rey le dijo exactamente las mismas palabras que a Fushimi, pero antes de asignarle el arma se detuvo. Se había quedado pensando, así que Yata lo miró y se dio cuenta que estaba mirando el símbolo de HOMRA. Resultaba ser el mismo que Fushimi, hasta se encontraba en el mismo lado, pero éste no estaba dañado.

-Creo que todo seguirá igual.- Dijo el superior otorgándole un sable al pelinaranja, como a Fushimi, haciendo que jure lealtad a él. Llevarían el mismo símbolo y el mismo arma.

Yata se dio cuenta en ese momento que Scepter 4 no se parecía en nada a HOMRA. Ni los clansmen, ni el ingreso, era un mundo completamente nuevo para él. Tenía suerte que por lo menos tenía a Fushimi de su lado, era de lo único que en ese momento le hacía feliz. Y también Fushimi estaba contento de que su amigo haya podido superar esa etapa que sabía que se le complicaría, al final del día todos salían ganando.

Como todas las habitaciones se compartían, les dieron una habitación para ellos dos.

-Hey Saru, yo voy abajo.- Dijo Yata abalanzándose sobre la parte de abajo de la cama marinera.

-Tsk, como quieras.- Fushimi dejó su gran bolso sobre la parte de arriba que le correspondía.

Desde ese día ya estaban viviendo en Scepter 4. Pero, ¿Qué sucedió con HOMRA? Cuando tuvieron que anunciarle a Mikoto su decisión no le pareció muy agradable, pero lo aceptó porque sabía que todavía eran chicos, que no sabían todavía realmente qué hacer con su vida. Era un alivio saber que no tendrían problema por parte de los rojos.

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Esa misma noche Yata se dirigía a dormir. Se quitó casi toda su ropa, menos la interior y caminó lentamente hacia la cama tocando todas las paredes porque la luz estaba apagada y no sabía todavía de dónde se encendía, pero no logró encontrar el botón. Apenas sintió el colchón de su cama, se acostó. Se abrigó con varias sábanas ya que hacía frío y para colmo llovía torrencialmente afuera. Tenían una ventana en la habitación, desde ahí se podía ver toda la entrada a Scepter 4, una muy bonita vista de día, pero en ese momento, cpn la lluvia, parecía ser una habitación en alguna película de terror. Nada de buena vista esa noche.

Fushimi no se encontraba en la habitación, quién sabe lo que estaba haciendo, cuando llegó tampoco sabía dónde se encontraba la luz. Era su primer día, todavía les faltaba mucho por recorrer. Quitó también su ropa, quedando igual que el pelinaranja, hasta recorrió también con sus manos la habitación en el medio de la oscuridad hasta llegar a la cama de abajo. Sí, encontró a Yata y con sus dedos lo llamó para que se despertara.

-¿Saru? Ve a dormir...

-Tsk, ¿puedo dormir contigo?

Yata abrió los ojos de golpe, y recordó que las noches lluviosas en las que estaba con Fushimi dormían juntos. Además de que era costumbre, Fushimi le tenía miedo a las tormentas un poco, y si tenía la posibilidad de dormir con Yata en esos momentos lo hacía sin dudar.

-Ahh... Ya ven.

El pelinaranja se corrió hacia el lado de la pared que estaba a su izquierda, para darle lugar a Fushimi que se acostó a su lado. Se estaban dando la espalda.

No había pasado mucho tiempo desde que se habían acostado, y el pelioscuro ya comenzaba a dar vueltas moviendo absolutamente todo. Se había girado para el lado donde Yata estaba, luego le dio un beso en su espalda. El pelinaranja reaccionó dándose la vuelta, no veía nada así que sólo sintió como su amigo le tomaba el rostro para besarlo y ambos se dejaron llevar. Yata terminó por darse vuelta hacia el lado de Fushimi, quien lo estaba abrazando para seguir besándolo más cómodamente. Sus lenguas se entrelazaban lentamente mientras ellos se acariciaban, apenas llegaban a rozar sus pechos. Jamás habían llegado más lejos porque tenían en mente que sólo eran mejores amigos. Simplemente lo hacían por dejarse llevar, y Yata suponía que a Fushimi eso lo ayudaba a mantener su mente en otra situación. En este caso, lo haría olvidar de la tormenta, es por eso que le seguía la corriente. Pero eso no quiere decir que el que siempre empezaba era Fushimi, aunque era el que más tendía a hacerlo.

Se separaron luego de estar unos segundos abrazados, otra vez dándose la espalda. Como si nada hubiera sucedido.

-Buenas noches.- Dijo el pelioscuro.

Yata pensó un rato con la mirada perdida en la oscuridad antes de responder.

-Buenas noches.- Se había quedado pensando si lo que hacían era correcto, parece que ya le estaba costando olvidarse de esas raras situaciones entre amistad y algo más.

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(*) Lo que dice Munakata es una parte de "Lost Small World", básicamente sucede la misma situación que en el fic y me era inevitable escribirlo.

Muy leve todo... Pero bueno recién empieza, denme tiempo e__e ¡Gracias por leer! Un comentario me haría muy feliz :D

[K Project] Con Espada en Mano [SaruMi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora