[K Project] Con Espada en Mano [SaruMi]

Capítulo 11: Demasiado Tarde.

¡Hallo! Tardé, lo sé. Y aproveché el pequeño tiempo que ahora tengo libre para subir esto. ¡Esta semana en la escuela me van a matar de estrés! Si les dicen que el último año de secundaria es el más fácil, lamento decirles que les mienten.

Espero poder seguir teniendo la posiiblidad de escribir el fic. Sólo digo que estaré un poco ocupada y que si me tardo en publicar, ya saben, me estoy asfixiando en evaluaciones ;) ¡Disfruten!

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Fushimi seguía inmóvil y agitado por la situación. ¿Cómo que su padre venía a buscarlo? Claro está que nunca quiso anunciarle su llegada a Scepter 4, porque no lo habría dejado quedarse allí. Decidió irse y pensó que jamás volvería a verlo, no le importaban las consecuencias de ello. Pero después de tantos años, que parece que lo estuvo buscando, llegó al establecimiento.

Luego de unos segundos el pelioscuro reaccionó.

-¿Cómo que viene a buscarme?- No entendía, al tener diecinueve años se supone que no está a cargo de él, su padre no tenía por qué irlo a buscar. Quizás sólo quería hablar, pero a Fushimi jamás se le pasaría eso por la cabeza.

-Está en mi oficina, necesito que tú también vengas.

Dudando un poco el pelioscuro asintió y siguió a su superior a donde en ese momento su padre se encontraba. Temblaba como gelatina, con sólo pensar en aquel hombre que le había dado el color amargo a su vida le daban escalofríos.

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Akiyama se encontraba acostado boca arriba en su cama, no podía dormir. Y no era culpa de su compañero porque él era un angelito caído del cielo cuando dormía. No podía cerrar los ojos, si lo hacía se le venían automáticamente los recuerdos de aquella noche que durmió con Fushimi, y lo fulminaba la mirada que Yata le había dado antes. ¿Qué era eso? Sentía culpa, de no haber podido decirle al pelinaranja lo que realmente debía escuchar: Que Fushimi lo quería más que a un amigo. Pero no, decidió guardar el secreto como así lo quería el pelioscuro. Sólo esperaba a que los dos mejores amigos estuvieran bien. Y el pensar en eso no lo dejaba dormir.

Dio vueltas varias veces en su cama pensando cómo resolver todo, sentía que todo lo que había hecho estaba mal. Quería remediarlo. No pudo más, se levantó para vestirse y luego, decidido, ir a buscar a Fushimi para hablar sobre el tema.

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Munakata y Fushimi entraron a la sala. Y allí estaba, parado frente al escritorio. Mostró una sonrisa con tono maléfico cuando vio a su hijo llegar. Éste tragó en seco, tratando de detener su cuerpo que temblaba. Tenía miedo, le tenía miedo. Y le costaba ocultarlo.

-¡Hola mooooono!, ¡Tanto tiempo!- Niki se acercó a Saruhiko intentando abrazarlo, pero éste lo empujo. No quería que se le acercase.

-Tsk, ¿qué haces tú aquí?- El pelioscuro trató de notarse lo más calmado posible.

-Vengo a buscarte, ¿Qué más? Me has abandonado hace ya varios años, y no te lo perdonaré fácilmente mocoso.- Su voz al principio parecía de broma, poco a poco se tornó seria.

-Ja.- Echó una pequeña carcajada Saruhiko. -No puedes hacer nada. Tengo diecinueve años, ya no estás más a cargo de mí.- Por fin dejó de temblar, muy seguro de que su respuesta era la correcta.

-El problema, Fushimi-kun, es esto.- Munakata se metió en la discución para mostrarle un papel, al parecer importante, al menor.

-Tsk, ¿Qué es esto?- Enfadado, se concentró a leer qué decía.