¡Hallo! Y sí, llegué tarde TT__TT Sucede que cuando me digno a sentarme a escribir me llaman para salir, y me negué al principio rotundamente porque realmente tenía ganas de escribir el capítulo, pero lamentablemente fui obligada a salir y hace una hora volví. ¿Recuerdan el capítulo anterior?, ¿Yata con la taza de café? Bueno, así estoy yo terminando de publicar esto. Pero es que no iba a poder dormir bien si no lo subía jajaja. ¡Disfruten!
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—¡Doumyouji sí que eres un idiota!— Con todas su fuerzas, Yata tomó al ojiverde de su traje azul. Casi lo levantaba. Y claro, ¿Quién no se enojaría en esa situación?
—Espera Yata-san… No entiendo qué pasó...— Intentaba zafarse del pelinaranja, pero éste lo tenía con mucha fuerza.
—¿No escuchaste nada de lo que dije verdad?— Fushimi, un poco alejado, muy calmado miraba como su amigo estaba a punto de convertirse en un asesino
—Tenía mis auriculares puestos, no escuchaba nada.
A Doumyouji le gustaba mucho la música, llevaba pequeños auriculares a todos lados pero eran tan pequeños que nadie los llegaba a notar. Y antes del derrumbe, los dos mejores amigos tampoco lo notaron. Fushimi tuvo que explicarle lo que sucedió entonces, ya era la cuarta o quinta vez que repetía lo del cartel que estaba al lado de la puerta de entrada. Y para que le prestara atención al pelioscuro, Yata tuvo que soltarlo.
—Y qué se le va a hacer...— Doumyouji se tiró al sofá que había caído con ellos, acostándose.
—¿Piensas dormir?— El pelinaranja seguía enfadado.
—¿Qué más podemos hacer?
En parte la idea del ojiverde era buena. Pero Fushimi temía que la teniente realmente no supiera a dónde le había señalado en un principio y si no se sabía siquiera en qué casa estaban sería un poco difícil encontrarlos, más aún sabiendo que se hayaban algo lejos del resto.
—Vayamos a buscar una salida.— Buscó respuesta el pelioscuro, ya dirigiéndose hacia alguna parte del gran sótano.
Era más bien un refugio escondido, porque era demasiado grande para ser un sótano. Hasta tenía pasillos, pero mientras más se alejaban de donde estaban, más la oscuridad atacaba.
—¡Saru no vayas!, ¡Espera!— Yata corrió hacia su amigo que se dirigía hacia el pasillo que se conectaba con el lugar donde estaban.
—¿Qué pretendes hacer?, ¿Quedarte con Doumyouji durmiendo? Paso…
—Pero espera, dame tu PDA que nos puede dar luz...— Dijo el pelinaranja acercando la mano al bolsillo de Fushimi.
—¿¡Qué haces!? Tienes tu reloj, ¿no? Úsalo…
—Pero no da tanta luz como tu PDA.
—Pídele al idiota de Doumyouji.— Claramente no quería que otros siquiera tocaran su PDA, y Yata no había ido a pedírselo porque quisiera ver lo que había en él, sólo lo hizo por instinto.
Pero terminaron usando el PDA de Doumyouji, y claramente no iban a dejar que se quedara durmiendo, sólo por el simple hecho de que si tenían que dar vueltas y no sabían bien el camino, tres cabezas piensan mejor que una. Además de que no podían dejarlo solo con las condiciones del lugar en el que estaban.
Comenzaron a caminar por el estrecho pasillo. Yata iba en el medio, sosteniendo el PDA de Doumyouji para iluminar. Al pelinaranja no le gustaba para nada la oscuridad, su mano desocupada temblaba del miedo. Fushimi se dio cuenta de aquello, así que decidió tomar su mano y seguir el rumbo, quizás lograba tranquilizarlo. Yata no reaccionó mal ante aquello, sólo iba dirigiendo la mirada desde su mano a la cara de Fushimi, una y otra vez, bajaba y subía la vista como si no entendiera de qué se trataba la situación. Mientras tanto el pelioscuro miraba hacia adelante, ni si quiera volteaba los ojos para ver a su amigo, tal vez porque se sentía avergonzado. Y Doumyouji, bueno, él intentaba entablar conversación con los otros dos pero con la situación en la que se encontraban lamentablemente ni eran capaces de escuchar sus palabras.
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[K Project] Con Espada en Mano [SaruMi]
Fanfiction¿Qué hubiera pasado si Misaki se unía a Scepter 4 con Saruhiko? Su amistad no tendría límites entonces. Habían llegado a superar el límite de la "mejor amistad" que tenían y ni si quiera estaban enterados, mientras sus sentimientos con el pasar de l...