Capítulo 12: Huir.

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¡Hallo! ¡Volví...! En forma de ficha. e__e Perdón por la tardanza, es que la escuela me estuvo intentando asesinar toda la semana. En fin, ¡Disfruten!

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Al final, después de un viaje en esos coches caros -realmente caros- Saruhiko llegó a su casa con Niki. Caminó muy lentamente hacia dentro, estaba muy dormido ya que eran aproximadamente las cuatro de la madrugada.

"Qué fastidio..." pensaba el pelioscuro, que estaba completamente dolido.

Reconoció su hogar, o lo que alguna vez fue su hogar. Aunque nunca lo tuvo en cuenta así, si era por él, estaría en la calle antes que andar en el mismo techo que su padre. Seguía siendo algo así como una mansión, era realmente gigante y con muchas habitaciones. A estas alturas llegaba a serle molesto por el simple hecho de que estuvo compartiendo un bastante pequeño cuarto con su amigo. Y para que vivan dos personas -ya que su madre prácticamente era ausente- era demasiado grande.


Apenas llegó a darle un vistazo al lugar. Niki cerró el gran portón con llave y comenzó a reír.

—Jajaja, ¿Qué te parece volver?— Sabía perfectamente cómo sería la respuesta de su hijo.

—Es horrible.— Dijo Saruhiko dirigiéndole la vista a su padre.

—Oww, ¿Es porque extrañas a tu amigo?, ¿Estás preocupado por él? ¡Ja! No te preocupes, de seguro ya se está juntando con otro.


Aquellas palabras le llegaron a lo más profundo del corazón. Lo primero que se le vino a la mente fue Doumyouji, aquel beso que ni quería recordar por parte de éste a su mejor amigo.

—¡Cállate!— Alzó la voz, un poco perdida por el cansancio. Se acercó a Niki para intentar atacarlo, amenazarlo y que lo dejara en paz. Recién empezaba con las bromas, pero quería detenerlo antes de que comenzara a empeorar.

—¡Jajaja!— El mayor reía a carcajadas. Sin utilizar mucha fuerza fue capaz de con un golpe tirar a Saruhiko al suelo. —¿Lo olvidaste? Soy tu padre, no puedes andar intentando atacarme jovencito.


Como un completo psicópata miraba a su hijo algo molesto por la caída. Saruhiko se levantó, respiró profundamente y se dirigió con su maleta a donde recordaba que quedaba su habitación. Pretendía dormir placenteramente allí después de una larga noche de peleas y torturas.

Cerró la puerta del cuarto con llave, realmente no quería escuchar más las palabras idiotas de lo que era su padre lamentablemente. Suspiró con alivio y luego se preparó para quitar algunas cosas de la valija. Hacía frío, así que mantuvo las ventanas de la habitación cerradas. Ni se gastó en encender la luz para ver qué sacaba del bolso, porque sólo buscaba una cosa.

En la oscuridad, algo blanco resaltaba ente todo el equipaje. Quizás porque era una de las pocas cosas o lo único de ese color. Era la remera de Yata que él se había llevado. La tomó con ambas manos, feliz por encontrarla y a la vez angustiado por no tener a su amigo a su lado. Amigo era una palabra chica a esas alturas, pero no eran nada más, ni aunque él quisiera. Se desplomó en su cama casi muerto por el cansancio. Abrazando la remera, y hundiendo su rostro en ella, se permitió dormir pacíficamente aunque sea un par de horas.


++++

Al la mañana siguiente, ya casi medio día, Yata ni se acercó al comedor a desayunar por varios motivos: 1.No tenía hambre, 2.Hacía demasiado frío hasta para salir de la habitación, y 3.No quería ir sin estar con Fushimi. Podría morir de hambre y ni cuenta se daría. Estaba concentrado escribiendo un informe con miles de cobijas sobre él. Tiritaba un poco, realmente sufría en los días de invierno.

[K Project] Con Espada en Mano [SaruMi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora