Extra: Inicio | Mark Harvet - 01

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M A R K   H A R V E T

Traje oscuro, corbata negra, prístina camisa blanca y cuarenta minutos exactos para empezar la jornada laboral.

Aunque es mi segundo año consecutivo impartiendo clases en la universidad de Wens Ildet, es mi primer año como profesor titular, y pensaría que esa es precisamente la razón por la que mi padre me llama por el móvil, insistentemente, pero no es así.
Sé de qué va.

La culpa por ignorar una llamada, que podría ser importante, me obliga a responderle.

—Hola, papá.

—Hijo, ¿todo bien? Llevo minutos llamándote.

—Sí. Todo bien.

Lo escucho suspirar y pregunta: —¿Entonces, Mark? ¿Confirmo a mi amigo tu cita con su hija esta noche?

¡Bingo! Me lo imaginaba.

—Discúlpame con tu amigo y su hija, pero, como te dije antes y te lo repito ahora, no puedo, no tengo tiempo —él suspira, claramente enojado e intentando mejorar, dentro de lo que cabe, nuestra conversación, añado—: Hoy tengo clases en la mañana y en la tarde he quedado con Steven.

—Por favor, Mark —refunfuña—, tu y yo sabemos lo organizado que eres, y si lo quisieras, sacarías el tiempo, hasta para que te sobre.

En eso tiene razón.

—Exactamente, papá. Si quisiera..., pero ya te lo dije, no estoy interesado.

—¿Por qué no? —su tono ha cambiado, es incluso más severo ahora—, Rebecca, es una muchacha encantadora, recién egresada de la escuela de medicina, de buena familia, su padre es de mis mejores amigos, es evidente que está interesada en ti y a tu madre le agrada. ¿Cuál es el problema?

¿Qué cuál es el problema?
Quizá lo mucho que me molesta que él intente decidir por mí, en lo que respecta a situaciones amorosas. Por Dios, no soy un crío.
O porque, para ser honesto, ahora no tengo interés de enfocar mi vida en una relación. Pese a que hace poco he culminado con mi doctorado, tengo cinco materias que llevar, tutorados de tesis, ¿de dónde sacaría tiempo suficiente para eso?

—Padre, debo colgar. Cuando veas a mamá, dile que le envío saludos.

Porque si de algo estoy seguro, es que Eleanor Harvet no es parte de esta conversación, aunque ella también menciona lo mucho que desea que mi hermano y yo encontremos el amor, al contrario de papá, no se involucra en nuestros tiempos o decisiones.

—Al menos dime que lo pensarás —pide, suavizando su tono—, sé que tu última relación, con esta muchacha, ¿Mishell?, fue un desastre ya han pasado varios años y con Steven perdí las esperanzas, pero no quiero pensar que tú también te cerraste las posibilidades en el amor, de tener una familia o peor aún, que te olvidaste de cómo ligar. ¿Ligar es que dicen los jóvenes de hoy en día?

Me rio. Al menos intenta lidiar con su carácter fuerte y mandón, que, a decir verdad, no es muy diferente al mío.

—Lo pensaré —accedo—. Pero en todo caso..., las cosas se harán a mi manera, ¿de acuerdo? Empezando porque seré yo el que le pida a Rebecca salir, no tú o tu amigo.

—Está bien —habla orgulloso, seguramente, porque, después de mucho tiempo logró salirse con la suya—. Que te vaya bien en tu primer día de clases, hijo.

Terminando la llamada me despido de él. Antes de salir del departamento, voy hasta la pequeña mesa del centro de sala y tomo las llaves del coche. Me alegra, que, pese a la charla de varios minutos con mi padre, el tiempo sigue estando a favor ante el habitual tráfico de la ciudad.

¿En clases no? - BORRADOR 2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora