Las dos siguientes semanas de recuperación fueron mejor de lo que esperaba, los estudios que Andrés me realizó arrojaron resultados favorables y estaba feliz por ello. Podía dejar atrás el cabestrillo y retomar mi vida, incluso las clases en la universidad. Afortunadamente, las autoridades aceptaron mi justificación de ausencia, pese a que ellos habían retomado el semestre una semana atrás.
—Aún es temprano, no ha llegado nadie —informa Mark observando el salón que está vacío. Nos quedamos afuera del curso, estoy agradecida por su compañía—, es imposible no recordar ese primer día de clases donde todo empezó.
—¿Solo le entregamos la hoja? —pregunto dejándome llevar también por el sentimiento de familiaridad—. Lo recuerdo como si fuese ayer.
— ¿Algo más que le gustaría entregar, señorita Lombardo?
—Sí, profesor Harvet, hay mucho más que deseo entregarle.
—¿Si? —murmura en tono sensual.
—Si —río, abrazándome a él, sin embargo, nuestra cercanía dura una milésima de segundos. Escuchar detrás de mí a alguien aclarar su garganta con exageración, me obliga a alejarme de Mark.
— Buenos días —mal humorado habla el anciano frente a nosotros—, ¿Son alumnos de mi clase?
—Buenos días. La señorita es alumna de esta clase —responde Mark.
—Hola —sonrío incomoda al ver su actitud amarga.
— Tales espectáculos no están permitidos en mi clase —dice en tono gruñón y entra al curso.
¿Espectáculos? Solo nos estábamos abrazando, me encojo de hombros al ver el rostro lleno de diversión de Mark.
—Eso, diviértete —digo entre risas—, como soy yo la que tiene que soportarlo en la clase.
—Ya se le pasará —rodea sus manos en mi cintura—, Tu última clase es a la una, ¿no? —asiento—, A esa hora paso por ti.
—Está bien. Ten un buen día —digo. Una de sus manos van hacia mi cabeza y la sostiene mientras me da un corto beso—, te amo.
—Yo más —replica, volviendo a besarme, sin embargo, al ver el reflejo de una chica acercándose y entrando al curso me alejo de Mark, quien sonríe divertido depositando un beso en mi frente antes de marcharse.
Inhalo un par de veces preparándome para entrar al curso.
— Buenos días, permiso —saludo, dirigiéndome al asiento cerca de la pared, detrás de la chica rubia que ha entrado primero que yo. El profesor me mira mal humorado.
— ¿Eres nueva en la universidad? —Mi compañera se gira para hablarme—, jamás te había visto.
— Sí —respondo amable—, me llamo Rachel, mucho gusto.
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¿En clases no? - BORRADOR 2016
RomanceTras su ruptura amorosa, Rachel Lombardo se verá involucrada en rumores que la llevarán a conocer a Mark Harvet, un hombre inteligente y encantador. ¿El único problema? Es su profesor. Mark tiene códigos, aquellos que han regido su profesión, pero t...