28. Candente hoguera🔞

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Juntos ardemos como la más alta y candente hoguera

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Juntos ardemos como la más alta y candente hoguera.

La tarde es testigo de cómo nuestra unión es capaz de desaparecer los reproches, la desconfianza y el dolor. Nos amamos al son del calor de su promesa.

«Te follaré»

Mark se encuentra de rodillas sobre la cama, entre mis piernas. Jadeo empapándome por completo al sentir su miembro frotarse por la caliente carne de mi sexo. Su hombría crece y se humedece cada vez más con mis flujos.

—Por favor —gimo mientras empuño mis manos entre las sábanas.

La necesidad y el placer por él se elevan tanto que me aturde.

—Pídeme lo que necesitas, cariño —habla con la voz grave, provocada por la excitación. Vuelve a frotarse en mi sexo, la sensación de sus venas repasando mi clítoris me estremecen.

Se inclina hacia a mí, apoya una de sus manos al costado de mi cuerpo, acercándose, busco su boca y él me recibe, dando besos y pequeños mordiscos a mis labios.

—A ti, Mark, te necesito a ti —respondo sin inhibiciones.

Aun devorándome los labios, toma una de mis manos y la lleva a su dura carne.

—Durante estos meses he deseado volver a tenerte, y hoy... Hoy mi cuerpo no solo se conforma con desearte, quiere sentirte, Rachel, porque tú necesidad también es la mía —comenta e inmediatamente bombeo su grosor de arriba hacia bajo, Mark se tensa, soltando un sonido gutural—. Sí cariño, siente la manera en la que me pones.

Respira con pesadez y disfruto verlo gozar, con mi mano envolviéndolo. Sin embargo, aquel deleite termina de repente. Se aleja, acomodándose nuevamente entre mis piernas de rodillas sobre la cama, me pierdo en la intensidad de sus ojos sobre los míos.

Toma mi mano y esta vez la lleva a mi humedad, dándome una clara invitación de acariciarme mientras él juega con los pliegues de mi sexo, paseando su polla de arriba hacia abajo sin meterla.

Mis dedos buscan las laderas de mi sexo y un frenesí se apodera de mi sensible entrepierna, realizo círculos sobre el, me retuerzo sintiendo como el calor dentro de mi cuerpo se convierte en fuego, fuego que se aviva al ver a Mark abandonar mi humedad y empieza a tocarse. Hace que el cuerpo me vibre, lo reclame. Respiro sus jadeos, disfruto verlo y muevo con más rapidez mis dedos.

—Eso es, amor —murmura estirando su brazo a un costado de la cama, donde está el envoltorio plateado que no tarda en ser abierto, lo desliza sobre su excitación. Gimo al ver cómo acerca la punta de su miembro en mi entrada y empuja con afán, hundiéndose por completo en mi interior. Me embiste sin piedad, grito de placer al sentirlo tan dentro, llenándome, me masturbo con ganas—. Deja que tu cuerpo hable de lo mucho que disfruta sentirte y sentirme.

¿En clases no? - BORRADOR 2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora