39. Tan justo a mi vida

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***«Muchas cosas que contar» No son aquellas cuatro palabras las que me roban el aliento, es la actitud nerviosa de Mark, la palidez y tensión en su rostro, son los diferentes escenarios que se me pasan por la cabeza; En los que muchos de ellos es...

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«Muchas cosas que contar» No son aquellas cuatro palabras las que me roban el aliento, es la actitud nerviosa de Mark, la palidez y tensión en su rostro, son los diferentes escenarios que se me pasan por la cabeza; En los que muchos de ellos están involucrados Mishell y Jackson. ¿Pero era posible? ¿Aún estando en la cárcel? Confiaba en Steven y en lo bien que estaba llevando el proceso penal, pero tales pensamientos no dejan de atemorizarme.

—Amor, ¿qué sucede? —la aprensión y preocupación se apoderan de mí.

—Rachel, sé que hemos creado tantos planes para nuestro futuro, también soy consciente de que algunos de esos planes se destruyeron en el camino y otros hoy parecen no pertenecernos —comenta y estoy desconcertada. Trago intentando desaparecer el nudo que se forma en mi garganta. No hay bromas, palabras cargadas de diversión o algo por el estilo... Habla en serio, completamente en serio—. Al menos para mí, ya no parecen encajar del todo y es de eso de lo que te quiero hablar, pero no aquí.

—No lo entiendo, Mark. ¿Tú quieres terminar con nuestros planes? —deduzco fijando mis ojos en los de él—, ¿algo malo ha pasado? ¿Se trata de Jackson y Mishell?

—No, Rachel. Esto se trata de nosotros, pero preferiría que lo hablemos en casa, ¿de acuerdo? —se le escapa un suspiro. Lo observo extrañada, no soy capaz de descifrar su mirada; Parece emocionado y temeroso al mismo tiempo. Mark enciende el coche, no comento nada. Ni siquiera sé qué decir. «Planes que teníamos que ya no encajan con él» Repito en mi cabeza.

Silencio.
Un silencio incómodo es la descripción perfecta del camino que nos dirige hacia el departamento, tras media hora después mi estado de ánimo confuso y sentimental termina de elevarse cuando Mark posa su mano encima de la mía, que está apoyada en mi muslo.
«Todo está bien» Asegura, aún con la mirada hacia al frente.

—¿Lo está, Mark? —Cuestiono un tanto incrédula, finalmente me mira.

—Siempre que se trate de nosotros estará bien, amor —menciona volviendo su atención en la carretera un momento, desviándose hacía la siguiente calle, pasando por la zona residencial que alarga el camino hasta su departamento. Al sentirlo estrechar mi mano, no presto demasiada atención a su afán por retrasar nuestra llegada; Su acción dulce es todo lo que necesito, me da la seguridad que por segundos desapareció en mí. Lo que dice tiene sentido; Es sobre él y yo, no hay motivos para temer de una conversación que se trate de «nosotros»—, lamento si mis confesiones a medias y pausadas de hoy te han hecho pensar lo contrario. Es solo que, lo que te quería decir es...

—Está bien —lo interrumpo—, no voy a negar que he estado un poco curiosa y paranoica por saber lo que tienes que decir, pero puedo esperar hasta llegar a casa.

—Estamos en casa —suelta, estacionándose con la misma calma con la que habla, a un lado de la calle. Siento como su piel sobre el torso de mi mano se helada—, Rachel, no quiero terminar con nuestros planes, deseo ponerles fecha. Si tú estás de acuerdo, por supuesto.

¿En clases no? - BORRADOR 2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora