1. Su rostro

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Rachel Lombardo:

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Rachel Lombardo:

Sus manos recorren cada curva de mi piel. Me besa y por un instante me abandono en él, en su boca que con vehemencia reclama la mía. Poco a poco, el inocente beso que empezó como un gesto simple de despedida, antes de bajarme del coche e ir a mi clase, se vuelve más profundo e íntimo.

—Jack, debo irme, es tarde —hablo nerviosa al sentirlo perder el control, él acaricia uno de mis muslos, lo aprieta con fuerza, mientras jadea en mi boca. Por Dios... Estamos en el estacionamiento de la universidad—. Jack, para. Alguien puede vernos.

—No asistas. Vamos a mi casa —pide.

Es el primer día de clases, no puedo faltar —termino por colocar mi mano en su pecho, alejándolo.

—Rach, maldita sea —gruñe.

En su tono de voz noto que está tan molesto como excitado, lo veo reacomodarse en su asiento, llevarse las manos al cabello y halar de este, respira un par de veces antes de fijar su mirada llena de frustración en mí.

     ¿De verdad no te importa cursar esa materia sin mí?, qué egoísta eres —rebosando todo límite de cinismo e hipocresía, trae de vuelta el tema por el que hemos discutido las últimas semanas.

—¿Egoísta? Jackson, no es mi culpa que desaparecieras el día de las inscripciones y olvidaras matricularte en el curso principal. Tampoco es mi culpa que ahora tengas que ver un curso intensivo asignado por la universidad.

—Se trata de eso, ¿no? —con un tono más severo que el anterior, expresa su enojo—, tu venganza porque me fui un día —hace énfasis en las dos últimas palabras—, fuera de la ciudad, porque necesitaba estar solo, descansar de las jodidas exigencias de mi padre y la estúpida universidad.

—¿Venganza? ¿Pero de qué me estás hablando? ¡Entendí tus razones! —Le recuerdo—. Ahora tú entiende las mías del por qué no puedo anular mi cupo para ir a un curso intensivo contigo. Afectará mis demás materias, lo sabes.

—¿Y cómo se supone que pasaré cálculo integral si estamos en cursos diferentes? —su reproche lleno de descaro hace que mi boca se abra.

Lo comprendo; qué estúpida he sido. Su insistencia porque me cambie al curso alternativo con él, no se trata de una petición amorosa, mucho menos romántica, como lo hizo creer días atrás. No me va a extrañar a mí, extrañará la facilidad con la que, como los semestres anteriores, ha pasado sus materias sin tomar un solo apunte.

—Estudiando —hablo molesta, Jackson junta sus cejas, mirándome como si estuviese diciendo una locura.

—¿Qué dices, Rachel? Sabes que los entrenamientos con el equipo de lacrosse ni siquiera me dan tiempo de estudiar.

—De acuerdo, Jackson —mi respuesta le toma por sorpresa—, anularé el cupo que logré conseguir después de una lucha de dos horas con la ineficiente página de la universidad —hago una pausa, tomando el aire necesario que me ayude a continuar hablando de forma pacífica—, me inscribiré en el curso intensivo que no me permitirá ver las materias completas y nos atrasaremos un semestre. ¿Eso es lo que quieres oír? ¿Es lo que me estás pidiendo?

¿En clases no? - BORRADOR 2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora