Capitulo XII: El capricho

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Darren:

Me jaló fuera de escena y el idiota de mi hermano se plantó frente a mi amenazante e imponente como siempre. O bueno eso intento parecer, porque yo le tenía demasiado rencor como para que me intimidase.

-No estás pensando en eso. - probablemente hubiera sido más normal que me lo hubiera preguntado pero sonó como una orden.

Cómo siempre. Pero él era un raro de mierda así que no le tome demasiada importancia.

-¿Y si es así? -reté.

-Ni lo sueñes -fruncío el ceño.

Ah, ¡así que lo había logrado! ¡Le molestaba claramente!

Bueno, le vendrían bien un poco de emociones a una piedra como él. Y si esas emociones eran negativas, mejor.

Lo pensé como una idea muy repentina y espontánea, esa chica de seguro era tonta para creer que eso de sentarse juntos o juguetear era "normal". Por supuesto que no, no lo era.

Prácticamente la acababa de reclamar como mía. Y lo más extraño es que no había protestado,tal vez la había subestimado, tal vez realmente era una de más de "esas" chicas con las que solía estar. Aunque debía admitir que me sorprendió un poco que no hubiera sucedido nada entre nosotros.
Tal vez era demasiado inocente , tal vez soñaba con un hombre de ensueño, uno que fuera perfecto o algo así. No soy ni planeaba convertirme en eso, pero solo tal vez valía la pena fingir que sí, después de todo le había hablado acerca de Lynheé y si era lo bastante inteligente como para saberlo podría estar en problemas.

-Si lo digo muy en serio. ¿Por qué no puedo tenerla?

-¿Por qué no puedes tenerla? -dijo cargado de sarcasmo y lo odie- ¿Por qué podrías?

Debía pensar en una excusa, no podía decirle de Lynheé, pero tampoco podía rebatirle nada sin un una buena excusa. ¿Pero que era mejor que eso? Aunque intentara engañarle,sería en vano, era demasiado astuto como para no notarlo.

Solo tenía una debilidad. Las emociones. Cómo era una maldita clase de piedra sin ellas. Decidí recurrir a la única clase de mentira que no podría distinguir. No era tan difícil para creer en su turbia mente que yo era "débil" después de todo y aunque detestaba ese hecho, siempre me había tratado así.

-Mira, hermano - odie usar esa palabra pero él se vio ligeramente extrañado así que pude ver qué funcionaba- No sé si es algo muy repentino o efímero, pero ella me gusta.

-¡Ja! ¡Claro! - me miro incrédulo- Ahora resulta que uno de tus "juegos" te gusta - frunció aún más el ceño y cruzo los brazos- no me hagas reír.

-No bromeo -dije tan sincero como pude sonar - quiero que ella sea la ofrenda anual de "paz".

-No puedo creer que digas esto después de lo que pasó la última vez -bramo- pero veo que eres más estúpido de lo que creí.

Que dijera eso me hizo hervir la sangre, pero usé todas mis fuerzas para controlarme o toda mi mentira se iría abajo. Yo me mantuve impasible y mostrándome más determinado aún. Si yo quería algo, no renunciaría a eso tan fácilmente,y eso lo sabía perfectamente él.

Suspiro hastiado.

-Bien, veremos que ocurre acerca de esto, pero si sus padres rechazan la oferta no te ayudaré a lograrlo.

-Gracias hermano - me esforcé en que sonará sincero y eso me dolió en mi orgullo.

-No me agradezcas, esto es una perdida de tiempo, te aburrirás de ella en un par de meses, como con todas las demás.

Enamorada del villano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora