Capitulo XV: La celebración 1/2

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Se cómo el girasol Laila... sé cómo el girasol.

No veas solo lo malo.

Deja que las sombras estén atrás, no dejes que ellas te consuman...

Ja... Sonaba tan fácil.

Pero la flor de mi habitación estaba tan sola y pútrida como yo por dentro.

Cuando más cerca creí estar de la felicidad resultó esfumarse.

Vamos Laila... sé cómo el girasol.

¿Porqué diantres me importaba tanto esa flor? ¿Porqué? ¿Porqué....no podía ser como ella?

¡¿Por qué?!

Un grito rasgado salió de mi garganta, el llanto otra vez se estaba adueñando de mí.

Odiaba esa clase de vida, odiaba que cada arcoiris en mi vida resultará ser un maldito espejismo.

Dolía y mucho, no solo por dentro, también por fuera, de eso se encargaba él.

Me hice un ovillo adolorido y patético en una esquina de la habitación. Otra vez se oían esos pasos, tan cerca pero tan lejos de mi...

El corazón comenzó a latirme con tal fuerza que dolía más si era siquiera posible.

Apretujé con fuerza mis piernas pegándome cada vez más a la pared. Sintiendo el frío pero sabiendo que eso no iba a doler ni la mitad de lo que él iba a hacerme.

Temiendo y arrepintiéndome de haber reclamado. Odiándome por arrepentirme. Tapándome la boca como si eso pudiera remediar mi error.

Y entonces entró él.

Se acercó a mi con esa sonrisa retorcida; quería luchar, pero sabía que era inútil, dolía demasiado como para siquiera moverme.

Entonces dijo unas palabras que helaron sangre en vez de alegrarme:

- Feliz cumpleaños, error.

***

Me desperté con el sudor escurriendo por mi frente , en seguida revise algún rastro de herida en mi cuerpo pero nada. Aún así temblaba, no solo de frío, también de miedo.

Cómo deseaba olvidarme de él...

Pero solo había sido una pesadilla, debía superarlo...debía ser como la flor.

Si... La flor...

La flor...

Respiré hondo y decidí que lo mejor sería lavarme la cara antes de volver a acostarme.

Salí de las sábanas de mi cómoda cama y busqué a tientas el baño interior de la habitación. Al final la noche anterior no había salido tan mal como esperaba, Darren era todo un caballero aunque no lo aparentara, nos habíamos quedado en un hotel con camas separadas, y por más que bromeó y coqueteó un par de veces, al final no hizo ni el más mínimo intento de colarse a mi cama.

Lo sé, algo extraño, pero al menos me daba cuenta de que se podía confiar en él. Cuando llegué al lavabo y me enjuague la cara con el agua tibia, alcancé a oír un quejido de la habitación, probablemente era Darren.

Sin embargo no le di importancia y seguí enjuagándome, la verdad, me hubiera bañado y todo, pero siendo completamente honesta, me daba pereza y además estaba segura que no podría volver a dormir.

Tomé la toalla entre manos y estuve a punto de salir de el baño si no fuera porqué oí unos susurros del otro lado de la habitación seguido de un chirrido de la cama.

-¿Porqué carajos me llamas a esta hora? - alcancé a oír que refunfuñaba Darren.

- Son las 7 am, espabila de una vez por todas - zanjó otra voz en respuesta.

Enamorada del villano ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora