Enamorada del villano ©

Capitulo XIII: El pueblo

Cuando llegué al pueblo sinceramente no sabía que iba a decirle a Evelyn, no era como si hubiera recibido una invitación para ese día específico, pero ya no había vuelta atrás, me había guiado por mi memoria que , por primera vez desde mi llegada decidió no fallar y había llegado exitosamente a su puerta.

Toqué, pero no pasó nada.

Espere unos minutos y volví a hacerlo.

Seguía sin pasar nada.

Esperé y volví a hacerlo, pero la respuesta siguió sin llegar. Empecé a cuestionarme si debería haber ido por un principio.

No era de buena educación hacer ese tipo de visitas sin avisar, y pensándolo mejor incluso era peor viniendo de una princesa, sería tanto como abusar de mi posición... ¿No?

Otra vez las dudas y un repentino miedo empezó a inundar mi mente.

Empecé a transpirar, empecé a imaginar cada mala reacción por parte de Evelyn.... Sabía que no iba con su manera de ser, pero había sido rechazada tantas veces que era extraño que alguien me aceptase, irreal.

Las voces de los demás empezaron a sonar muy fuerte,y quise cubrirme los oídos pero... Me vería rara ¿ no?

Seguro todos sabían que yo...

Quise retirarme, quise huir, quise...

Alguien me tocó el hombro sacándome de el trance de nerviosismo en el que había entrado otra vez.

-¿Te encuentras bien?

Era una voz conocida y suave pero a la vez preocupada.
Me volteé e intenté no verme nerviosa, pero claramente fallé.

Inclinó la cabeza con duda.

-Sí.... Estoy bien - dije y esbozé una sonrisa afable.

-No parece -sostuvo uno de mis hombros y me dejé guiar hasta una jardinera que estaba por ahí cerca.

Nos sentamos.

Me empecé a sentir mareada y la visión cada vez se me hacía más nublada.

Pero si me sentía tan bien en la mañana.
¿Por qué de repente...?

Otra vez me sacó del trance esa voz.

- Te ves pálida, ¿Desayunaste esta mañana?

...

No lo había hecho. Creí que no me podría mal, pero había olvidado el cuerpo débil que ahora tenía.

Me temblaban las piernas. Había sido tan inconsciente, tan despistada que me molestaba.

-No, no lo hice -susurré avergonzada.

-Dios... espérame aquí un mome..- mis manos se movieron solas y no pudo completar la frase.

Me agarré de su camisa cuando estaba a punto de irse.

-¿Zaya?

-¿No me odias...? -titubeé y de pronto todo a mi alrededor se torno oscuro.

-¿Por... qué lo haría?- expresó con confusión.

-Por ser yo... - una lágrima escurrió por mis párpados y no pude decir más - tan torpe , estúpida, débil...llorona - solté su camisa y limpie la lágrima que ya había caído, pero después de eso cayeron dos más - yo no quiero...pero no puedo evitar odiarme.

***

"-¡Aléjate de mí! ¡Me das asco!"

"-Pero... hermanita"