Esperanza y Desolación.

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La noticia de la profecía de Ackley quedó en secreto entre los Emperadores y sin saberlo,  también Bhesh, el resto tan solo se alegró de que Ackley estuviera despierto después de 6 días de incertidumbre.

Tal fue la alegría que ni siquiera cuestionaron la razón por la que, desde su despertar, los ojos de Ackley eran de un tono plateado, brillante, como la luna misma, su comportamiento tampoco era el mismo.

Si bien, Ackley nunca había sido un niño enérgico, su pasividad había ahora llegado a niveles preocupantes para quienes lo observaban, Bhesh principalmente, había notado que Ackley parecía ausente, pensativo y no había vuelto a sonreír, su expresión era perpetuamente serena.

-Ley.- lo llamó Bhesh pasados unos cuatro meses del incidente.

Ackley permanecía en la biblioteca sentado en la ventana mirando a la nada. A raíz del susto, Lexi y Hen habían prohibido a Ackley salir del Palacio sin supervisión adulta.

Al ver que su amigo no le respondía, Bhesh se acercó y lo intentó de nuevo, pero ahora palpando su hombro levemente.

-¿Ley?- lo llamó de nuevo, en esta ocasión, el chico salió de su trance y lo miró con ojos vacíos.

-Bhesher- su voz seguía siendo la misma, pero por alguna razón, a Bhesh le parecía que algo faltaba, y esa sensación le entristecía.

-¿Cómo te sientes?- preguntó el rubio.

Ackley quedó pensativo un momento.

-Me siento... bien.- aseguró Ackley, pero había cierta duda en su voz, Bhesh lo miró con ligera sospecha.

-Ley, ¿qué recuerdas?- cuestionó Bhesh.

Ackley de nuevo quedó pensativo.

-Nada.-  se limitó a decir el niño.

Era evidente que recordaba algo, mas no estaba dispuesto a hablar.

Bhesh asintió, Ley no hablaría con él, no ahora, el rubio salió de la biblioteca con un suspiro dejando al menor de los trillizos de nuevo absorto en sus pensamientos.

Tan pronto salió, una voz ronca lo asaltó.

-¿Tampoco te dice nada a ti, eh?- Aden lo esperaba recargado en la pared fuera de la biblioteca con los brazos cruzados sobre el pecho, Bhesh saltó del susto repentino y miró con reproche al mayor de los Príncipes, a Aden no parecía importarle, sus felinos ojos dorados esperaban con desdén la respuesta del rubio.

-No, no quiere hablar del asunto.- afirmó Bhesh antipático.

-¿Qué sabes?- preguntó Aden, Bhesh frunció el ceño.

-¿Qué sé de qué?-

Aden puso los ojos en blanco.

-Bhesher, no soy estúpido, Ackley se desmayó viendo la luna y despertó casualmente sin ayuda de un doctor o alguna medicina, mamá ahora tiene libros de magia en su tocador, él actúa más raro que de costumbre y tú lo sigues como perro faldero todos los días aún sin que se dé cuenta, ¿qué sabes?- dijo Aden con fastidio.

Bhesh suspiró, era cierto, Aden podía ser un matón, pero era sumamente inteligente, e insistente, no podía ocultarle nada, mucho menos si ya lo había notado, hacerlo solo resultaría en enfrentarse al alto pelirrojo en un agresivo mano a mano.

-Una bruja- dijo Bhesh.

-Las brujas no existen, déjate de juegos Bhesher-

-Bueno,  bruja o no, los Emperadores llevaron a una mujer a la habitación de Ackley.-

-¿Una mujer?, una curandera-

-No, una curandera no, ella les dijo algo sobre Ackley siendo parte de algo de la naturaleza, algo sobre su vida siendo efímera, se acercó a él, dijo algo que no escuché y Ackley se despertó en seguida.- explicó Bhesh, Aden lo analizaba con el ceño fruncido.

-¿Efímera?, ¿Qué significa eso?- cuestionó Aden, si había algo que más le irritaba al pelirrojo era no entender las palabras de los adultos, principalmente por eso mantenía a Aither a su lado, el hermano de en medio era el intelectual del grupo, servía de intérprete para el resto, desafortunadamente, Aither se encontraba en algún jardín jugando con una enciclopedia acompañado de Zula quien le pisaba los talones en cuanto a inteligencia.

Bhesh suspiró, vaciló en cómo explicar al pelirrojo el significado.

- Significa que moriré pronto.- la voz serena de Ackley sonó a espaldas de los chicos quienes saltaron de sorpresa.

-¡Ley!- exclamó Bhesh.

- Que no hable no significa que no escuche, y ustedes no saben murmurar.- señaló Ackley, Aden y Bhesh intercambiaron miradas.

El menor de los trillizos salió de la biblioteca y se encaminó a su habitación, Aden y Bhesh lo siguieron.

- Bhesher, me preguntaste si recordaba algo.- comenzó Ackley.

- Y me dijiste que nada.-

- Vi a una mujer, en mi sueño.- confesó Ackley mientras entraba a su habitación y tomaba un cuaderno y lápiz, comenzó a hacer trazos de un dibujo, desde más pequeño Ackley había demostrado su cariño por el arte y practicaba pintura y dibujo, no era muy diestro aún pero sin duda era el mejor de sus hermanos.

Aden y Bhesh lo miraron curiosos.

- ¿A la Bruja que te despertó?- preguntó Bhesh.

- Ella no es una Bruja, es una Sacerdotiza, y no, no era ella, era otra, una mujer muy bonita, largo cabello oscuro, piel morena... un vestido verde.- describió Ackley dibujando a la mujer en su cuaderno, Aden y Bhesh veían el dibujo, la ilustración no era una obra de arte, pero sin duda era una mujer bonita de lacio y largo cabello, voluptuosa.

- ¿Qué te dijo?- preguntó Bhesh.

Ackley reflexionó un momento.

- "Eres tú", me miró como si me conociera, y luego se fue-

- ¿Solo eso?- cuestionó Bhesh.

Ackley asintió viendo el dibujo de la mujer.

Aden frunció el ceño.

- ¿Quién será?- se preguntó Bhesh.

- ¡No importa quien sea!, no dejaré que esa tipa se acerque y haga tu vida emífera- dijo Aden.

- Es efí...- Ackley trató de corregir, pero la estruendosa voz del hermano mayor se sobrepuso.

- ¡Encontraré como hacer que esa Bruja o Sacerdotiza, o como sea, se trague sus palabras y se ahogue con ellas!, ¡No dejaré que te mueras!, ¡SI TE MUERES TE MATO... Y A ELLAS TAMBIÉN!- sentenció Aden con fiereza.

Bhesh asintió inspirado por la energía del pelirrojo, mientras que Ackley sintió una mezcla de esperanza y desolación.

Y aunque sus palabras pudieron ser tomadas como un berrinche infantil, Aden hablaba tan en serio como su edad le permitió y su sentencia se volvió un juramento.

Herederos del Sol [Poema de Creación y Destrucción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora