Ante las palabras de Lilith, Ackley despertó con sobresalto.
¿Arriesgar a sus hermanos, a Bhesh, por su destino?
Si la Bruja era o no peligrosa, era su problema, no había porqué poner en riesgo a nadie más.
Con sigilo, Ley salió de su habitación, se escabulló hasta la habitación de Aither y como esperaba, el diario de Idris de Caesias estaba en su escritorio, lo tomó y huyó, no solo de aquella habitación, sino, del Palacio por completo.
Magalia.
Leonora de Vaegarus.
Debía llegar a ella, solo, y buscar una solución a su problema, su cumpleaños estaba a poco menos de un mes, no tenía tiempo que perder.
Con una capucha cubriendo su identidad y varias monedas de oro, no le fue difícil pagar un lugar en un barco a Isveria, afortunadamente, Renance quedaba a sólo un día de Isveria, si sus cálculos eran correctos, llegaría a tierra firme la noche siguiente.
- No creí que lo hicieras sin pensarlo dos veces.- la seductora voz de Lilith susurró en el oído de Ackley mientras el chico subía al barco, sorprendido miró atrás, no había nadie, era la primera vez que Lilith se manifestaba fuera de un sueño.
Ley miró al cielo, la Luna en estado cresciente brillaba pero al mismo tiempo parecía que se comunicaba con Ley, los ojos grises del chico brillaron.
- La Luna te hace más fuerte, aprovechala.- de nuevo Lilith le habló, y de nuevo, Ley la buscó a su alrededor, mas no veía nada, al menos no en la primera ojeada, pues tan pronto Ley miró por segunda vez, ahí estaba, observándolo, con mirada salvaje en su elegante vestido verde, la brisa de la noche era helada, pero eso no parecía afectar a Lilith quien con la cabeza señaló al mar.
Ley tardó unos momentos en entender, la Luna afectaba la marea, tal vez, lo que Lilith trataba de hacerle entender era que podía llegar más rápido con ayuda de la Luna.
El chico lo intentó, no perdía nada, regresó su mirada a la Luna cresciente y sin entender el proceso, tan solo se dejó llevar, se conectó con el astro, su mirada plateada volvió a brillar pero ahora con mayor intensidad, casi de inmediato, la olas comenzaron a moverse de forma uniforme y con mayor fuerza, el barco aceleró su curso y sin explicación para los marineros, un viaje de 24 horas duró 12.
Mientras tanto, la auscencia de Ackley no fue notoria hasta la mañana siguiente, Aither se despertó y comenzó su rugina matutina habitual, sin embargo, en su ir y venir notó la falta del diario de Idris, extrañado miró en sus cajones y en sus otras pilas de libros, pero no estaba por ningún lado, tal vez Zula lo tenía.
Bajaron al desayuno, todos estaban presentes, todos menos Ackley.
- ¿Ley se quedó dormido?- preguntó Aither extrañado, eso no era normal.
Lexi tampoco tenía un buen presentimiento.
- Fravian...- llamó la Emperatriz, de inmediato el Duque Indhigo entró al comedor.- ... por favor despierta a Ackley.- ordenó, de inmediato Fravian se apresuró a la habitación de Ackley.
Alarmado, el Duque regresó al comedor donde la familia ya esperaba de pie noticias del menor de los trillizos.
- No está.- anunció Fravian, tan pronto notó la auscencia de Ley, Fravian había ordenado a los soldados revisar todo el Palacio.
Los hermanos intercambiaron miradas con sospecha, los cuatro salieron del comedor buscando privacidad para su conversación aprovechando que sus padres y Fravian estarían buscando a Ley.
- Zul, tú tienes el diario de la Bruja de Caesias, ¿cierto?- cuestionó Aither.
Zula negó con el ceño fruncido.
- No, te lo llevaste a tu habitación.- afirmó la chica, Aden notó la tensión.
- Aither, ¿dónde está el libro?-
Ai teorizó, y la peor probabilidad llegó a su mente.
- Creo que Ackley lo tiene.- dijo Ai.
- ¿Tu crees que...?- Zula comenzó su pregunta, pero de inmediato Bhesh corrió camino a la habitación de Ley.
Los hermanos lo siguieron y entraron a la habitación del albino, siguieron a Bhesh con lanmirada mientras el rubio buscaba algo, abrió el armario de Ley y parecía analizar la ropa, o más bien la ropa faltante.
- ¿Bhesh?- cuestionó Aden.
Bhesh miró la cama, la ripa de dormir de Ackley estaba ahí.
- Se cambió de ropa, y si no me equivoco faltan unas botas.- señaló Bhesh el espacio vació entre los zapatos bien ordenados de Ley, el armario también mostraba la auscencia de algún cambio de ropa y una bolsa, Ackley era demasiado ordenado, por lo que la auscencia de algún elemento en su habitación era demasiado notoria.
- Tal vez salió a dibujar.- trató de explicar Zula.
- Dejó sus cuadernos.- señaló Bhesh.
- Ese pequeño ingrato.- maldijo Aden entre dientes.
- No podría hacerlo, no podría haberse ido sin nosotros, sin el plan, ¿cierto?- dijo Aither incrédulo.
- Lo hizo, definitivamente lo hizo.- Zula dijo resignada.
- Maldita sea.- Aden no cabia en su enojo.
- Aither, ¿para cuándo agendaste la salida a Isveria?- preguntó Bhesh.
- Para hoy por la noche.- recordó Ai.
- Bien, lo tomaremos, llegando a Isveria apresuraremos el paso, lo alcanzaremos en Magalia.- dijo Bhesh tratando de mantenerse tranquilo.
- Imposible, Madre cerrará el Palacio y duplicará la guardia en cualquier momento, no podremos salir.- indicó Zul.
- ¿Cómo escaparemos entonces?- cuestionó Aither ansioso.
- Lo haremos en este momento, Tomen sus capas, nos vemos en el jardín en cinco minutos.- ordenó Aden, los chicos asintieron y rápidamente se dispersaron a sus habitaciones, cada uno tomó su capa y lo que consideraban más escencial para la misión, Aither tomó sus cuadernos con notas de las Brujas, Zula tomó mapas de las diferentes regiones, Bhesh tomó dinero y provisiones, y Aden robó una espada y otras herramientas del almacén.
En el momento indicado, los chicos se reunieron en el jardín.
Bhesh había pasado toda su infancia entrando y saliendo del Palacio a escondidas, por lo que conocía las mejores rutas de escape.
Así, mientras la familia Real y los guardias buscaban a Ley, el resto de los hijo Imperiales escaparon en silencio, encapuchados llegaron al puerto y con las monedas de oro que Bhesh había cargado, pagaron su pasaje en un barco de comerciantes de dudosa moral, quienes no preguntaron siquiera sus identidades.
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Herederos del Sol [Poema de Creación y Destrucción]
FantasyAlgunas leyendas son más que eso y Bhesh Darvin desafiará al mismo Destino en nombre de la paz y un infinito amor