Culpa

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Zula no estaba completamente dormida, estaba atenta, alerta a cualquier movimiento de Noah, por lo que cuando éste despertó, la chica no tardó en darse cuenta, y suspiró aliviada al encontrarse con la mirada café del chico.

- Despertaste.- dijo Zul aliviada, el chico la miraba aún algo desorbitado.

Zula se incorporó rápidamente, Noah trató de hacer lo mismo, pero su cuerpo adolorido y la gantasmal ausencia de su extremidad le dificultaban la tarea.

- No, no, no te esfuerces.- insistió Zula, pero el chico no cedió y se pudo sentar entre quejidos y apoyándose en Zul.

En cuanto su percepción se volvió más clara, Noah notó la ausencia de su brazo izquierdo, lo miró con terror, la pelea estaba borrosa en su mente, recordabe que lo que sea que hubiese hecho, lo hizo por Zula, le dirigió a la chica una mirada observadora, buscando indicios de alguna herida, pero afortunadamente Zula estaba bien, con nada más que raspones y moretones, al menos su objetivo se había cumplido, la chica estaba bien.

- Lo siento tanto, Bhesh pudo curarte pero no pudo recuperar tu brazo, aunque, lo verdaderamente importante es que estás vivo y bien.- dijo Zul con voz suave y una sonrisa cálida, Noah la miró, era hermosa, sus ojos grises eran preciosos, como su sonrisa y su largo cabello azulado, no pudo evitar acariciar uno de los largos mechones de su cabello, era suave, como seda.

Zul sintió un extraño ardor en el pecho, su respiración se entrecortó, aquello que había sentido desde el momento que lo conoció parecía haber crecido y volverse más fuerte.

Ambos se dejaron llevar, tenían el resguardo de la noche y la adrenalina de haber sobrevivido a un peligro mortal, sin dudarlo mucho, Noah se acercó a Zul y unieron sus labios enbun primer tímido beso que, al sentirse correspondido, se convirtió en uno más largo y pasional.

Sentir los largos y delgados dedos de la chica enrollarse en su rubio cabello le erizaba la piel, era una sensación desconocida y embriagante para los dos jovenes, sin embargo, voces en la mente de Noah comenzaron a transportarlo a recuerdos que no hubiese querido en ese momento.

" Era una tarde cualquiera, hacía poco más de un año, la Reina de Isveria, Penelope Greengrass, había organizado su ya habitual almuerzo familiar en el que, sin duda, invitaba a sus más allegados amigos y familia, los Ascort, los Crawford y los Birdwhistle, las tres familias eran tan unidas, que sus hijos crecieron juntos, casi como hermanos.

Ese día, mientras los adultos conversaban, los mas hovenes también tenían sus propios asuntos.

Peter, Principe de Isveria, único hijo de la Reina, suspiró pensativo.

- Pete, ¿qué piensas?- preguntó Noah jugueteando con algunas almendras antes de comerlas.

- ¿Es sobre el viaje que tu Madre hizo a Renance?- preguntó Marigold, prima de Noah y poseedora de una increíble belleza famosa en Isveria, inteligente y perspicaz.

Peter esbozó una media sonrisa, nunca podría ocultarles nada a esos dos.

- Efectivamente, es por el viaje de Madre.- afirmó Pete, Noah arqueó las cejas.

- ¿Tan mal estuvo?- preguntó el rubio con un tono burlesco.

- Me voy a casar- soltó Pete, la sonrisa de Noah se desvaneció y junto a Marigold, esperaron espantados mayor explicación del Príncipe.

Pete suspiró y sacó un reloj de bolsillo que su padre le había regalado algunos años atrás y desde entonces nunca soltaba.

Esta vez, había algo distinto en el reloj, al abrirlo, del lado de la cubierta había una fotografía, una hermosa joven que rondaba la edad del Príncipe, de cabello azul y grandes ojos grises.

- ¿Es ella?- preguntó Noah.

- Princesa Zula de Renance, el Ángel de Renance.- presentó Pete con una leve sonrisa.

Noah estaba confundido, pero para Marigold la situación era evidente.

- Y... ¿no te gusta?- cuestionó Noah sin comprender porqué su amigo estaría tan pensativo por esa chica.

- Es hermosa, y parece muy dulce.- comentó Marigold ignorando a Noah, Pete miró a Mari.

- Lo es, ¿pero qué tal si ella no sintió lo mismo que yo al ver mi fotografía?- preguntó Pete con cierta inseguridad.

- Peter, eso es imposible, eres más atractivo e inteligente que cualquier pretendiente que la Princesa pueda conocer.- insistió Mari con su dulce sonrisa.

- ¿Entonces sí te gusta?- cuestionó Noah, Marigold le lanzó una mirada fastidiada, Noah se encogió de hombros, no entendía tanta preocupación por gustarle a una chica... viajar era más emocionante y morir en esos viajes era más preocupante, creía el rubio.

- Eso espero.- concluyó Pete a Mari con anhelo.

...

En otro recuerdo, la mente de Noah viajó a hacía unos pocos días atrás, cuando recibieron la noticia urgente por un cuervo de Renance, que los Príncipes Reales habían huído y estarían llegando a Isveria en ese día.

Peter leyó el mensaje junto a su madre, la Reina reunió a los comandantes de sus tropas para comenzar la búsqueda, por su parte, Pete se escabulló para encontrarse con Noah, algo le parecía extraño de esa huída de los Príncipes.

- ¿Qué quieres que yo haga, Pete?- preguntó Noah, él mismo tenía una idea, pero necesitaba que Peter confirmara sus impulsivas ideas.

- Encuentralos tú primero, Noah, eres el mejor guerrero en formación, no le tienes miedo al exterior y conoces Isveria tan bien como cualquier viajero, encuéntralos, y protégela.- pidió Peter con cierta desesperación.

- ¿Protegerla?...- preguntó Noah extrañado.- ...¿La Princesa Zula huyó también?- cuestionó sorprendido.

Pete asintió preocupado, Noah lo observó unos segundos, sus sentidos no eran los mejores pero conocía a Peter.

- Te gusta.- afirmó Noah con una media sonrisa.

- Creo que la amo, lo sé, improbable, puesto que no la he conocido, pero creo que es así.- rió Pete sonrojado desviando la mirada, a Noah le resultó divertido y dulce por parte de su amigo, pues lo conocía tan bien que confiaba en la pireza de esa loca atracción por la desconocida.

- Lo haré... por tí.- sonrió Noah con determinación palmeando el hombro de su mejor amigo. "

"La amo"

Recordó Noah mientras acariciaba la mejilla de Zula y sintió una punzada en el pecho.

Se separó de los labios de Zula abruptamente, la chica podía notar un sentimiento de aversión en la mirada del chico, era culpa.

- ¿Noah?- lo llamó la chica.

- No...- dijo cortante.- ... esto NO pasó.- afirmó Noah determinante.

- ¿Qué?- preguntó Zula confundida y herida.

Como pudo, Noah se puso de pie, las piernas le temblaban pero sentía la necesidad de alejarse de ahí.

- Lo siento... Su Alteza.- Noah hizo una leve reverencia antes de apresurarse a alejarse de Zul, dejando a la chica con un nudo en la garganta.

Herederos del Sol [Poema de Creación y Destrucción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora