La campaña de los Príncipes rumbo a Magalia continuaba, nunca se habían sentido tan cansados y sucios como en ese momento, jamás habían pasado tanta hambre e incomodidad, su privilegiado y consentido inconsciente les murmuraba el recuerdo de sus camas, del calor de sus chimeneas, de una comida recién preparada, y por más convencidos estuvieran de sus motivaciones, sus caras no ocultaban el sombrío anhelo por ropa limpia y un banquete.
Noah era inquieto, un espíritu salvaje alentado por las imaginativas historias y la inagotable energía de su madre, por lo que ya había emprendido pequeños viajes anteriormente y estaba más cómodo en la intemperie que sus acompañantes, de inmediato notó los círculos negros debajo de los ojos de los Príncipes y su gesto malhumorado.
- Mataríamos por una codorniz asada, ¿no?- se burló Noah.
- Sí, y yo que tú no me arriesgaría a ser el sacrificado.- respondió Aden con ronca voz, Noah sonrió ampliamente.
Zul se emparejó a Noah, el chico la miró con algo de lástima, se veía tan exhausta que parecía andar por simple inercia.
Noah se desató una cantimplora desgastada del cinturón y se la acercó a Zul.
- Tome un poco Su Alteza, la falta de agua puede ser fatal, eso no nos conviene a nadie.- dijo el chico con voz suave.
Zul lo miró, le sorprendía que a pesar de estar cansado y hambriento, Noah lucía más entero y con mejor actitud que los demás, le dirigió una leve sonrisa al aceptar la cantimplora, el chico se sonrojó y con cierta incomodidad desvió la mirada y cabalgó más de prisa.
Bhesh estaba centrado, ajeno a sus acompañantes y a su cuerpo débil, cabalgaba con la vista fija al frente como si no despegara los ojos de su objetivo, por una parte agradecía no haber dormido, pues si no dormía no soñaba con Ackley y las angustiantes circunstancias de su desaparición, el tiempo se les terminaba, el cumpleaños de los trillizos estaba cerca.
La mañana era brillante y calurosa, Bhesh suspiró y alzó el rostro con los ojos cerrados, los rayos del Sol quemaban su piel, pero de alguna manera sentía que ese calor entraba en sus venas y le brindaba alguna clase de energía, de fuerza, abrió sus ojos aún al cielo y su mirada café tomó una tonalidad ámbar, brillante, fue por tan solo un momento, mas, ni el propio Bhesh, ni sus acompañantes lo notaron.
Mucho más adelante de la campaña, a las afueras de Magalia, una figura encapuchada miraba a los mercaderes ambulantes de las afueras del Reino.
- ¿Buscarás a la Bruja?- la voz de Lilith sonó en la mente de Ackley que cubría su identidad en caso de ser reconocido.
- Ella podría romper mi maldición.- dijo Ley en voz baja.
- Podría ayudarte o bien podría empeorarla y matarte más rápido.- respondió Lilith.
- Lilith...- reprochó Ley.
- No confío en las Brujas, por algo están todas muertas.- señaló Lilith.
- No todas.- indicó Ley con la mirada fija a una pequeña tienda improvisada, se veía movimiento dentro mas no se distinguía a la figura.
- Leonora de Vaegarus, es la mitad oscura del Viento del Este, Ilia, una aberración más grande que Lucifer, yo ni siquiera pensaría en ella como una opción, al contrario, yo me desharía de esa escoria lo antes posible.- se quejó Lilith.
- Entonces, ¿qué sugieres?, mis hermanos rastrearon la solución hasta ella.- cuestionó Ley en un suspiro.
Sintió una mano espectral tocar su hombro.
- Tus hermanos interpretaron mal la historia, Leonora no está viva por suerte, si tan poderosa es, ¿dónde estuvo cuando sus 7 hermanas murieron?...- Ley sintió el aliento helado de Lilith en su oreja, ¿por qué Leonora estaba viva y sus hermanas no?, ¿Lilith trataba de decirle que ella estaba involucrada en la muerte de sus hermanas?- ... conozco un lugar, un lugar donde la magia puede ser potenciada, ahí, tengo un hechizo que puede librarte de tu maldición.- confesó Lilith.
Ley frunció el ceño extrañado.
- ¿Porqué no lo dijiste antes?- preguntó Ley.
- No soy tan poderosa como antes, pero conforme nos acercamos a ese lugar puedo sentir la magia que alimenta mi cuerpo crecer, no podía prometerte nada sin la certrza de que tendría el poder para hacerlo.- dijo Lilith, Ley pudo percibir una leve risa alegre en la voz de Lilith, como si estuviera emocionada por tener magia de nuevo, nunca había entendido del todo lo que Lilith era, tal vez ahora la entendería.
Ackley reflexionó un poco, si debía elegir entre una desconocida y la idea de Lilith a quien conocía desde hacía años, no cabía duda de que elegiría a Lilith.
- ¿Hacia dónde debemos ir?- preguntó Ley, la presencia de Lilith se convirtió en una especie de viento que señaló el camino, Ley la siguió, borrando así la posibilidad de pedir ayuda a la Bruja de Vaegarus.
En aquella tienda que tanto llamaba la atención a Ley, los objetos tintinearon como si hubiese ocurrido un temblor solo en el interior de la tienda, un pergamino cayó de su estante, de forma sospechosamente casual se abrió, en una mesa cercana, un recipiente con agua se ladeó y derramó el líquido mojando un espacio específico del pergamino, justo la parte donde se leía la palabra "Fayt".
- ¿Lilith?, imposible- una voz femenina con evidente desconcierto y temor habló al interior de la tienda.
De nuevo con la campaña, el grupo se detuvo justo al inicio de un espeso bosque.
- Abran bien los ojos, lo llaman "El Bosque de los Perdidos" dicen que es un nido para ladrones y otros criminales, pocos de los que entran vuelven a ser vistos.- anunció Noah.
- Vaya, que alentador.- dijo Aither entre dientes.
Aden desenvainó su espada de inmediato, al igual que Noah, y Bhesh con un par de dagas, una se la ofreció a Aither, Noah estaba consciente de que Zul era la única desprotegida por lo que sacó una pequeña daga de su bota y se la dió a la chica, al menos por precaución.
Así el grupo se adentró al peligroso bosque, los arboles eran altos y espesos, era difícil ver el cielo o mas allá de los primeros arboles que les rodeaban, se escuchaban animales a la distancia pero la naturaleza les impedía verlos, perfecto para algún grupo de criminales.
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Herederos del Sol [Poema de Creación y Destrucción]
FantasyAlgunas leyendas son más que eso y Bhesh Darvin desafiará al mismo Destino en nombre de la paz y un infinito amor