El viaje no era largo, mas los chicos no contaron con que los Emperadores de Renance no eran tontos, ni un solo cabello tenían de ilusos, y para la hora del almuerzo, tan solo dos horas después de la escapada de los Príncipes, todo el Palacio notaría la ausencia de los hijos de Renance.
Lexi miró a Hen con aire de fastidio, ¿a quién habian salido ese grupo de escapostas descuidados?
Hen se encogió de hombros...
No, no Hendrick, demasiado temeroso para saltar a una aventura con solo una espada.
Y no, definitivamente no Lex, no era por tenerse en alta estima pero la Emperatriz sabía que no escaparía dramática y descuidadamente, esos niños, debían ser de alguien más, sí, seguro que sí.
En el barco, los hermanos y Bhesh agudizaron todos sus sentidos, cada vez estaban más lejos de casa, y los Príncipes no querían admitirlo, pero estar lejos de los sirvientes del Palacio, las comodidades y seguridad, los aterraba.
El único que no tenía esa asfixiante sensación era Bhesh, el chico nunca se sintió realmente parte de la Realeza por lo que un barco lleno de piratas y sucios mercaderes lo sentía más... acogedor.
Caminaron sobre los gastados suelos de madera del barco, Aither constantemente tomaba largas bocanadas de aire y su tez parecía pálida.
- Si vas a vomitar, hazlo donde no te vea, no te escuche, no te huela o sino, te tiraré por la borda.- rugió Aden entre dientes con la piel tan pálida como la de su hermano, Aither solo asintió con la mirada llorosa por contener su estómago.
Más atrás Bhesh cuidaba las espaldas de Zul, el vestido de la chica se atoraba cada tres pasos con cualquier astilla o clavo, su bonito vestido azul estaba rasgado, manchado, pero a la chica no le importaba, tan solo maldecía en voz baja por no haber tenido un mejor y más cómodo conjunto para el escape.
-¿Estás bien?- preguntó Bhesh, Zul puso los ojos en blanco.
- Tan bien como puedo estar en esta prisión de tela.- se burló la chica.
Bhesh sonrió, la miró, a pesar de ser alta, con complexión fuerte, incluso algo tosca, Zul era adorable... como una hermana.
... Tal vez...
... Si Ackley fuera chica se viera así...
...¡No! Hahaha, ¿qué ideas?, si Ley fuera chica, fuera mucho más bonita, pensó Bhesh con una sonrisa divertida, pero, Ley no necesitaba ser chica, sólo necesitaba volver.
Con un suspiro Bhesh vio una vez más a Zul pelear con su vestido y tuvo una idea.
Se escabulló a unos camarotes, algunas prendas viejas, todas eran parecidas, nadie se daría cuenta.
Al cabo de unos minutos después de su atraco, Bhesh se acercó a los hermanos, Aden y Aither parecían tener una competencia para ver quien aguantaba más el no vomitar, Bhesh se acercó a Zul y sacó la ropa.
- Ponte esto, estarás más cómoda.- murmuró, Zul lo miró con felicidad infantil.
- Oh Bheshy, eres un Sol.- rio la chica tomando la ropa y metiendose a un pequeño armario, con la guardia de Bhesh se cambió y salió del armario renovada, con pantalones y camisa con apariencia un tanto pirata pero al fin cómoda.
La noche comenzó a caer, mareados y débiles, el par de hermanos cayeron dormidos, Zul también a lado de Bhesh, y el rubio, se mantuvo contemplando la Luna un rato, recordó los dibujos de Ley y por un momento fugaz, las memorias de las pinturas de la Luna lo llevaron a la mujer de vestido verde, recordó a Ley mirando las pinturas con cierto anhelo, confusión, como si esa mujer tuviera respuestas, lo recordó dudando de sus palabras cuando Bhesh le preguntaba sobre ella, siempre buscaba como zafarse del tema, la mayoria de la ocasiones lo lograba y dejaba a Bhesh con la incertidumbre, pero en otras, Ley parecía más desesperado por ayuda y alguna que otra información salía de su boca.
- Lilith.- recordó Bhesh en un murmullo, no podía asegurarlo, pero si de verdad las Brujas existían, tal vez Lilith no era solo una creación imaginaria más por un niño con trauma.
Pensando en ello Bhesh se quedó dormido.
A la mañana siguiente, los abrazantes rayos del Sol y las gaviotas rondando el cielo despertó al grupo, no pasó más de una hora cuando se le informó a la tripulación que llegarían a tierra en máximo 30 minutos, Aden y Aither no podían estar más agradecidos con la Luz.
Los chicos se prepararon, tomaron sus capuchas y ansiaron llegar a tierra firme.
Los marineros ataron el barco al muelle y los chicos fueron losnprimeros en saltar fuera con una exagerada felicidad, entre celebraciones tontas, Aden se giró y metió la cabeza en un barril cercano y para su desgracia, perdió la competencia contra su hermano en una asquerosa y ruidosa melodía vomitiva.
Después de esperar a que el chico recuperara su color, los cuatro entraron a una taberna cercana, llena de marineros, matones, muy parecisa a las que Aither frecuentaba en su búsqueda de información.
Una mesera desaliñada y con pronunciado escote se acercó al grupo.
- ¿Algo de comer o beber para los guapos... y belleza?- dijo la mujer guiñando un ojo a Zul, la peliazul tardó entender la situación, pero Aither cortó el momento oportunamente.
- Cuatro cervezas, gracias.- sonrió el chico con su brillante y traviesa sonrisa, la mujer asintió aun coqueta y se marchó, Bhesh estaba alerta a su alrededor, notó una figura encapuchada sola, a unas mesas de ellos.
- Hay un sujeto sospechoso cerca.- imformó Bhesh en voz baja, Aither puso los ojos en blanco.
- Bhesher, en esta clase de lugares, todos son sospechosos.- dijo el chico.
- Ai tiene razón, mejor pensemos, ¿qué sigue en el plan, como llegamos a Magalia?- expuso Zul.
La mesera se acercó con los cuatro tarros y los dejo en la mesa alejándose con un contoneo.
Aden tomó el suyo de un solo trago, aún no se recuperaba del todo.
- Ocuparemos caballos, y mapas.- dijo Aither, Zul se apresuró y sacó los mapas que ella había empacado, Bhesh y Aither la miraron con orgullo.
- Imaginé que ninguno de ustedes inútiles cargaría con estos.- se burló la chica.
Pasaron unas horas en la taberna, ideando rutas y la manera de conseguir caballos, legalmente o no, tanto que no contemplaron que Zul no era la única mujer inteligente y proactiva de su familia.
En Renance, la Emperatriz no había perdido tiempo después de notar la desaparición de todos sus hijos para mandar a todas las tropas a esparcir recompensas por sus hijos, dentro y fuera de Renance, y tampoco contaron con que los barcos de las tropas de Renance eran más rápidos que los barcos de cualquier pirata mucho más si se trataba de una emergencia.
Por lo que dos horas después de la llegada de los chicos al puerto, sus retratos seguidos de un "Se Busca" y una recompensa por cada uno VIVO, estaban ya en manos de guardias y difusores de información en Isveria, incluso la misma Reina de Isveria, Penélope y su hijo Peter, a quien ya consideraban futuro prometido de Zula, tenían los retratos difundidos y un resumen de la situación.
Un difusor de información en el bajo mundo entró a la taberna y rápidamente empezó a colocar los retratos en el tablero de recompenzas.
Aden, ebrio y mareado fue el primero que lo notó, si su mirada borrosa no le mentía, su cara y la de sus hermanos estaban acompañados de varios y tentadores ceros y ellos, ahí sentados, expuestos.
- Santa Mierda.- blasfemó el pelirrojo entre dientes, poco antes de que no fuera solo él quien notara esos carteles.
ESTÁS LEYENDO
Herederos del Sol [Poema de Creación y Destrucción]
FantasyAlgunas leyendas son más que eso y Bhesh Darvin desafiará al mismo Destino en nombre de la paz y un infinito amor