Justo cuando Lilith conjuró a los zorros lunares, su cuerpo, al no ser compatible con el de Ackley, también se debilitó, igual que como ocurrió con Bhesh y Adam, sin embargo, esta ocasión, Lilith había abusado del poder de Ley, no al revés, por lo que fue el espíritu de Lilith el que flaqueó y en ese breve momento lucidez, Ackley recuperó el control de su cuerpo.
Tomó una larga bocanada de aire, el cambio había sido abrupto, estar de regreso al mundo terrenal le había mareado un poco.
Su primera urgencia había sido querer correr hacia sus hermanos, hacia Bhesh, pero entonces lo sintió, Lilith no estaría dormida mucho tiempo, si iba con su familia ahora, sería como llevarles una bomba activa y los pondría a todos en peligo.
Temeroso y preocupado por el tiempo que le quedaba, trató de pensar en algo que le ayudara a Bhesh a encontrarlo, tenía algunos recuerdos compartidos con Lilith, y uno de los más claros era que Lilith se escondería con él hasta la noche de su cumpleaños, donde después de absorberlo a él para romper la mitad de los sellos, recuperaría parte de su poder original para tomar a Bhesh y liberarse por completo.
Ley confiaba en que si Bhesh lo encontraba antes de que Lilith lo absorbiera por completo, podrían detenerla.
Lilith estaba despertando, no tenía tiempo, así que solo pensó en una cosa, hizo una marca en un árbol a su lado, una marca de una luna, por su poder, la marca brillaba levemente, y en el último momento, concentró su presencia en uno de sus dedos, así, cuando Lilith despertara por completo, él podría esconderse en una parte de su cuerpo, en ese dedo, y con él, seguir marcando su rastro sin que Lilith lo notara.
Ley miró hacia atrás con preocupación.
- Bhesh, apresúrate.- murmuró antes de que, de nuevo, abruptamente, Lilith tomara control, el espíritu de Ley se concentró en ese dedo donde se escondía y en ocultar esos pocos minutos de la memoria de Lilith.
La mujer no sospechaba nada aún, sonrió y continuó su camino, convencida de que su plan iba viento en popa.
De nuevo, en el lugar donde descansaban los chicos, Aither tampoco podía conciliar el sueño, al contrario, estaba ansioso, y miraba a Adam-Bhesh con recelo y sospecha.
No iba a quedarse callado ni con dudas, por lo que el Segundo Príncipe se puso de pie y determinado se acercó a Adam.
- Supongo que mi amigo sigue débil, si no, no seguirías en su cuerpo.- afirmó Aither algo hostil.
Adam miró al chico, entendía su desconfianza, los mortales nunca habían confiado en seres como él y no tenían razones para hacerlo.
- Sí, sigue débil.-
- Entonces tienes tiempo para hablar.- dijo Aither cruzando los brazos sobre el pecho.
- ¿Hablar?, ¿acerca de qué?- preguntó Adam curioso.
Aither se encogió de hombros.
- ¿Qué eres?, ¿A qué nos enfrentamos?, sabíamos que lo que Ackley tenía era una clase de maldición o enfermedad, pero nunca entendimos qué era, lo poco que descubrimos fue por libros y manuscritos que nosotros mismos buscamos, y cuando digo "poco", realmente hablo de una escasez de información acerca de la magia, como si todo registro de seres y acontecimientos mágicos hubiese sido...- comenzó Aither con cierta desesperación.
- ¿Quemado?, ¿destruído deliberadamente por personas poderosas y temerosas?- compuso Adam.
Aither asintió frustrado, Adam lo examinó, Aither parecía ser el hermano bobo, el que salía de los problemas con un mal chiste, el bufón del grupo, pero ya de cerca, podía ver que era todo lo contrario, su frustración le hablaba de un joven que había dedicado casi toda su vida en investigar la historia del mundo en el que vivía y conocía tanto como su limitada época le podía ofrecer, podía ver que Aither había leído cada libro, cada canción y leyenda que no había sido calcinada por sus ancestros, Adam sonrió.
- ¿Quieres escuchar una historia?- ofreció Adam.
Aither vaciló un momento, pero al final, no podía negar que ese ser frente a él podía llenar vacíos de los relatos que ya conocía.
El chico asintió y ante una mirada victoriosa de Adam, se sentó a lado del misterioso ser y se dispuso a escuchar el relato.
- Hace miles de años, la existencia era solo un vasto espacio vacío, en el que solo vivía Padre Celestial y una puerta roja, antes de ser Padre Celestial, respondía a otro nombre, Thedaius...- comenzó Adam.
- ¿Dios tiene un nombre?, ¿uno propio?- preguntó sorprendido Aither.
- "Dios" es un sobrenombre en realidad, un sobrenombre mal pronunciado, que por cierto, no le gusta que lo llamen así.- explicó Adam.
- ¿Entonces lo debo llamar Thedaius?- cuestionó Aither.
Adam frunció el ceño.
- Hum... no, tampoco le gusta ese, creo que ahora es, ¿Viggo?, sí, creo que es así.- recordó Adam.
Aither arqueó una ceja.
- Gran Padre Celestial, ¿Viggo?- cuestionó el chico.
- Tener la posición que tiene le da el privilegio de elegir sea cual sea el nombre que le guste.- Adam se encogió de hombros.
Adam retomó su postura y guardó silencio un par de segundos para continuar su relato, Aither lo esperó.
- Thedaius, con ayuda de esa puerta roja comenzó a crear la existencia de todo lonque conocemos, empezó con el Universo, con los planetas, nacieron los ángeles, y en la primera dimensión creada en este planeta, yo fui creado, yo fui el prototipo de su obra maestra, poco después de que yo llegué al Edén, Lilith apareció, era hermosa, perfecta, con una sola mirada supe que ella era lo que más atesoraría en ese jardín de maravillas, o eso creí, Thedaius no es un padre muy presente, tardó varios días en darse cuenta de la presencia de Lilith, cuando lo supo, fue la primera vez que lo vi tan enojado, por un momento creí que se desharía de los dos, pero no lo hizo, sólo desterró a Lilith, no la volví a ver en cientos de años, para compenzar mi pérdida, Padre creó a Eve, muy bella también, y aunque compartía el rostro de Lilith, admito que no la quise igual, por mucho tiempo mi amor por Lilith fue real.- contó Adam mirando a la nada, como si tratara de visualizar su recuerdo.
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Herederos del Sol [Poema de Creación y Destrucción]
FantasyAlgunas leyendas son más que eso y Bhesh Darvin desafiará al mismo Destino en nombre de la paz y un infinito amor