Energía

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Por la noche, tal como Lilith lo planeó, llegó con Ackley a un espacio abierto, donde el cielo nocturno era claro, la Luna era visible, la imagen de Lilith apareció sonriente, Ley no podia de dejar de sentir escalofríos cada que veía la Luna, le recordaba al incidente con el que todo eso comenzó.

- Es el momento.- señaló Lilith.

- ¿Estás segura de esto?- cuestión Ackley.

Lilith se acercó, con su amplia sonrisa y sus ojos grises penetrantes.

- Confía en mí, Ley.- dijo el ente con voz serena, Ackley asintió.

El chico se quitó la capa y miró al cielo.

- ¿Qué debo hacer?- preguntó.

La voz de Lilith se escuchó como un susurro en su oído.

- Solo cierra los ojos y deja que la Luna te guíe.-

Ackley obedeció, cerró los ojos y dejó que su piel se impregnara de la brillante luz nocturna, al cabo de un par de minutos Ackley ya no estaba consciente de su entorno y no percibió como su cuerpo reaccionaba a esa exposición, su piel era más blanca, su cabello plateado parecía brillar como el mismo astro.

No notó el momento en que su cuerpo comenzó a levitar ante la mirada satisfecha de Lilith, Ley abrió los ojos, eran completamente blancos y resplandecían, en su pecho se formó una especie de esfera de energía que parecía concentrarse y expandirse, en un momento, Ley ya no pudo contenerla y la esfera se dispersó fuera del cuerpo de Ley como una onda que derribó árboles a un diámetro de 20 metros, de inmediato Ley cayó con un ligero gesto de dolor.

Algunas horas antes, Bhesh y el resto de los chicos salieron de Batteri junto a Leo.

- ¿Sí sabes dónde está el Valle Rojo?- cuestionó Aither quien aún no se fiaba del todo de la Bruja.

Leo se giró hacia Aither con fastidio.

- Tengo más de 100 años de edad, sé a dónde voy... niño.- afirmó.

Aden miró con sorpresa a Leo.

- Creí que habías dicho que tenías 27 años.-

Leo sonrió.

- Eso aparento y es la edad que presento a los hombres mundanos, con ustedes no hay razón para mentir.-

Aden le devolvió la sonrisa, era amable, como si el chico no hubiera cambiadi su aprecio al saber esa verdad, a Leo le gustaba eso de Aden, era un capricho, no duraría, Leo lo sabía, pero igual quería disfrutarlo mientras pudiera.

- ¿Está segura que no está cansada?- preguntó Noah a Zul en voz baja, la chica lo miró con diversión.

- Estoy bien Noah.- rió Zul. -... Gracias, de todos modos.- continuó la chica sonrojandose levemente, el rubio bajó la mirada, no podía, su corazón estaba en una lucha constante, pensar en su amigo le dolía y encontrarse con la sonrisa de esa chica terminaba de matarlo.

- Leonora, tengo preguntas.- Bhesh al fin se decidió a hablar con Leo de todo aquello que le hacía ruido.

Leo ya sabía de qué iba esa conversación.

- Eres un buen chico Bhesher Darvin, leal, confiable... fiel al amor por esa única persona.- Leo murmuró lo ultimo, Bhesh saltó avergonzado.

- ¿Cómo...?, ¿De qué hablas?- balbuceó Bhesh, Leo no pudo evitar reír divertida.

- Por favor, niño, estuve en tu mente, sé tu vida, lo que piensas, lo que sientes y gran parte de eso está unido al Espíritu de la Luna, es un chico lindo.- admitió Leo, Bhesh sonrió apenado.

- Es increíble, inteligente, elegante, aún después del accidente él siguió siendo maravilloso.- confesó Bhesh en voz baja.

Ambos quedaron en silencio por unos segundos.

- No merece morir.- dijo Bhesh, Leo lo miró con cierta lástima, tal vez podía pensar en algo que pudiera ayudarlo, no estaba segura.

Mientras Leo pensaba, Bhesh continuó.

- ¿Porqué veo a Adam?- preguntó Bhesh, Leo salió de sus pensamientos.

- La primera encarnación de los Espíritus del Sol y la Luna pasaron por algo similar a lo que tú y Ackley viven, aquella vez Lilith también guió a la Luna al Valle Rojo y Adam guió al Sol en su intento por salvarla, la diferencia es que ahora no solo corren peligro ustedes dos, sino todos nosotros, si Lilith vuelve al plano terrenal saldará muchas cuentas pendientes, su ira puede ocasionar alguna reacción en cadena que termine en un mal para todos.- explicó Leo.

Bhesh la miró con cierto temor, Leo continuó.

- Aquí entre nos, Adam me dijo alguna vez que el origen de Lilith es incierto, Dios no sabe como llegó al Eden y si no destruyó a Lilith en el inicio de todo, no fue porque no quisiera, sino porque no pudo.- confesó Leo.

- Pero si Dios no puede destruir a Lilith, entonces eso significaría que...- reflexionó Bhesh.

- Que Lilith no es creación de Dios, ni de nadie creado por él.-

- ¿Entonces de quién?-

Leo se encogió de hombros.

- De alguien igual o mayor que él.-

- ¿Existe alguien así?-

- No lo sé, pero esa idea me aterra.-

Bhesh y Leo dejaron esa sombría conversación de lado y suguieron su camino, al caer la noche decidieron descansar un rato, debían comer y dormir un poco para al menos poder hacer frente al Destino.

- Leonora, dijiste que Bhesh era el Sol o algo así, y que Ley era la Luna, ¿eso significa que son enemigos naturales?, ¿deberán pelear a muerte en algún momento?- cuestionó Aither, Leo y Bhesh cruzaron miradas.

- No, la relación entre el Sol y la Luna no es de enemigos, ellos son más como...- Leo meditó sus palabras, Bhesh le imploró que no dijera nada. -... son mas como amigos, muy buenos amigos, están para ayudarse, no para pelear.- dijo Leo con sonrisa satisfecha por su convincente respuesta, Aither asintió, arortunadamemte su única preocupación sobre esa cuestión era si debía ver pelear a sus hermanos y a Bhesh.

Noah fue el único que no cayó en la mentira, al fin y al cabo habioa crecido con esa historia para dormir, el chico se acercó a Bhesh disimuladamente.

- El Sol y la Luna no eran "amigos", pero imagino que tendrás tus razones para no decirlo en voz alta.- murmuró Noah hacia Bhesh, el chico estaba cansado de fingir, ese día lo había negado ya demasiado, tan solo le sonrió a Noah, con ese gesto el chico supo que debia guardar el secreto al menos hasta que Bhesh estuviera listo.

Interrumpiendo su descanso, la Luna se iluminó dos veces más, por casi un minuto el cielo nocturno parecía tan claro como el medio día pero con una tonalidad blanca, el gesto de Leo se ensombreció y Bhesh comenzó a sentir un dolor en el pecho tan fuerte que lo puso de rodillas, Noah se acercó para ayudarlo, pero no había nada que pudiera hacer, el dolor de Bhesh no tenía una razón tangible y externa, tan insoportable fue el dolor que perdió el conocimiento para cuando la Luna volvió a la normalidad.

Herederos del Sol [Poema de Creación y Destrucción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora