Batteri

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Los chicos se quedaron paralizados unos momentos viendo los cuerpos sin vida de los dos bandidos, y a Bhesh aún en trance.

Aden tomó aire con pesadez, y cauteloso se acercó a Bhesh, no lo notó en seguida pero mientras se acercaba sostenía con más fuerza la espada en su mano.

- ¿Bhesh?- llamó el pelirrojo, Bhesh ni siquiera parpadeaba, estando más cerca, Aden pudo prestar mayor atención al detalle, los ojos de Bhesh brillaban pero su mirada parecía perdida, como Ackley durante aquella fatídica noche.

Aden temió lo peor, ¿perderían tambien a Bhesh?, ¿de qué se trataba todo esto?

- ¿Bhesher?- llamó Aden más frustrado.

Al ver que el chico no respondía, comenzó a sacudirlo del hombro, repitiendo su nombre y cada vez con más fuerza, tanta que Aither pensaba que le rompería el brazo.

No más de cinco minutos pasaron antes de que la apariencia de Bhesh volviera a la normalidad y tomando una larga bocanada de aire la mirada de Bhesh se clavó en Aden con un par de parpadeos desorientados.

- Aden, ¿qué pasó?- preguntó el chico, aliviado Aden sonrió, Aither, Zula y Noah se acercaron seguros.

- ¿Qué pasó contigo?, te fuiste.- dijo Aden.

- ¡Estabas como poseído!- exclamó Zul.

- Y ellos pagaron el precio- señaló Aither aún desconcertado mirando a los bandidos muertos, los otros tres solo estaban heridos quejándose en el suelo.

Bhesh miró los cuerpos, se asustó al pensar que ese habia sido él.

- Debemos irnos, ya habrá tiempo de cuestionamientos, no creo que sean los únicos ladrones del bosque, debemos salir de aquí antes de toparnos con más.- dijo Noah mirando a su alrededor.

Aden asintió, tomó a Bhesh del brazo y lo ayudó a caminar, pues el chico parecía aún desorientado.

Zul pareció tener una idea y rapidamente tomó las armas de sus agresores, repartiendolas entre los chicos, Noah y Aden ya tenían cada uno una espada larga, Aither se quedó con una serie de dagas que escondió entre sus ropas, Bhesh se adueñó de dis espadas cortas, mientras que Zul se quedó con un arco y flechas que los bandidos no habían utilizado, la chica sonrió, se acordó de su madre quien en su juventud había sido una talentosa arquera, tal vez nunca sería tan buena como su madre pero el arco le hacía sentir más segura y más cerca de su hogar.

Habían perdido los caballos, el resto del camino tuvieron que seguirlo a pie, cuidandose las espaldas de más bandidos.

Pasado un rato Aither no resistió más el silencio del grupo.

- ¿Qué fue todo aquello Bhesh?, no eras tú.- cuestionó el chico.

Bhesh frunció el ceño.

- No estoy seguro...- comenzó mientras negaba con la cabeza.- ... fue como un sueño, como si estuviera viendo lo que alguien más hacía, no tenía control y esa voz...-

- ¿Qué voz?- preguntó Aden extrañado.

- Una voz de un hombre, me habló de entre los árboles, o como en el viento.- Bhesh trataba de explicarse.

- ¿Qué te dijo?- preguntó Zula.

- Que tenía que llegar antes... antes que Lilith.-

- ¿Lilith?- Aden frunció el ceño.

- ¿Quién es Lilith?- cuestionó Zula extrañada.

- ¿No está prohibido en todos los reinos el nombre de "Lilith"?- recordó Aither.

- En Isveria no existe nadie con ese nombre, te lo aseguro, el Rey Isver fue muy estricto con las penalizaciones por mencionar a esa infame mujer.- explicó Noah.

Zul suspiró.

- Lilith es un mito, la Luz nunca ha recibido confirmación de Dios acerca de su existencia, no entiendo el miedo que le tienen a una mujer que no existe y si existió, murió hace eones.- se quejó Zul.

- Aquí lo importante es que la alucinación de Bhesh le habló de una Lilith.- Aither regresó al tema.

- Tal vez la Bruja nos pueda decir algo de ella.- afirmó Aden.

- Primero reza a la Luz por que Leonorade Vaegarus no sea un mito.-  dijo Aither.

La noche estaba cayendo, y si en plena luz del día habían sido atacados no querían pensar en lo que les podía esperar en la oscuridad.

- Tal vez, debamos preocuparnos por dónde pasaremos la noche.- dijo Bhesh.

- ¡Allá!- exclamó Noah señalando unas luces a solo unos metros.

- ¿Es un pueblo?- preguntó Zul.

- Esa, es Magalia, Princesa.- afirmó Noah alegre, aliviado porque estaban a solo unos pasos de la seguridad fuera de ese bosque.

Aún cansados y hambrientos, los chicos apresuraron el paso, no podían esperar a encontrarse con la ciudad.

Con cada paso que daban, las luces eran más nítidas y el sonido de música y risas se hacían más fuertes.

Atravesaron unos árboles y arbustos antes de encontrarse con una caravana de mercaderes ambulantes en lo que parecía ser una fiesta.

Los chicos fruncieron el ceño extrañados, ¿esa era Magalia?, esperaban ver grandes construcciones, dignas de el único Reino que había alguna vez enfrentado Isveria y ganado, pero no, aquello ni siquiera parecía un pueblo, era más bien un campamento.

- ¿Esto es Magalia?- preguntó Aden.

- Creí que sería más... grande- confesó Zul.

Noah esbozó una amplia sonrisa burlona.

- ¡Estamos en Batteri!, la parte trasera de Magalia, donde se esconden los renegados de la nación- dijo Noah con emoción.

- Supongo que podemos quedarnos aquí durante la noche y mañana temprano iremos a la ciudad a buscar a la Bruja.- planeó Aden.

- Su Alteza, si alguien sabe de su Bruja, será aquí en Batteri, solo ellos saben de gente excéntrica como lo sería la última Bruja viva.- sonrió Noah que parecía contagiarse con la animosidad de la fiesta ambulante.

Los lugareños se acercaron a los visitantes y entre danzas los integraron al baile alrededor de una enorme fogata.

Con sospecha, los hermanos veían a los magalíes, ansiaban conocer ese pueblo pues recordaban las historias de su padre, ellos mismos tenían sangre magalí, y podía verla en esas personas, en su mayoría tenían piel morena o tostada por el sol, y eran corpulentos, la gran mayoría eran altos, tanto como Aden, incluso las mujeres, Zul no tardó en sonreía ampliamente al encontrarse rodeada de hermosas mujeres de su estatura y complexión, sentía que por primera vez no era la rara del grupo, encajaba y su libertad también le resultaba atractiva.

Noah miraba a Zul disfrutar el ambiente, era tan hermosa, como una pintura bajo la luz de las estrellas, sintió pesar en su corazón y por el bien de su amistad desvió la mirada.

Herederos del Sol [Poema de Creación y Destrucción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora