27. JOAQUÍN

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-¡Me voy! -Corro escaleras abajo, haciendo malabares con mi bolsa y los contenedores.

-Cariño -me llama Helen, llevando mi termo-. Olvidaste el té que hiciste.

-Claro. Gracias, Helen, eres la mejor. -La abrazo y le doy un fuerte beso en la mejilla.

Me siento tan falso cuando estoy con Helen o con mamá. ¿Por qué no puedo tener ambas madres?
Ella me despide con la mano mientras salgo de la casa.

-Ten cuidado, cariño.

-Y ve a escribir. -La apuro al interior-. Plazos, Helen, fechas límite. -Sonríe, la alegría brilla en sus ojos.

-Me voy, me voy, eres peor que mi agente.

Me despido de nuevo, sonriendo mientras coloco mi bolsa de viaje, el termo y la comida que pasé toda la mañana preparando, o mejor dicho, ayudando a Helen a hacer, en el asiento del pasajero de mi auto.
Cuando estoy a punto de dirigirme al lado del conductor, el auto de papá se detiene lentamente cerca del mío. Derek sale para abrir la puerta trasera, pero papá se le adelanta.
Corriendo hacia él, envuelvo mis brazos alrededor de su cintura.

-Papá, ¿has tenido una reunión exitosa con el partido?

-¿Aparte de Cynthia desafiando cada punto que sugerí? -Acaricia mi cabello-. Por supuesto.

-Lo siento.

-Es solo ella y nunca cambiará, estoy empezando a pensar que nos está traicionando usando el Partido Laborista.

-Sabes que ella nunca haría eso, tus principios corren por sus venas.

-Solo cuando no los expreso. -Me mira-. ¿Vas a ir a la casa de ella? Asiento lentamente.

-Voy a pasar el fin de semana.

-¿Tienes que hacerlo? Siempre puedes quedarte. No hay leyes de custodia que debamos obedecer.

-Ella simplemente terminará viniendo aquí.

-Déjala -dice en un tono desapasionado-. Podemos continuar el debate.

-Papá. -Acaricio su chaqueta-. Quiero pasar tiempo con ella, es mi mamá.

Puede que haya habido momentos en el pasado en los que no me gustaron sus elecciones y sus decisiones y en lo que me convirtió, pero a medida que crecí, y después de verla en esa bañera, me di cuenta de lo frágil que es mamá. En el fondo, está siendo así de estricta conmigo porque no quiere que termine como un caparazón, como ella, no importa lo orgullosa que esté mamá de que me parezca a ella.

-Entiendo. -Papá besa mi sien-. ¿Sabes por qué ha estado más gruñona de lo habitual últimamente?

-No lo sé. -Mamá me mataría si le dijera algo sobre su vida personal.

Ese día que se cortó la muñeca, me hizo jurar que no la humillaría y me dijo que volvería a hacerlo si rompía nuestro juramento. Lloré mientras le rogaba que fuera al hospital. No lo hizo, porque eso la habría humillado y habría puesto su nombre en los titulares. La vi suturarse a sí misma siguiendo tutoriales en línea, estoy bastante seguro de que tuvo una infección, pero se auto-medicó con antibióticos y tranquilizantes, hizo todo ella misma y se negó a que el personal médico la examinara.
Desde entonces, usa relojes gruesos para ocultar la cicatriz.

-¿Es por ese hombre de negocios francés con el que está saliendo? -Papá enarca una ceja-. Pobre bastardo, tal vez debería advertirle que ella lo desafiará en cada paso del camino y eventualmente le quitará la vida.

-Papá, no, Lucien es genial, realmente se llevan bien.

-Lo hacen, ¿eh?

-Sí. -Me detengo antes de decir: "No pelean como ustedes dos", y en su lugar le digo-: Cuida de Helen, ¿de acuerdo? Tiene una fecha límite.

CRUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora