EXTRA

743 82 107
                                    

Emilio: 30 años
Joaquín: 28 años


Diez años. Me tomó diez malditos años finalmente gritarle al mundo que Joaquín es mío. Bueno, no gritar exactamente, pero demostrarlo casándome con él.

Tuvimos que esperar hasta que Sebastian saliera de la oficina y luego darle al mundo tiempo para olvidar antes de que pudiera casarme con él.

Nos casamos en Francia, literal y figurativamente. En ese pueblo donde lo besé por primera vez frente a todos. Donde no nos importaba quién nos viera y nos hicimos los tatuajes juntos. El lugar donde tuvimos nuestra primera pérdida. Donde él lloró, pero también rio.

Ahora no es solo mío; es mi hogar, mi única familia.

Después de la muerte de mamá, nunca sentí que perdiera a un familiar. Creo que dejé de considerar a mamá como mi familia en el momento en que leí ese libro. En el momento en que supe que estaba dispuesta a dañar a mi mariposa. Mi caos infinito.

Joaquín es mi familia. Incluso Sebastian y Cynthia son mi familia. Son conquienes pasamos las vacaciones. Tenemos las conversaciones más acaloradas durante esas cenas ya que nuestras opiniones chocan mucho.

Digamos que Joaquín siguió a su madre en el departamento de terquedad y no tiene miedo de mostrar su lado fogoso cada vez que puede. Ahora, lo tengo como esposo y como socio.

Joaquín se opuso a la política despuésde todo. Dijo que la política nos asfixió cuando éramos más jóvenes, por lo que no hará que nuestros hijos pasen por eso.

Lo convertí al lado oscuro y se graduó en negocios conmigo. Ahora que tenemos el control total sobre la fortuna de papá, mi esposo y yo seguimos compitiendo sobre quién aporta las mejores inversiones.

Actualmente, está en el hospital, cargando a la criatura más hermosa que he visto en mi vida. Nuestro niño, Alexis, nació hace un día. Joaquín y yo no hemos podido dejar de mirarlo.

Está jugando con el collar de mariposas de Joaquín y parpadea lentamente.

—Oh Dios mío. Míralo, Emi. —Joaquín casi rompe a llorar.

—Lo sé. —Acaricio su hombro y beso su nariz, luego la cabeza de nuestro bebé.

Durante años, Joaquín ha usado una expresión triste cada vez que ve niños.

Él adora a los hijos de Michael y Xander, incluso al pequeño engendro de Liam, pero siempre es con esa pérdida que persiste profundamente dentro de él. Adoro su cuerpo después y trato de apartar su mente de eso, pero es una realidad con la que hemos tenido que vivir.

Ahora, hemos hecho posible ese niño inexistente.

Nuestros amigos están aquí: Liam, Xander y Kim, Michael y su esposa.

Les tomó algo de tiempo, pero Joaquín finalmente hizo las paces con Kim. Tuvo que disculparse por esos años en la escuela. Kimberly no tardó en perdonar a Joaquín después de enterarse por Xander que Joaquín siempre había preguntado por ella y la había cuidado.

En la universidad, Kim y Joaquín reconstruyeron su amistad de cuando éramos más jóvenes. Ahora está sentada al otro lado de Joaquín, a punto de llorar con él porque sabe cuánto ha soñado Joaquín con este bebé.

Kimberly siempre ha sido blanda y, a diferencia de mi esposo, no tiene miedo de demostrarlo. Xander siempre está sonriendo como un idiota orgulloso cada vez que ve a su esposa en acción. 

Mis amigos idiotas, Kim y Joaquín, nunca nos hemos separado. Compartimos el mismo mundo y empresas comerciales. A menudo nos reunimos para ver partidos e incluso volver a la cabaña de Liam.

Las noches comienzan y terminan con las payasadas de Michael y Xander. Liam y yo pretendemos que los toleramos. La verdad es que necesitamos la vitalidad que aportan a nuestras vidas. No es que lo admitamos alguna vez.

Michael sostiene a su esposa por la cintura y se inclina para hablar.

—¿Deberíamos casar a nuestro Remi con el pequeño Alexis? —Ella se ríe.

—Deja de intentar casar a todos con nuestro hijo.

—Sí, Mickey. —Xander golpea su hombro—. Pensé que querías que se casara con mi hija.

—Dijiste que no. —Michael lo empuja de vuelta.

—Aun así, ¿cómo te atreves a intercambiar a mi Cecily por alguien más? —Resopla Xan—. No es que la dejaría casarse alguna vez. Se quedará con nosotros para siempre. —Kim niega con la cabeza, sonriendo, pero no dice nada.

—Papi. —Elijah tira de los pantalones de Liam, el asombro llena sus rasgos, y si, como dije antes, el idiota de Liam tiene un hijo a pesar de que su otro padre los abandonara—. Él es tan lindo, papi.

—No está mal para el engendro de Emilio. —Liam levanta a su hijo de seis años para poder besar a Alexis. Va directo a la boca.

Joaquín se ríe. Le frunzo el ceño a Liam.

—Mantén a tu hijo alejado de mi bebé. Muy lejos.

—¿Qué le pasa a mi hijo? —Liam me mira y luego alborota el cabello de Elijah—. Nunca te conté esto, Eli, pero yo estuve apunto de casarme con tu tío Joaquín, lastima que él tiene mal gusto.

—Te voy a matar sino cierras la boca, solo mantén a tu hijo lejos de mi bebé.

—No escuches a tu tío Emilio, Eli. Si quieres a su hijo, ve a por él. Yo te apoyaré

—No si primero le rompo las piernas. —Sostengo a Joaquín cerca y él, en broma, me golpea el hombro.

—Para.

Bien, todavía le guardo rencor a Liam, pero no es solo por el compromiso. Tomó una de sus primeras veces que nunca pude recuperar: el primer vals. Y sí, recuerdo que tuvo su primer vals cuando Joaquín tenía trece años y nosotros quince. Recuerdo todo sobre mi mariposa.

Estoy tan obsesionado con este hombre. Soy adicto a él.

Estoy jodidamente enamorado de él y del hermoso caos que trae a mi vida.

Beso su cabeza de nuevo y ambos sonreímos mientras vemos nuestro milagro.

Nuestro pequeño bebé.

Puede que nuestra historia no haya comenzado de la mejor manera posible, pero no la tendríamos de otra manera.

Joaquín es mío y yo soy suyo. En el pasado. En el presente. En el futuro. Siempre.

CRUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora