FINAL

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Es extraño lo rápido que pueden terminar las cosas. En un momento estás ahí, en medio de tus momentos más felices, y al siguiente, todo termina. Aunque no realmente.

Han pasado dos semanas desde que todo salió mal. Desde que Helen resultó ser una psicópata que estaba obsesionada conmigo. Que lastimó a otras personas para no lastimarme. Que escribía libros para no matar a las otras personas tanto como quería.

Una parte de mí murió ese día. La parte que creía en Helen. La parte que la amaba y sentía lástima por ella.

Mientras esa parte moría, Emilio me revivió. Tomé mi primer aliento de resurrección al momento de su muerte.

Una muerte por una vida.

Sin embargo, no fuimos al hospital. Frederic me trajo el hospital, o mejor dicho, un equipo de médicos. Hizo que todos firmasen acuerdos de confidencialidad que les costarían tres generaciones de trabajo intensivo si revelaran algo.

Terminé con algunos puntos de sutura y dolor de garganta, pero ese no es el dolor que me queda. Es todo lo demás.

Es el hecho de que no vi a Emilio después de ese día. El hecho de que no responde a mis llamadas ni me habla. El hecho de que me haya dicho a través de papá que se mudará hasta que tenga que ir a la universidad. El hecho de que no me dejó consolarlo o estar allí para él. Incluso durante el funeral de Helen, nos saludó con la cabeza, aceptó las condolencias de mis padres y pasó todo el día con sus amigos idiotas. Y aunque me alegraba que tuviera a alguien a su lado, quería que ese alguien fuera yo, no Liam, Xander y Michael.

Los procedimientos policiales no tardaron en concluir. Frederic hizo su magia en todos los juegos de medios y fue etiquetado como un accidente.

Papá quería que Helen quedara al descubierto, pero Frederic y mamá lo convencieron de que no lo hiciera. No tendrá ninguna posibilidad de permanecer en la política si hace eso.

Si se sabe que ha estado casado con una psicópata, una atacante en serie que amenazó la vida de su hijo bajo su propio techo, será rechazado para siempre y nuestras vidas se convertirán en un infierno. Sin embargo, si se sabe que perdió a su esposa durante su campaña debido aun accidente, ganará simpatía.

—Y fingiré consolarte —dijo mamá—. Entonces todos dirán que soy mejor para ti que esa perra que, por cierto, dije que era una psicópata. No puedo creer que haya lastimado a mi bebé.

Entonces me abrazó hasta la muerte. Mamá me ha estado abrazando todas las noches y prácticamente se ha mudado con nosotros.

El afecto y el consuelo de ella y papá ayudan, pero no cierran el agujero en mi pecho. No curan la herida abierta desde ese día.

Una herida que me quema y me hace llorar todas las noches. Así que hoy decido cerrar esa herida yo mismo.

Me acerco a él. A la casa a la que se mudó. La casa de los fantasmas y los muñecos y los charcos de sangre. Volver aquí es lo último que quiero hacer, pero tampoco me inscribí para separarme de Emilio.

Después de ingresar el código, entro lentamente, observando mi entorno como si alguien me fuera a asaltar y clavarme una aguja en el cuello.

Me detengo cuando veo su espalda tensa. Parece melancólico, con los hombros caídos debajo de la chaqueta. Está parado frente a la piscina, solo que ahora está vacía. Sin agua de sangre ni agua.

Varias cajas se apilan una encima de la otra en el exterior. ¿Se está mudando? ¿A dónde?

Intenté preguntarle a Liam cómo le estaba yendo a Emilio, pero ese bastardo no quiso dar ninguna información y estoy demasiado exhausto para planear algo que lo obligue a decirme.

—¿Vas a alguna parte? —Me detengo a su lado. La mirada de Emilio va de golpe a mí. Sus irises parecen sin fondo, huecos, casi como si ya se hubieran mudado a otro lugar.

—¿Qué estás haciendo aquí? No deberías estar aquí.

—¿Entonces por qué estás parado aquí? —Vuelve a mirar la piscina vacía.

—Vete a casa, Joaquín. —Me acerco a él, envuelvo mis brazos alrededor de su cintura y apoyo la cabeza contra su pecho, inhalando su aroma—. ¿Qué estás haciendo? —pregunta sin devolverme el abrazo.

—Me dijiste que fuera a casa. Eres mi hogar, Emilio. —Me empuja, sacudiendo mis hombros.

—No soy tu hogar. Soy el hijo de la mujer que casi te mata, ella casi...

—No eres ella. —Lo interrumpo

—A lo mejor si lo soy. He vivido toda mi vida pensando que heredé los genes jodidos de mi padre, pero resulta que eran de ella. Tal vez crezca para ser ella.

—No lo harás.

—¿Cómo sabes eso?

—Porque compartiste mi pérdida. Lo llamaste nuestra pérdida, Emilio,¿recuerdas? Me dijiste que mi dolor es tuyo. Nunca serás ella, porque te importa. A tu manera, te preocupas. —Respira con dificultad como si todavía estuviera luchando contra esa idea. Esa realidad. El hecho de que no sea sus padres. Él nunca lo será. Lo sé con seguridad— Y yo soy tu caos —Sonrío a través de las lágrimas que pinchan mis ojos—. Así que no puedes dejarme solo o te perseguiré.

—¿Me perseguirás? —pregunta con una pequeña sonrisa.

—Sí, lo haré. ¿Sabes por qué?

—¿Por qué?

—Porque te amo, Emilio. He estado enamorado de ti desde que me encontraste en el parque ese día, me tiraste del pelo y me dijiste que querías mis primeras veces. Te he amado más a lo largo de los años y odié cada vez que tenía que enfrentar la realidad de que no podía estar contigo.

—Pensé que me odiabas.

—Esa fue mi forma de decir te amo. —Le da un golpecito a mi nariz.

—Eres muy extraño.

—No más que tú. Has sido un idiota conmigo durante mucho tiempo.

—Eso es porque quería que siguieras interesado en mí. Que no te cansaras nunca de mí. Te gané en todo solo para ver ese fuego en tus ojos mientras me desafiabas a una revancha. Te ataqué para que volvieras a mí. —Mis labios se abren.

—¿De verdad?

—De verdad. Puede que haya estado enamorado de ti tanto tiempo como tú lo has estado. —Las lágrimas brillan en mis ojos.

—Oh, Emilio.

—Gime. Quiero decir, gime mi nombre —dice con picardía.

—Te amo, Emilio. —Suspiro.

—Te amo, Joaquín. ¿Eso significa que eres mío ahora, mariposa?

—Siempre lo he sido.

Envuelve una mano alrededor de mi garganta y sus labios reclaman los míos.

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Nos leemos pronto.

CRUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora