Capítulo 25

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   ME GUSTAS

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ERIK

Desperté hace un rato, estoy mirando el rostro de Charlotte que se encuentra aún dormida a mi lado, tengo mi brazo izquierda apoyado con el codo de la almohada mientras sostengo mi cabeza con la mano y mi brazo derecho está aprisionado por Charlotte, tengo esa mano apoyada de uno de sus pechos desnudos y su mano está arriba de mi mano abrazándola inconscientemente, su corazón se siente  en cada palpitar.

Su rostro es tan delicado, tiene pestañas largas, naríz fina, labios carnosos y con forma de arco que están ligeramente abiertos, mandíbula marcada, pómulos ligeramente notables, cejas delineadas.

Su cabello es largo y está esparcido por toda la almohada y parte de su pecho. Me gusta la figura que tiene el cuerpo de Charlotte, me gusta cuando la veo desnuda, cuando está con ropa, cuando tiene cualquier uniforme y es estúpido decir que no me gusta porque si lo hace, ella me gusta y es un sentimiento que no había experimentado con tanta fuerza, es algo intenso que surgió desde que vi que era una fiera, que es una chica responsable y madura, pero puede ser una niña pequeña y no me quejo si me llama papi o preferiblemente que me diga daddy con su voz pervertida y juguetona.

Pude ver que estaba despertando, abrió los ojos y miró su entorno para luego mirarme a mí. Sus mejillas se tornaron de un leve color rojo. Estrujó su cara con una mano y miró la ubicación de mi mano.

No quité mi vista de sus ojos, sonreí con satisfacción-Puedo sentir los latidos de tu corazón. ¿Por qué se aceleraron?

Quitó mi mano, y se acurrucó en mi pecho tapando su cara, tomó la sábana con una mano y se arropó, debajo de la sábana me abrazó, su naríz estaba en mi pecho.

-Se aceleraron porque te vi.-Me dió un cosquilleo en el estómago al escucharla decir eso.

Sentí una humedad en mi pecho, fruncí el ceño e intenté quitar la sábana, pero ella no me dejó.

-Charlotte ¿qué sucede?-No me respondió así que me preocupé.- Por favor Charlotte ¿qué sucede?-Puse mi mano en su cabello acariciándolo -Confía en mí.

-Es que... Te irás...-No comprendí por que decía eso-y luego yo me quedaré sola, tienes a mil chicas detrás de tí, puedes estar con la que quieras, tal vez te irás con una chica de mejor cuerpo o no lo sé...

Su confesión hizo que mi pecho se encogiera de ¿ternura? ¿Tristeza? No lo sé, pero algo hizo que quisiera abrazarla por mil horas.

-Quiero estar contigo. Para mí tienes el cuerpo perfecto, cada pequeño detalle de tí me estremece, me haces sentir excitado. Me haces sentir, Charlotte, nadie había hecho que sintiera tantas cosas en tan poco tiempo, eres, eres... No se que diablos eres para mí, pero quiero que seas todo.

Escuché una risa de su parte-Si quiero, pero si es broma no quiero.

Reí también.

-Todo lo que dije es verdad, Charlotte, no había hablado con tanta sinceridad antes.

Se apegó más a mí, esta vez pude quitar la sábana, ella no quería que viera su rostro pero igual pude hacerlo, tenía lágrimas en sus ojos, mi corazón se derritió al verla así y comprendí que le habían hecho tanto daño como a mí, comprendí que estaba igual de lastimada como yo alguna vez lo estuve.

Pasé mis dedos por sus mejillas quitando las lágrimas, luego tomé su rostro con ambas manos y empecé a dejar besos cortos por todas partes de su carita, en su naríz, en sus mejillas, en su barbilla, en su mentón, en su frente, en sus ojos cerrados hasta llegar a sus labios. En sus labios dejé un beso suave, un beso que demostrara que estaba para ella.

Estoy ante los pies de Charlotte, ante ese angelical rostro, ante ese endemoniado cuerpo que me vuelve loco.

La miré a los ojos y ella a mí-Estoy a tu merced y si fueras un pecado me estuviera quemando en el mismísimo infierno de tan solo probarte y querer repetir.

Sonrió aún más y se lanzó a mis brazos, en ese momento ella era débil y yo era su protector, no me importa serlo, para mí es un honor. La abracé fuerte.

Me miró y pude ver un brillo de picardía, comprendí lo que quería con solo verla, me besó desesperadamente, subió a mi regazo y aprovechó que yo estaba acostado para moverse encima de mí, lo hizo lento. Entendí que mi miembro tenía vida propia cuando se levantó por los movimientos sensuales de Charlotte.

Reí-No sabía que eras de hacer mañaneros.

-Yo tampoco lo sabía.

Volvía a reír, la tomé por la cintura y la tiré a la cama para tomar el control de la situación.


Charlotte aún está en mi apartamento, la dejé poner música mientras cocinamos, estoy en ropa interior al igual que ella. Si vivo aquí es para estar cómodo y si ella está aquí también quiero que esté cómoda, pero si llega a venir alguien la obligaré a que se vista.

Estaba preparando panqueques cuando escuché la voz de Charlotte cantando alegremente.

Fui a la sala y me apoyé del umbral de la puerta, tenía un peine y estaba bailando y cantando con los ojos cerrados, una sonrisa apareció en mis labios.

Abrió los ojos, enseguida que me miró dejó de hacer todo movimiento y se sonrojó.

-Puedes seguir bailando, pero de espaldas, tu trasero se ve muy bien con esa tela.

Tomó un cojín y me lo arrojó, lo atrapé en el aire y se lo lancé con más fuerza así que a ella si le cayó en la cara, reí y volví a la cocina.

Escuché su voz desde la sala-¡Erik!

-¡¿Si?!

Sus pasos se acercaron-En un rato debo irme, trabajaré a las dos, salgo a las siete hoy por si alguien quiere pasar a buscarme con un batido de fresa.

-Dime daddy y ahí estaré.

La escuché gruñir, sentí sus manos en mis pectorales y su respiración en mi oreja, mordí mis labios y tragué grueso-Daddy-Dijo en voz baja y maliciosamente para luego nalguearme e irse corriendo mientras reía.

Dejé lo que estaba haciendo y fui detrás de ella mientras escuchaba sus risas provocando risas en mí-¡Hey ven aquí!

La Conejita de los hermanos BrownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora