Capítulo 9

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CONTRATADA POR EL OTRO BROWN

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CHARLOTTE

Desperté hace unas horas, estoy en autobús camino a casa de mi padre, llevo lentes puesto y una jaqueca demasiado horrible, la cabeza me va a explotar.

No quiero pensar en que podré encontrarme a Phillips o a Esteicy por ahí, debo solo llegar y entrar rápido a la casa porque en serio podría explotar y decir cualquier cosa, no estoy de muy buen humor.

Llegué, entré y encontré a mi padre en su silla de ruedas mirando la ventada con una expresión molesta en su rostro.

-Hola, papá, ya llegué, vine de visita-digo con un tono de alegría, pero él no me dice nada-. Papá...¿qué sucede?

Él sigue mirando la ventana, pero me responde con otra pregunta y con un tono de amargura y decepción.

-¿Eres Stripper?

Quedo paralizada y con un pánico terrible, mis ojos se abren en sorpresa -¿Quién...?¿Quién te lo dijo?

Voltea y me ve, sus ojos me muestran tristeza y enojo-¿Así que es verdad? ¿Por qué? ¿Por qué me mentiste?

-¿Papá quién te lo dijo?

-Esteicy, ahora respóndeme tú a mí.

«Claro, ella tenía que ser, pagarme con más traición»

-No te lo dije porque sabía que te molestaría, de esa manera es que he podido hacer dinero y...-

Me interrumpe-Vendiendo tu cuerpo como si no valieras.

-No, papá. No vendo mi cuerpo, vendo bailes, solo bailo, no me acuesto con ningún hombre.

-Sé que desde que tu madre se fue a sido difícil y sé que te a tocado todo a tí, pero ¿de esa manera tenías que trabajar? Estoy realmente decepcionado.

Mi corazón se rompió en mil pedazos al escuchar eso de mi propio padre.

-Papá entiéndeme yo...-

Sus ojos se cristalizan al igual que los míos-No quiero escucharte, por favor vete.-quita la mirada y no puedo hacer más nada.

Salgo de la casa y mis lágrimas también salen.

***

Erik


Escuché la puerta del apartamento de en frente y supe que era Charlotte.

Desde el momento en que la vi en el club supe que quería hacerla mía, el jodido problema es que mis hermanos pensaron lo mismo.

Cuando la vi bailando para Ehiler me molesté tanto. Para nosotros es un tipo de reto y no lo pienso perder.

Quiero verla bailar para mí.
Quiero ver esa melena rubia regada por mis sábanas mientras acaricio semejante cuerpo delgado y pequeño ante mis manos, besar sus labios rosados, mirarla a esos ojos azul cielo y que al día siguiente tenga mis manos marcadas en sus nalgas blancas.

Salí y toqué su puerta, abrió y tenía los ojos rojos e hinchados, estaba llorando. Me pregunté porque lo habría estado haciendo.

Ayer cuando la vi con el cigarrillo fue un recordatorio de que mi abuelo murió por eso y al verla llorando por el desgraciado de su ex fue como ver a mi madre llorando por mi padre tantas veces.

La miré y solo lo dije-Quiero que bailes para mí.

Soltó una risa amarga y me miró mal, sí debí imaginarlo.

-Ni lo pienses.

-¿Ese no es tu trabajo?

-Sí-Lo dijo con tristeza, arrepentimiento y decepción-. Si quieres que lo haga debes pagar en el club y hoy no es día de trabajo.

Intentó cerrar la puerta, pero lo evité-No pienso pagar ni un céntimo por tí en esa mierda, controlan cada billete que entra y yo pienso dártelo a tí preferiblemente, allá se quedan con la mitad de lo que entra, yo te pienso dar todo completo. Ellos no tienen porque saberlo.

Es algo que aprendí hace mucho, el club de mis padres no es un buen lugar, sí, pagan bien, pero jamás completo como deberían.

Ella lo pensó-Esta bien, lo haré, pero a las nueve y no intentes nada.

Sonreí -Te espero entonces.

Con eso me fuí a mi apartamento y lo preparé para la ocasión, esta vez pondré yo la música.

Cuando llegó la hora puse las luces led en rojo, tomé un vaso de vodka y esperé, cuando tocó la puerta esperé un rato para no parecer "desesperado".

Fui y le abrí, ella tenía el cabello en una cola como el primer día que la vi, llevaba las orejas de conejo y el uniforme puesto ya: body, unas medias de maya, los brazaletes, la cola, el collarín y los tacones.

Lo que más se le notaba era la cara de perro que traía, sonreí y la dejé pasar, ella miró el sitio y las luces, vio su teléfono e iba a poner la música.

-No. La música la pondré yo.

No dijo nada, puse la canción de The Weekend-Call Out My Name y me senté con mi vaso a verla.

Ella empezó sus movimientos, lo hacía al ritmo de la canción y sensualmente.

Tocaba sus piernas, subía y bajaba, tocaba su cabello, vino hasta mí y me miró directamente a los ojos, tocó mi pecho de arriba a bajo tan lento que mi pantalón comenzó a molestar y se alejó, su trasero se veía jodidamente bien con la cola de conejo que tenía.

Al terminar solo agarró su teléfono y me miró.

Saqué el sobre de dinero y se lo di, ella lo tomó y se dirigió a la puerta, pero no iba a poder abrir porque cerré con llave.

Volteó y me miró -Abre la puerta, por favor.

Dejé el vaso en la isla del mini bar que tenía y fui hasta ella, sus mejillas se colorearon de rojo por el cansancio, se vio muy tierna.

La apegué a la puerta y la miré a los ojos -Quiero que folles conmigo.

Soy muy directo, lo siento.

Sus ojos se abrieron y me miró con asombro, se intentó quitar, pero la tomé de la nuca y la besé intensamente.

Ella siguió el beso, no pude detenerme y no entiendo porque. Separó sus labios de los míos, me empujó y me dió una bofetada.

Bien merecida que la tenía porque sé que me sobrepase.

-No vuelvas a tocarme, abre la maldita puerta, Erik. Jamás follaré contigo, tengo novio y ...-

La interrumpí aún con la mano en la mejilla-Mientes, no tienes novio.

-¡Jodete! -Sus ojos se cristalizaron.

Abrí la puerta y ella se fué, cerré y le di un puño a la pared.

Estando con ella no me puedo contener. «¡Demonios!»

Quité las luces, me terminé a fondo el vaso de vodka y lo arrojé contra la pared.

La Conejita de los hermanos BrownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora