Capítulo 44

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UNA BIENVENIDA UN TANTO ACALORADA
_______

CHARLOTTE

Las prácticas en el hospital fueron excelentes. Fuí enfermera junto a un grupo reducido de mi sección, a penas terminé las prácticas Madeleine me buscó en el carro de Gregory, claramente ellos no hicieron las prácticas conmigo ya que ellos estudian otras cosas.

Fui a mi apartamento, me duché y me vestí, luego salí y me dispuse a disfrutar la noche. Así sea un poco...

Llegamos a una discoteca escondida en una zona de la ciudad. Es increíble porque parece un simple restaurante, pero al pasar una puerta está la discoteca.

Sonreí. Pasaron unas horas y ya estaba feliz bailando con las chicas mientras los chicos iban por bebidas.

ERIK

Llegué a Los Ángeles y fuí de inmediato al apartamento, el vuelo duró más de lo esperado. En cuánto llegué vi que estaba solitario, sin rastro de Charlotte.

Dejé mil llamadas perdidas a su móvil, pero no había respuesta así que opté por llamar a Gregory, quizás él sabría si ella está con Madeleine, su amiga y novia de él.

Llamé dos veces, a la tercera contestó-¡¿Hola?!

Este imbécil se está divirtiendo-¿Puedes ponerte en un sitio donde podamos hablar bien?

-¡Un momento!-aguardé-Hola, amigo ¿Qué me decías? ¿Ocurre algo?

-Sí ocurre algo. Tuve un malentendido con Charlotte, vine a Los Ángeles, pero ella no está en el apartamento ¿sabés si está con Madeleine?

-Viejo Charlotte está aquí con nosotros en una discoteca, no sabía que habían discutido. ¿Te envío la ubicación?

¿Una discoteca? ¿Es en serio?

-Sí, envíala ahora mismo.

No sé si estoy enojado porque no me dejó ni explicarme cuando ya está en una discoteca o si estoy enojado porque no me comunicó que iría cuando yo estuve en un vuelo solo por ella y para explicarle bien las cosas. O quizas ambas cosas me enfadan.

Mi teléfono suena y veo la dirección en el chat de Gregory, bajo y cuando estoy en el auto sincronizo la dirección con el coche.

En poco tiempo ya estoy ahí, el lugar me supo engañar, pero un mesero me explico la entrada a la discoteca.

Estando adentro busqué con la mirada a mi impulsiva mujer y la encontré sonriente bailando con sus amigas.

Hace tiempo no la veía así de sonriente, desde antes que ocurriera lo que sucedió la noche en la que casi ocurre la violación, así que decidí dejarla disfrutar la noche. Sin quitarle el ojo de encima, la cuidé desde lejos y disfruté su felicidad sin interrumpirla.

A eso de las casi cuatro de la mañana vi que se sentó sola a beber algo así que ahí aproveché y me acerqué.

Susurré en su oído:-Estás preciosa.

Volteó ceñuda y al verme se sorprendió, luego cambió su rostro de sorpresa a enojo, se levantó y se iba a ir, pero la tomé del brazo.

-¡Suéltame!

Suspiré y la solté, comenzó a caminar hacia la salida trasera.

«Dios dame paciencia» Sonreí, busqué a Gregory, le dije que cuidara que nadie saliera por la puerta donde ella había ido y luego la seguí.

Estando afuera no dejé que llegara muy lejos, la acorralé en una pared de una esquina solitaria. De esas donde las parejas van a besuquearse.

Sonreí de lado-¿No me dirás que te alegras de verme, cariño?

-¿Por qué me alegraría si estoy enfada contigo?

-Eh, no lo sé, tal vez ¿por qué me echabas de menos? ¿o por qué me amas?-silencio de su parte.

Trató de empujarme, pero no pudo, en vez de eso quiso escabullirse por debajo de mis brazos tomando como ventaja que es más baja que yo y lo que consiguió fue que pegara su pecho de la pared.

-Suéltame, Erik, o gritaré.

-¿Ha caso no te gusta que te tenga así? Dime una cosa Charlotte. ¿Debo follarte aquí mismo para que entiendas que solo pretendo estar entre tus piernas y no en las de nadie más?

Su respiración me daba la respuesta aunque sus labios no quisieran decirla.

-Aléjate de mí que estoy enfadada contigo.

-Estando enfadados el sexo es mejor, cariño.

Su vestimenta era un jean y una blusa corta, para mí no fue un problema. Desabroché su pantalón y metí con facilidad mi mano entre sus bragas, toqué su humedad y de sus labios salió un jadeo.

Me apegué a su oreja para comenzar con silenciosos susurros-Pídeme que  me aleje, Charlotte. Si estás tan enojada dime que me quite y yo como buen novio cumpliré tus ordenes.

-Debería decirlo.

-Pero no lo harás porque me extrañabas tanto como yo a tí ¿No es así?

-Sí...

La volteé en menos de dos segundos y junté mis labios con los suyos mientras mis manos jugaban con los botones de su pantalón para poder bajarlos.

-No... Aquí no...

Mi respiración era agitada, la miré-¿Por qué no?

-Si sale alguien nos verá...

Sonreí-¿Confías en mí?-asintió-Entonces volteate porque pienso follarte y no pienses que nos verán, eso no pasará así que solo disfruta, porque Charlotte, me muero de ganas de estar dentro de tí otra vez.

Hizo lo que le ordené, bajé su pantalón, me agaché y hundí mi boca entre sus piernas, estaba empapada y eso me excitaba aún más.

La Conejita de los hermanos BrownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora