Capitulo 2: "la ciudad Derec sucumbe"

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Al día siguiente, Daine se despertó y se dirigió al cuarto de su madre pero no la encontró, así que fue al cuarto de su hermana.

—Oye, Yirene, ¿has visto a mi mamá? —preguntó, pero se dio cuenta que tampoco estaba su hermana—. ¿Qué? Yirene tampoco está... Qué raro —balbuceó extrañado.

Daine salió al corredor de la casa para buscarlas.

—¡Feliz cumpleaños, hijo! — Gritó de repente Shirimi. 

—¡Feliz cumpleaños, hermanito! — Agregó Yirene. 

Daine se asustó momentáneamente por su repentina presencia, pero luego observó que había mucha comida en la mesa y comenzó a procesar las cosas.

—¿Qué?, ¿mis cumpleaños?, no me acordaba —se sinceró, estaba sorprendido y algo sonrojado —¡gracias mamá, gracias hermana! —añadió con alegría. 

—¿Ya habías olvidado tu cumpleaños? — Le cuestionó Yirene, quien luego soltó un suspiro —¡si ves! ¡Por estar pensando en esos capitanes! — Le reprochó. 

—Ya no empiecen a pelear, que este día es muy especial, ya que mi hijo cumple 17 años y hay que celebrarlo — comentó Shirimi muy alegre, y Daine, sin dudarlo, corrió a abrazar a Shirimi. 

—No me lo esperaba... ¡Gracias a las 2! — Sonrió ampliamente — ¿toda esta comida es para nosotros? — Les preguntó sorprendido.   

—Sí, ¿o acaso ves a alguien más? — Respondió Yirene haciendo un ademán con sus manos. 

—¡Así es hijo, hay suficiente para que comas como es debido y sigas siendo tan saludable como siempre! —afirmó Shirimi, mientras repartía la comida. 

—¡Claro, como digas, mami! —replicó con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Sera que si como igual que una vaca, como lo hace Daine, nunca me enfermaré como pasa con él? ¡Es que ni una gripa! —expuso con asombro su hermana. 

—¡Ay, Yirene! ¡No digas tonterías, si comemos casi igual! —se defendió el joven de mechones morados —no es mi culpa que tus defensas sean tan deficientes, y sí, ¡soy afortunado por tener un cuerpo saludable! —dijo con cierto orgullo, inflando su pecho.  

—¡Ya dejen las charlas sin sentido y disfrutemos de este momento! —interfirió la señora Shirimi. 

De esta manera, los 3 se dispusieron a comer, y a disfrutar de un buen tiempo en familia, que debido a los últimos acontecimientos, no había sido posible. Tanta tensión y malas noticias habían ocupado la mente de todos, sobre todo la de Daine, que no dejaba de pensar en esos sujetos, pero gracias a esta fecha especial lograron por un momento olvidarse de ello. 

—¡Estaba muy delicioso! —expresó Daine abrazándose la barriga mientras se sentaba en el piso. 

Shirimi sonrío al ver que su hijo disfrutó del gran banquete.

—Me alegro que te haya gustado, fue con mucho cariño —comentó su madre, por lo cual, Daine le agradeció nuevamente —por cierto, ¿mañana tienes clase? —indagó mirando a su hijo. 

—Si señora — contestó con desaliento. 

—¿No será peligroso ir al colegio?, pues esa carretera conecta a la ciudad donde llegó aquel hombre llamado capitán número 2, ¿estarás bien? — Preguntó Yirene algo pensativa.

—No lo sé, imagino que mañana el colegio nos informará si se suspenden o siguen las clases — contestó Daine con duda —igual, la ciudad Derec está a varios kilómetros del colegio, no creo que pase algo — opinó el joven de mechones morados. 

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