Capítulo 10: "Fortaleza espinosa"

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— ¡Se lo merecían! Claramente no podían hacerle frente a mi poderosa rosa — el capitán sonrió al ver colapsar las casas.  

La rosa aún seguía girando y lanzando espinas sin cesar, aunque en menor cantidad. El capitán aprovechó el momento de victoria y revisó las heridas que tenía. Segundos después se percató de algo, ya no estaba escuchando el ruido que producían las espinas al chocar contra las casas o el suelo, así que alzó su mirada y vio con asombro que la rosa había dejado de arrojar espinas, y al instante cayó al suelo.

—¡¿Pero qué ocurrió?! — El C1 no entendía qué había pasado —¡no se puede detener, aún le quedaban bastantes espinas!  

Sin embargo, observó que la rosa tenía incrustada una flecha en aquel agujero verde por donde no salía ninguna espina.

—¡Con que descubrieron el punto débil de mi técnica!, ¿pero quién fue?, ¡si las casas les cayeron encima! — Se alteró bastante el capitán. 

De pronto, Naely salió debajo de los escombros sosteniendo el arco con una de sus manos, ella estaba completamente llena de polvo y con su ropa hecha un desastre. 

—¡Que molesta fue esa rosa!, pero por fortuna, pudimos detenerla — habló presumidamente la joven pelinegra mientras se limpiaba con la palma de su mano la suciedad de la cara.   

—¿Pero en qué momento?, ¡¿cómo?! — Preguntó rabioso el numeró 1.  

Ella sonrió brevemente y señaló con su dedo índice la casa derrumbada, y procedió a explicar su impresionante hazaña:

—Aunque quede encerrada y bajo esos escombros, quedó frente a mí un pequeño hueco por donde afortunadamente cabía la flecha y a pesar de que dudaba si podría dar en el blanco, al final acerté.  

El capitán 1 dio un puño contra el suelo, en muestra de la gran ira que sentía por todo su cuerpo, mientras veía como se iba desintegrando la gigantesca rosa y todas las espinas lanzadas. 

Segundos después, Daine salió lentamente de los escombros con algunas heridas leves en su rostro y extremidades.

—¿Qué pasó con las espinas? — Interrogó confundido, aún se encontraba aturdido por el impacto recibido.  

—Yo detuve la rosa con una flecha... Pero más bien, ayuda a tu hermana a salir de las ruinas de la casa — contestó Naely volteándolo a ver.

Aunque cojeando, Daine se apresuró hacia donde Yirene y retiró las cosas para que ella pudiera salir, puesto que le era difícil hacerlo por sí misma con la gran herida que tenia en su brazo ocasionada por la espina gigante.  

—¿Estás bien? — Preguntó preocupado. 

—Si tranquilo... — Respondió un poco adolorida —así que al final, si pudiste darle a ese agujero— le dijo Yirene a Naely.

—Si... — Afirmó la pelinegra botando el arco al piso —así como lo dijiste, el punto débil era aquel agujero por donde no arrojaba espinas, lo conseguí con la última flecha que me quedaba — relató. 

—¡Así que tú lo descubriste, Yirene! ¡Eres muy observadora! — Comentó sorprendido, mirando a su hermana.

—Si... Pero al final fue gracias a ella, quien acabó con esa horrenda rosa — le recordó Yirene con pocas energías.

—¿Qué tal capitán? — Exclamó Naely, observando al capitán fijamente de una forma intimidante —al parecer te preocupa que eliminara tu preciada técnica, ¿qué harás ahora?, te ves muy herido y cansado — trató de amedrentarlo. 

El C1, visiblemente impotente, se colocó de pie con dificultad al tiempo que empuñaba sus manos con fuerza, se veía con facilidad como la ira lo consumía. 

Los CapitanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora