Capítulo 29: "Original"

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Daine, guiado bajo la rabia y venganza, arremetió velozmente contra los clones del capitán. A uno de ellos le encestó un puño en el abdomen y luego le clavó el cuchillo en el entrecejo haciéndolo desaparecer. Luego, con grandes reflejos logró esquivar una puñalada de otro clon y como un rayo traspasó su cráneo con la lanza, justo en su punto débil. Sin embargo, su ataque se vio interrumpido al recibir una patada por parte de una de las copias restantes en la espalda, mandándolo al suelo. 

Daine se iba a levantar pero otro de los cuerpos del C2 le dio un golpe en un costado haciéndolo rodar por la tierra, le pensaba dar otro golpe pero Sotmi llegó de sorpresa y lo tomó por los brazos lanzándolo como si fuera un muñeco hacia un muro de una casa estrellándolo de cara contra esta y enseguida le disparó, borrándolo del mapa.

Naely también se unió al enfrentamiento frenando a 2 clones que iban a atacar a Sotmi por la espalda, donde efectuando un rápido movimiento les enterró una espada a cada uno en su punto débil, eliminándolos de inmediato.

Mientras ellos 3 batallaban en conjunto contra los clones restantes, los prisioneros que alcanzaron a salvarse de la muerte segundos antes se trataban de 2 jóvenes de cabellera castaña, piel blanca, complexión delgada y ojos negros. Ellos llegaron corriendo hasta donde Yirene para que ella les soltara el nudo de las manos y de la boca. 

—¡Listo! —Pronunció la rubia liberándolos.

—¡Gracias! —Agradeció muy agitado uno de los chicos, mientras que el otro no dijo nada, simplemente se centró en controlar su respiración, ya que estaba muy alterado por todo lo que acababa de suceder.

—Aprovechen que pudieron salvarse de la muerte y huyan lo más rápido que puedan de aquí, ¡ahora! —Les sugirió Yirene. 

—¡Ni de chiste!, ¡pelearemos junto con ustedes para derrotar al capitán! —Contestó de inmediato el más joven de ellos.

Yirene se sorprendió por la respuesta del joven, pero al mismo tiempo se enojó pisando fuertemente el piso:

—¡¿Cómo se les ocurre?! —Protestó —nosotros nos encargaremos de él, ustedes deben ir a un lugar seguro ahora mismo —vaciló por un momento —inclusive para ellos que son buenos en el combate es difícil, para ustedes será demasiado... Y la verdad es que en un momento como este no podemos darnos el lujo de proteger a más personas al tiempo que peleamos contra el capitán —les explicó rápidamente el porqué de su postura.

—Mira, agradecemos que nos hayas terminado de desatar, pero no eres nadie para decirnos que hacer —dijo el mayor de los jóvenes, para luego darle la espalda.

Yirene, aunque estaba molesta por la forma en que él le respondió, no dijo nada, solo agachó la cabeza sintiéndose impotente.

—Lo siento por la forma tan grosera en que te respondió mi hermano Reinder, perdónalo... Él siempre ha sido así de borde —exclamó con un tono amigable el otro chico.

—Conque son hermanos, con razón se parecen bastante... Y tranquilo, de todas maneras él dice la verdad, ¿quién soy yo para darles órdenes? —La rubia suspiró al terminar de hablar.

El muchacho posó su mano derecha sobre el hombro de ella.

—Tranquila, sé que lo haces porque te preocupa lo que pueda llegar a pasarnos, pero debes saber que es nuestra decisión y no debes sentir culpa si algo nos sucede —le regaló una tierna sonrisa —por cierto, soy Fainder, un gusto —agregó antes de partir junto con su hermano a buscar algún objeto que pudiera servirles como arma de combate.

Yirene quedó pasmada por un segundo ante las palabras de aquel chico tan gentil, pero enseguida cambió su mirada hacia el lugar del combate, llevándose la sorpresa de que Naely acabada de darle el golpe final al último de los clones.

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