Capítulo 14: "un joven habilidoso"

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Pasados escasos minutos de la derrota del capitán 1, los tres jóvenes aún estaban tendidos en el piso, ninguno había despertado, y es en ese momento en que llegaron los soldados del capitán.

—¿Qué vamos a hacer? No encontramos nada, el C1 nos dijo que no podíamos regresar con las manos vacías... ¡Nos va a matar! —Comentaban los soldados con preocupación.

—A parte de eso, ¿por qué el capitán creó la rosa asesina? ¿Será que estaba practicando para matarnos por no cumplir con la misión? —se cuestionó uno de los soldados al recordar la gran rosa, que desde diferentes lugares de la ciudad se había podido apreciar.

—Ya no exageren, ustedes saben que al capitán de vez en cuando le gusta practicar sus técnicas, seguro era eso —aseguró el líder del ejercito con impaciencia.

Pero cuando llegaron al lugar de la batalla, quedaron conmocionados al ver tal escena; el cuerpo de su intimidante capitán estaba destrozado y junto a él, un joven tendido en el piso. Luego, se percataron de la presencia de las dos chicas, que también estaban tiradas en el suelo.

—¡¿Qué pasó aquí?! ¡¿En serio estos humanos pudieron asesinar al capitán 1?! —se preguntó un soldado alzando la voz, simplemente no le parecía que fuera real lo que estaba viendo.

Si bien sabían que el capitán no era invencible y que con armas ordinarias con las que contaban los humanos era posible lograr una victoria, no dejaba de ser surrealista ver el cuerpo mutilado de su líder, un ser que había sido en extremo sanguinario y malvado.  

Otro soldado, se acercó al cuerpo del capitán y con un pie movió una parte de la cabeza de este. 

—Perfecto, con el C1 muerto ya no tenemos a nadie que nos de órdenes, podemos hacer lo que nosotros queramos —celebró con cierta calma, pues ser subalterno del capitán no era algo que fuese muy agradable. Algunos soldados apoyaron dichas palabras.

—No sean imbéciles, aunque el C1 esté muerto, todavía quedan los otros capitanes, quienes nos pueden mandar o reclutar en sus tropas, recuerden que todos pertenecen a la misma organización—. Los soldados quedaron en silencio al escuchar a Niller, su líder.

Aun así, aquel soldado volvió a intervenir, mostrándose desafiante ante su líder:

—Sí, tal vez tengas razón, pero nosotros pertenecemos al ejército del capitán 1, no de los demás capitanes, además, si nos escapamos ningún capitán podrá ordenarnos nada, es más, podemos tomar un pueblo para nosotros mismos y hacer a esos humanos como nuestros esclavos—. Propuso con notable entusiasmo.

Unos soldados rompieron el silencio y aplaudieron la idea de su compañero, pero había otro grupo que la rechazaba por parecerles absurda. Es así, que ellos continuaron discutiendo y cada vez era más fuerte el debate.

—¡Silencio! —Niller se cansó de escucharlos y le disparó al soldado que propuso dicha idea y con una fuerte voz se dirigió a sus compañeros, —¡¿hay alguien más que esté pensando esa ridícula idea?, si es así, que lo diga, ¡para matarlo de una vez! ¡Están muy equivocados si creen que podemos hacer lo que queramos, si no es alguno de los otros capitanes, será el capitán supremo quien nos matará por traidores! —declaró airado el líder del escuadrón.  

Ante aquellas fuertes palabras, todos inclinaron con cierto miedo la cabeza, reconociendo que las palabras que decía eran solas verdades. 

—¿Pero entonces que hacemos ahora?... —Preguntó entre los dientes uno de los soldados.

Antes de responder, Niller divisó con atención el cuerpo de Daine, luego el de Naely y posteriormente el de Yirene.

—Lo que haremos, será averiguar si estos 3 fueron quienes acabaron con el capitán, lo cual es lo más probable. ¡Tráiganlos, los interrogaremos una vez despierten! —ordenó a su ejército, a lo cual ellos asintieron de inmediato.   

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