Capítulo 11: "El monstruoso capitán número 4"

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Si en la ciudad Mish se estaba librando una intensa batalla contra el primer capitán, en la gran ciudad Caler, donde había llegado el capitán número 4, el ambiente también era de tensión. Pues, las fuerzas armadas de esta ciudad estaban listas y dispuestas para atacar y desterrar a aquel sujeto que irrumpió en la tranquilidad de su gente. Por ello, un gran número de hombres con valentía se dirigieron al lugar donde se encontraba el capitán.

— ¡Tú, que te proclamas como el capitán número 4, será mejor que te vayas de esta ciudad! — Habló con osadía el comandante de aquel batallón. 

—Se estaban tardando en llegar... Me ahorraron el trabajo de ir a buscarlos — contestó arrogante el capitán, con una mirada de estrés. 

—¡Cometiste un gran error al llegar aquí, esta ciudad es una de las más poderosas en armamento y fuerza militar de este continente! — Le señaló alzando la voz el líder de las tropas humanas. 

Ante esas palabras, el rostro del capitán no mostró ninguna reacción.

—Sí, sí, si, ¿y qué pasa? — Preguntó a modo de burla. 

—¡Lo digo como una última oportunidad para que te largues de aquí! ¡De lo contrario morirás! — Respondió enojado el comandante. 

El capitán 4 y sus soldados soltaron una carcajada que resonó por todo el lugar, molestando de sobremanera al comandante de la ciudad, a quien la paciencia se le estaba acabando con cada segundo que pasaba. 

— ¡Preparen todo! ¡Acabaremos con este cornudo de una vez por todas! — Ordenó a su ejército, fijándose en los puntiagudos cachos del capitán.

—¡Sí señor! — Respondieron con valentía sus hombres.

Era un batallón enorme, no se podía comparar con los que los demás capitanes se habían enfrentado hasta el momento. Se agruparon en tres escuadrones; en la primera línea, soldados con cañones; en el medio, había un gran número de soldados con arcos y flechas; y en el último escuadrón, los soldados tenían espadas.

—Despídete de este mundo... ¡Morirás aquí mismo! — Entonó el comandante mirando con orgullo a su gran ejército. 

—¿Ya acabaron de armar su espectáculo? — Bostezó el C4 estirando los brazos. 

—¡Parece que no te percatas de la situación! — Exclamó exaltado, eso era lo que más lo sacaba de sus casillas, que los viera tan inferiores, a tal punto de no tomarlos en serio. —¡Son decenas de cañones, miles de soldados con espadas y arcos! — Gruñó de la rabia.    

—¿Y eso qué? Si se sienten muy preparados, ¿por qué no empiezan? — Contestó prepotente el capitán.

—Si eso quieres... ¡Así será! ¡Ataquen! — Ordenó el comandante, emanando el más potente bramido jamás dado.   

Los soldados del capitán 4 para no verse involucrados en el combate, se alejaron del lugar rápidamente antes de que la batalla empezara. 

El primer escuadrón atacó disparando los cañones; uno por uno, produciendo una gran explosión y zumbido en los oídos de todos los presentes, dejando el lugar lleno de humo y destrucción. Todos los soldados junto con el comandante sonrieron, pensando que ya lo habían eliminado, pero su alegría se transformó en terror, cuando el humo desapareció y el C4 estaba intacto, de pie en el cráter producido por los cañones. 

—¡Esto es imposible! — Comentó atónito el comandante, mientras que el capitán se aproximaba hacia ellos con pasos lentos.

Toda la fuerza armada de Caler estaba sin palabras, ¿cómo era posible que los cañones no le hicieran un solo rasguño? ¡¿Siquiera era real?!  

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