Tras varias horas de viaje, donde vivieron diversos problemas de convivencia, más que todo causadas por las ocurrencias y pláticas graciosas de Sotmi, por fin estaban llegando al pueblo Estación N°2, solo faltaban unos pocos kilómetros, sin embargo el cansancio de los caballos más el comienzo del anochecer obligaron al grupo de jóvenes a detenerse y tener que pasar la noche en la intemperie.
—Tendremos que pasar la noche aquí en la carreta, pero mañana con seguridad ya llegaremos a casa — comentó Daine con un tono de alegría.
— Sí, y también con seguridad recibiremos un gran regaño por parte de nuestra madre — replicó su hermana algo intranquila mientras acariciaba su rubia cabellera.
—Tranquila nena, que ahí estaré yo para defenderte de tu madre — Sotmi le guiñó un ojo de forma seductora.
—No, gracias, no necesito que me protejas de nada, imbécil... — Contestó algo sonrojada.
Sotmi soltó una pequeña carcajada al ver su reacción.
—Como digas preciosa, sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites — volvió a guiñar el ojo.
—Que intenso es ese estúpido... — Murmuró Yirene blanqueando los ojos.
Todos se bajaron de la carreta, los chicos liberaron a los caballos del pesado carruaje y los amarraron en los troncos de unos árboles para que pudieran pastear y descansar.
Naely y Yirene se acostaron juntas en un lado de la carreta y se taparon con unas cuantas ramas tratando de combatir el frío. Daine y Sotmi también se dirigieron a ir dormir en el otro lado de la carreta poco después de que ellas lo hicieron.
Pero antes de que se fueran a cubrir con las ramas, Sotmi miró con impresión que varias de las heridas de Daine ya no estaban vendadas y estaban prácticamente cicatrizadas.
—¡Pero qué rápido se han curado! — Exclamó el pelinegro.
Daine al inicio no sabía a qué se refería, pero vio la mirada de Sotmi clavada en sus heridas casi sanadas y comprendió lo que decía, pues las 2 chicas aún no se curaban y todavía manifestaban episodios de dolor, caso muy contrario a él.
—Ah, te diste cuenta sobre esto... Si, desde pequeño tengo esa particularidad, suelo sanarme muy rápido si me comparo con los demás — contestó Daine con una cálida sonrisa.
—Pues vaya que es algo muy curioso, nunca había visto algo así — ahora fijó su mirada en el cabello de Daine — y por lo visto, eso no es lo único curioso que tienes, mi amigo, ese cabello tan particular, ¿a la moda?, ¿con que te lo pintas? — Interrogó de forma burlona observando los particulares rayos morados.
—¡No es pintura! — Daine se sonrojó un tanto y suspiró brevemente —es natural, si, sé que dirás que no me parezco en nada a mi hermana, pero es que herede todo de mi padre — agregó.
—¡Hey! Justo lo que iba a decir— soltó una gran carcajada —y dime, ¿entonces tu padre tiene el cabello igual al tuyo?, que genética tan rara, nunca había visto rayitos morados en ninguna persona — Sotmi continuó hablando muy animado.
—Se ve que eres alguien muy preguntón — Daine hizo un gesto con las manos —pero para no dejarte con la intriga, yo no conocí a mi papá, él nos abandonó cuando yo estaba aún en el vientre de mi madre y Yirene era apenas una niña...
Sotmi por fin hizo un poco de silencio, sintió que sus preguntas habían incomodado a Daine, aunque él no lo demostrase.
—Oh, lo siento, mi amigo, no sabía eso, creo que lo mejor será dejar el tema... De todas maneras ese color de pelo te queda genial — dijo Sotmi chocando el hombro de Daine.
ESTÁS LEYENDO
Los Capitanes
Science FictionTras la llegada e invasión al planeta Tierra de unos seres con poderes sobrenaturales, denominados "Los Capitanes", Daine y su hermana, más un grupo de amigos que formaran durante su lucha por la supervivencia; los enfrentarán, tratando a toda costa...