22. Los errores del pasado me persiguen / Alexander Clarck

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Ha pasado un mes y parece mentira todo lo que sucedió, la discusión con Hannah, ella contándonos sobre su amor no correspondido y por último pero lo más destacado entre todo, Chase.

Tal como Chase dijo, hui pero sólo fue hasta la primera semana del mes pasado, debido a que al final rechazaron mi solicitud de prácticas y solo me quedaban dos opciones, regresar a los dormitorios y encontrarme con Chase o Hannah; o podía ir a la casa de mi familia.

Obviamente tomé la segunda opción, lo que no sabía era lo que vendría con ella. Al cabo de dos días de haber llegado a la casa de Sophia, la visita de Emma me sorprendió. Se veía tan distinta de hace unos años atrás.

Corrió a darme un abrazo con tanta calidez que me hacía recordar viejos tiempos pero también tener cierto remordimiento, por lo que me aliviaba a pensar que solo sería aguantar por un día pero ella se encargó de ser mi guía turística por lo menos por una semana entera.

- Quizás es el pago de mi pecado -pensé mientras caminábamos hacia el lago que dividía ambas casas, la familia Walker y la familia Clarck.

- Parece ayer cuando una chica egoísta, mimada y orgullosa, se aparecía de nuevo en la casa de sus padres después de haber jurado nunca regresar y que además, traía consigo un niño de seis años llamado Chase -dijo con nostalgia, me miró por unos instante y siguió su camino.

- Para mí siempre serás esa joven jovial, amable y alegre que me regalaba malvavisco si cuidaba de Chase -dije en risas, de pronto recordé que si no fuera aceptado ese chantaje, jamás me hubiera enamorado de un hombre.

- Sin embargo, tú solo aceptaste los tres primeros, ya después me rechazaste diciendo que lo hacías porque querías no por los dulces -hizo un mohín-, ahí supe que Chase estaría en buenas manos.

Trague saliva, me sentía levemente culpable, Chase estaba más que en buenas manos... yo le había puesto la mano a su hijo.

- No me atribuyas tanto, en gran parte de nuestra amistad, me la pasé molestando a tu hijo -mencioné restando importancia a lo anterior. Al llegar al lago, podía sentir que no había pasado ningún día aquí, si no fuera por mí apariencia y la de Emma; mi mente se sentiría con trece años de nuevo.

Emma colocó su manos en mi hombro- Sabes Alex, este lugar es tan hermoso que me resulta irónico que me recuerde mi peor error -hizo una pausa-, ignorar lo que sucedía.

Di un paso hacia atrás, me asusté ante la idea de que ella podía saber... - Emma, tu... -no terminé la oración, ella afirmó.

Mi manos se pusieron heladas y mis piernas querían fallar pero hice todo lo posible para calmarme, Emma no se veía rabiosa o parecía querer abofetearme sino todo lo opuesto, parecía consternada.

- ¿Estás bien? -pregunté preocupado al notar su expresión afligida.

Negó- Para nada bien, estoy segura que nunca obtendré el perdón de Chase. Tenía idea de lo pasaba, una madre siempre sabe lo que sucede y se notaba en ese brillito que se posaba en la mirada de Chase hacia ti y viceversa. Intuía que entre ustedes dos ya no había un solo sentimiento de amistad pero... ¿Qué debía hacer? -me miró buscando respuesta pero yo no tenía mucho que decir, soy otro cobarde.

- Eran unos niños además del mismo sexo, ¡Me era imposible aceptarlo! Lo dejé pasar como una etapa pero ese día, mi precioso día -mencionó con cierto sarcasmo-. No me costó suponer lo que había sucedió en este lugar pero tenía que seguir fingiendo que nada pasaba, el problema creció y creció, yo solo lo ignoré hasta que explotó -dejó salir varias lágrimas.

- ¿Qué pasó? -indague aterrado por lo peor.

- Me encontré con negocios turbios de James con mi dinero, además de pornografia gay en su computadora, supe que ese era mi castigo y solo lo alejé de mi vida y de Chase pero pareciera que este todavía lo persigue -dijo sin ánimo alguno-. Nunca he sabido qué pasó entre ellos, Chase no me contó y yo tuve miedo de preguntar.

Cerró sus ojos por un instante- Cuando hago esto, lo puedo recordar perfectamente. James estando esposado y saliendo de esta casa, se volteaba a mirar hacia atrás, justo a Chase y murmuró una sola palabra... «MARICA» -enfatizó- mi hijo dio un paso hacia atrás y su rostro se aterrorizo por completo.

No supe qué decir, estaba la posibilidad que Hannah estuviera en lo cierto y algo le sucedió a Chase y esa fuera la respuesta de su trato hacia mí, cómo reaccionó los últimos días y yo... ¡Soy un imbécil! No debo irme así.

- Emma - Aguarda, dejame terminar -interrumpe ella, era típico de los Walkers-. La verdad es que me he vuelto a enamorar y está vez, si es sincero hasta en el punto quisiera mejorar -ríe un poco-, por primera vez en mi vida quiero dejar de ser egoísta y por eso, te quiero pedir perdón a ti.

Quería abrazarla pero no podía, quise creer en el tiempo y la posibilidad de aceptar completamente sus palabras- Gracias Emma -fue lo único que logré decir, ambos nos miramos por unos cortos segundo, luego ella limpió su rostro y se repuso.

- ¡Cuidalo! Prometo darte una o dos bolsas de malvavisco -dijo en burla, la tristeza de hace un rato parecía lejana entre las risas de ambos.

- Ya los malvaviscos no me convencen, sin embargo, no quiero ser mala persona pero ¿Cuando hablaras con Chase? -pregunté.

- Estoy reuniendo valor, espero que sea muy pronto -mencionó con cierta tristeza.

No quise comentar más, no quería preocupar a Emman ni tampoco que se echara más la culpa, cada quien tiene derecho de sanar y ella se estaba esforzando. Después de aquella charla, llegué a mi casa con mi cabeza en las nubes.

Si Hannah decía la verdad, entonces las cartas también debían de existir pero para tenerlas... debía de ir donde mi padre. El hombre que me mandó a estudiar en un internado, me rechazó en cuanto mencioné el querer regresar a casa y desde entonces ha cortado toda comunicación conmigo.

Gusto Culposo ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora