25. El lago fue nuestro testigo/ Chase Walker

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Me urgía que mi corazón junto con mi mente estuvieran sincronizados, ahora más que nunca. Estaba justo apuntó de iniciar la cuarta sección con James, la que marcaría dos meses desde que inicié y daría paso a un par de acontecimientos, estaba por terminar el receso de verano y volveríamos a la universidad con eso sabría si Alexander volvería o no.

¿Tengo el coraje que necesito para enfrentarlo? Un poco, tengo mi cabeza hecha un lío por culpa de la última sección, donde recordé la única carta que le escribí y como me sentía pero no alcanzaba adivinar cuál fue el problema para que él se fuera ni mucho menos el beso que al parecer nos dimos.

Sin tener esos recuerdos claros, todavía estaría incompleto pero de igual manera, necesitaba enfrentarlo por eso esta sección era crucial.

- Hoy luces más tenso de lo normal -mencionó James al verme acostado en el sillón, no dije nada al respecto, era cierto-. Quiero mantener presente que al menor síntomas de dolor o malestar pesado, detendré todo y te pediré regresar a mi ¿Ok? -acepte sus condiciones, él se dispuso a empezar con su proceso, el colgante producía un sueño profundo mientras que su voz iba decayendo en mis oídos, no tardé en irme.

Mire a mi alrededor, los árboles verdosos y brillantes, golpeaban mi rostro pero no me dio tiempo para actuar antes de que empezará a correr por el gran jardín de mi casa. Ambos, Alexander y yo íbamos tomados de las manos mientras huimos de nuestros padres, de las patéticas fiestas y de formalismo innecesarios.

- ¿A dónde vamos? -pregunto entre la confusión, con mi corazón agitado y la emoción queriendo desbordarse de mi cuerpo. Nuestras manos están sudando pero parece no importar para ninguno de los dos.

Gira levemente su cabeza y me mira, sonríe atrevido. - A nuestro lugar, lejos de esas personas -se detuvo a tomar aire, miro al cielo y el sudor corriendo por su rostro y que bajaba por su cuello, por primera vez algo así me pareció sensual.

Trago saliva, no es normal este sentimiento. Me vuelve a mirar, la luz del sol está en sus perfecto cabello negro y esa mirada oscura que a veces temo, ahora me mantiene abrigado, tanto que siento que me voy a derretir del calor que me causa tenerla en mi.

- ¿Chase? -su voz me hizo volver a la realidad, pero también aumentó mis nervios, desvío mi mirada hacia el pasto perdido entre tantos árboles.

- ¡Rápido, hay que apresurarnos a llegar! -exclamó nervioso, hubo un silencio y enseguida retomamos el paso hacia el lago.

Sentía que todo lo demás desaparecía mientras yo caminaba detrás de Alexander, sin soltar su mano. Mi nuca se sentía caliente al igual que mis mejillas, lo más probable era por haber corrido, era lo más seguro ¿cierto?

- Llegamos -dijo Alexander sonriendo, se veía tan cautivador con esa sonrisa tonta en su rostro. Definitivamente hoy no era completamente yo.

Siento que algunas ramas se parten, subo mi mirada hacia él y veo como se aproxima hasta mi pero mi cuerpo se mantiene estático. Queriendo esto, queriendo su cercanía y anhelando que... ¿Qué estoy deseando? Somos chicos.

- Chase, ¿Te encuentras bien? Tienes tus mejillas coloradas, ¿será que corrimos demasiado? -dijo y acto seguido, colocó su mano en mi mejilla, mi piel se eriza e igualmente me asusta.

- Yo, no sé -digo inconsciente, queriendo cubrir mi rostro de él pero me detiene con sus manos.

- No quiero sonar pretencioso pero ¿Es por mi? Acaso tu también lo siente -sonríe tiernamente. Cierro mis ojos, vuelve a deslizar sus dedos por mi rostro y su caricia me hace sentir cómodo pero a la vez nervioso- No deberías de hacer ese gesto, me haces entender otra cosa y podría ser malo para ambos -abro mis ojos, me confunde su respuesta.

- ¿Qué quieres decir? -pregunto curiosos.

Traga saliva, muerde su labio inferior y su mirada apunta fijamente hacia la mía- Me gustas mucho Chase, no sólo como amigos sino más allá y si haces estas cosas, no me podré controlar en lo que quiero hacerte -dice con una voz muy firme, demasiado fuerte para mí corazón.

- ¿Hay algo de malo con que hagas eso? -cuestione, estaba provocando mi propia muerte pero las palabras se me adelantaron antes de pensarlas.

- Definitivamente si puede ser malo, si no te gusta como a mi, me puedes llegar a odiar y me tocará alejarme de ti -dijo desviando su mirada, lo detengo por impulso y hago que su vista vuelva a mi- pero si es todo lo contrario, si me dices que sientes lo mismo que yo...

En su pecho se notaba su pesada respiración, me sorprendió que estuviera igual de nervioso que yo.

Me quedé mirándolo mientras me cuestionaba dentro mío, si gustar es sentir esta calidez, la seguridad de sus manos en mi rostro o sus palabras haciendo posible cada cosa. Si su presencia me intranquiliza pero también me hace mantener la calma, entonces si... - Me gustas -dije, apenas las palabras salieron de mi, su manos acuñaron mi rostro entre ellas. Acercó su rostro al mío y me besó.

Era muy torpe, chocamos nuestros dientes un par de veces y nos reímos juntando nuestras frentes pero seguíamos juntos, retomamos nuestros besos mientras el calor del verano nos abrazaba a ambos.

A espalda mía, un sonido de pisadas se acercaban pero mi mente no priorizó aquello, ya que tenía a Alexander como primero.

Sin embargo, lo siguiente que pasó fue demasiado rápido. Una mano jalo mi cuerpo hacia atrás, nos hizo separar abruptamente y por poco perder nuestro equilibrio. Al alzar mi vista estaba mi padrastro James, mirando con enojo.

Poco después, el sonido audible de un golpe nos sorprendió a todos. El padre de Alexander propició hacía su hijo una bofetada, impactado retrocedí pero James me detuvo y se acercó a mí oído.

- Esto es lo que te espera una vez Emma se entere, ¿Eso quieres? -susurro solo para mí, negué confundido por todo.

Un lado del rostro de Alexander estaba enrojecido mientras miraba con lágrimas en sus ojos a su padre que con actitud inmutable mantuvo su mirada hacia su hijo y yo.

- Eso ha sido demasiado para unos niños -dijo James, apretando mis hombro derecho-, estoy seguro que aprendieron la lección pero también recomiendo tomar un par de precauciones, ¿Que le parece? -sonríe.

Tenía ganas de vomitar, de ir hasta donde Alexander pero este parecía estar en las nubes. En mi mente solo pedía que reaccionara y me mirará pero no sucedió.

- No hace falta que me lo diga usted -dijo detallando a James, Marcus se caracterizaba por esa soberbia suya-. Se que debo hacer con mi hijo, tu Chase deberías de meditar sobre tus actos.

James apretó los dientes y su agarre en mi hombro-, no se preocupe de eso me encargaré yo, esta de mas decir que de aquí no saldrá nada ¿verdad? -indagó, Marcus lo miró por última vez antes de jalar el cuerpo de su hijo hacia el otro lado, la propiedad de los Clarck.

Empecé a respirar rápido, tenía miedo por alguna razón y mis ganas de llorar me golpearon de repente-. No te asuste, esto lo haré por tu bien, nuestro bien. No queremos decepcionar a Emma ni a nadie más ¿Ok? -remarcó en sus últimas palabras, su expresión estaba deformada por alguna sonrisa tenebrosa.

Yo solo me sentía asustado pero dentro de mí me preguntaba, ¿Qué fue eso malo que hicimos?

Gusto Culposo ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora