2. Hace cuatro años, cuando teníamos dieciocho...

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¿En qué momento Hannah se dio cuenta de lo que pasaba a su alrededor? Quizás fue en la fiesta de despedida del último año de instituto. Como típicos recién graduados, se sentían más adultos que nadie y por eso, se libraron de responsabilidades y formalidades y dieron paso a los vicios o casi vicios.

El panorama empezaba con Chase borracho mientras que a Hannah todavía le quedaba un atisbo de sobriedad, por otro lado, el recién llegado Alexander y su desconocido paradero.

En aquel entonces Hannah podría creer que la idea sobre el amor que Chase juraba hacia ella, podría ser cierto aunque todavía tuviera sus dudas. Sumando el hecho de que estaba despechada por su amor no correspondido. Se acercó al chico, con los nervios que la querían hacer vacilar pero tenía que hacerlo, comprobar si esto serviría alguna vez.

- Hueles a alcohol -se queja Chase, dejando con gran obviedad su estado.

- Igual que tu, idiota -tuerce los ojos, sin medir tiempos decide lanzarse de inmediato, agarrando la cara del chico con sus manos, -. Ahora no te muevas, voy a intentar algo -demandó, acercándose al chico poco a poco.

Chase entró en pánico, no sabe exactamente qué parte pero algo lo obligó a moverse y evitar aquel beso.

- ¡Te dije que no te muevas! -se queja Hannah dando un golpe en el pecho del chico- Ahora sí, más te vale cooperar.

- Yo...yo -se detuvo, estaba tartamudeando- ¡Necesito ir al baño! -gritó al separarse de la chica y salir corriendo despavorido.

Dejó a Hannah totalmente aturdida, su lado razonable le decía sobre el inminente rechazo que había sufrido pero su otra parte, la borracha le insistía en ir a revisar así que después de unos minutos eternos, siguió el mismo camino en que se fue Chase.

Mientras, al otro lado, más exactamente en el baño de los hombres, Alexander sostenía a una persona que parecía estar huyendo, chocó contra él y perdió el equilibrio, aún así Alexander logró sostenerlo.

- ¿Estas bie... ¡Pecas! -exclama en tono de burla, Chase que sin tener que estar muy sobrio puede reconocer esa voz en cualquier parte.

- No me digas así, mi nombre es Chase, Chase Walker ¿Entendido? -dijo de mala gana, se apartó de Alexander- No entiendo qué haces aquí, solo estuviste este último año con nosotros -murmura malhumorado.

- No sé, pecas te queda bien -sonríe descaradamente.

El chico de estatura más baja sujeta a Alexander por el cuello de su camisa y lo lleva a estrellarse contra una de las paredes del interior del baño. Ambos se miran fijamente, Alexander claramente sorprendido ante esta rudeza repentina pero torpe y Chase fastidiado de este chico.

Ha tenido que aguantarlo todo este jodido tiempo, siempre con el mismo patrón de interponerse entre él y Hannah, nunca dice nada bueno, tiene la mala y fastidiosa costumbre de estar rodeado de chicas y otras actitudes más de aquel idiota, que al final sólo avivan el desprecio hacia ese tipo y ponen en duda sus intenciones hacia Hannah.

- ¿Qué piensas hacer? -dijo seriamente Alexander- a duras penas puedes mantenerte de pie, ¡vamos y madura! -dice en tono despectivo.

Para Alexander era claro, la cercanía de ambos y la visión que tenía al frente, se volvían una gran tentación que en lo posible quería evitar mientras que para Chase, solo pasaba algo por su cabeza ¡Huele a perfume de alguna mujer! Solo le bastaba aquello para confirmar sus sospechas acerca de sus intenciones con Hannah.

Sin embargo, no dejaría que se saliera con la suya, definitivamente iba a defender a su amiga.

- ¿Madurar? Si eso significa revolcarse con cualquiera, prefiero no hacerlo -dice con notorio enojo pero estando más seguro de su plan- pero tranquilo, ya sé que clase de escarmiento merecen tipos como tú -sonríe.

Gusto Culposo ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora