Frente a él, había un hombre sosteniendo un ramo desordenado y abundante de lirios blanco atumulados. Chase ni en sus sueños más extraños, había imaginado que algún día recibiría flores de un hombre y menos de aquella forma tan poco usual.
— Flores… para ti —balbucea Alexander, nervioso entrega abruptamente el ramo al rubio consternado, aprovechando el estado de su amigo, entró al apartamento quedando en todo el pasillo de la entrada.
— ¿Qué significa esto? —indaga Chase volviendo en sí. Alex lo mira, se encoge de hombro y evita la mirada del chico.
— ¿Qué cosa? —esquiva.
Chase rueda los ojos, seguía sosteniendo el ramo alborotado de lirios—. ¿Cómo que “qué cosa”? Quizás estas flores y el hecho de que estés aquí, te suene un poco —menciona con ironía.
— Me enteré que estás enfermo, así que pensé que te vendría bien tener contigo un par de lirios —dice fingiendo inocencia—. Obviamente, yo tenía que entregarlos directamente a ti —repuso en tono descarado.
Si, para Chase, Alexander es un descarado que trae flores tranquilamente a un chico, el mismo que había besado días atrás y para agregar un poco más, invadía casas sin permiso previo. Así que, más que desconcierto, estaba enojado y quería que aquel chico lo notará y por supuesto, esa tarea no fue nada difícil.
Alexander suspiró—. Está bien, me rindo —dijo después de un silencio incómodo entre los dos—. Las flores eran una excusa, tenía que buscar la forma de poder entrar al apartamento y hablar contigo, necesitamos hablar —soltó al final, Chase lo imaginaba y con ánimos de evadir toda conversación con Alex, siguió adelante pasando por su lado, tenía como plan encerrarse en su habitación o el baño.
Había logrado distraer su mente con las flores pero no a su cuerpo, este tembló al recordar sobre lo que sucedió noches atrás y el tema que seguramente hablarían, además, tenía esa leve opresión molesta en su estómago y su pecho.
— ¡Aguarda un momento! —Alexander lo sujeta de su mano, haciendo que se cayeran varios lirios. Chase se suelta de inmediato con una expresión de susto en su rostro.
— Ya no hay nada que hablar —repone para pasar desapercibido el incidente de recién—. Debes de conocer mi respuesta, es obvia… no me gu —se detiene cuando Alexander da un paso hacia él, siendo que Chase retrocedía y soltara lirios a su movimiento—. Detén todo esto, volverás a acercarte a mi y provocar un colapso en mi mente y cuerpo, solo por tu conveniencia —demanda con su típica arrogancia.
Alexander niega con la cabeza, el chico todavía guardaba esa esperanza tonta en su corazón. Quizás un poco más de presión, más cercanía entre los dos o sonar más sincero. Justo como había mencionado Chase, quería provocar eso en él.
— Te digo que no hay manera que suceda lo que quieres, Alexander no seas terco y solo vete ya —seguía diciendo, hasta donde arrastraran aquel juego que solo traía malestares para Chase.
— Entonces pregunto, ¿Por qué dejaste que te besara?, No parecías disgustado cuando te tocaba o ¿Por qué no me golpeabas cuando estábamos en la cama? —dice con un ligero tono de tristeza—. Chase Walker, puedes seguir diciendo que no pero quizás, tu cuerpo sea más sincero.
Chase siente como esa mirada penetraba todo su cuerpo, lo envolvía y axfisiaba, esa palabras golpeaban en algún punto de su conciencia y le causaban una culpa inmensa.
— Ya para, aquello sólo fue un desliz por la borrachera —dice sintiendo aquella presión subir por su garganta, convirtiéndose en un nudo que le pesaba—. Te digo que… ¡Pares! —le propicia un golpe con las flores pero termina por resbalar y caer al suelo.
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Gusto Culposo ©️
Teen FictionTres amigos de infancia, dos están enamorados de la misma persona o por lo menos, eso afirman ellos. Estos dos chicos son Chase que asegura estar enamorado de Hannah desde hace nueve años, y Alexander que ha mostrado un reciente interés amoroso hac...