27. Amigos de la infancia (Parte Final)

11 2 0
                                    


- Me gusta un hombre -dijo Alexander totalmente rígido en su asiento, frente a su mamá Sophia y su hermano menor Julián.

- ¿Qué? -dijeron los dos al unísono, sorprendidos por tal declaración- ¿De qué hablas niño? -reprendre Sophia, no soportaría que fuera una broma de su hijo pero al notar su estado, era imposible que estuviera jugando con tales palabras.

- ¿Desde cuándo?, ¿Lo conocemos? -intervino Julián, el joven de diecisiete años.

- ¡Julián! -exclamó alarmada Sophia, todavía no alcanzaba asimilar lo primero y su otro hijo, ya estaba haciendo preguntas como esas.

- Desde que tengo trece años, he estado enamorado de nuestro vecino, Chase Walker -agregó muy firme en su posición, estaba nervioso y era obvio pero también había decidió dejar de ir por las ramas y enfrentar lo que vendría.

- ¡Con razón! -exclamó Julián, dando un brinco en su asiento y teniendo a Alex y Sophia confundidos por su reacción- No me miren de esa forma, era algo obvio. Mi hermano mayor prefería jugar con ese niño mimado y miedoso, en vez de hacerlo conmigo además... como lo molestaba eran las típicas bromas que hacían los niños de primaria hacía las niñas aunque bueno, ellas les pegaban para que dejaran de ser tan intensos -se echó a reír al recordar esos días.

- ¿Era obvio? -indagó perpleja Sophia, Alexander se encogió de hombro y Julián asintió- No me di cuenta, hubiera hablado contigo pero en ese tiempo tú... tu papá -dijo uniendo cada cabo suelto, Alexander afirmó todas sus suposiciones.

- ¡Maldito viejo! -exclamó Julián, está vez Sophia no quería decir nada porque también tenía rabia.

Se levantó del sillón, fue hacia su hijo y lo abrazó- ¡Ese imbécil sin madre! ¿Con qué derecho puedo hacerte eso? -dijo rabiosa mientras acuña el rostro de su hijo entre sus brazos, Alexander deja que sus emociones salgan y junto a su mamá se echan a llorar.

- No te preocupes madre, yo te daré cinco nietos, entre los míos y los de Alexander -agregó en tono burlesco pero ambos lo fulminaron con su mirada, después todo seguía siendo un adolescente inmaduro.

- Lo siento tanto mi niño -dijo en sollozos Sophia. El pensar que fue alejado de aquella forma como un vil delincuente.

- Yo también lo siento -dijo Alexander, ella negó y tomó su rostro entre sus manos.

- No tenemos que pedir perdón por enamorarnos -dijo mirándolo a los ojos-. Tú eras inocente y un niño ¡un niño! Y ese desgraciado, si lo tuviera le daría un puñetazo que le reiniciará su vida de mierda -vociferó Sophia abandonado toda su educación.

Mientras la familia Clarck, seguía entre lágrimas y arrepentimientos, Chase acaba de llegar a su antigua casa. El aire era tan puro en ese lugar que su pulmones no se terminaba de acostumbrar. Había dejado a Hannah en la casa de su padre, pasaría por ella más tarde para salir y después irse al día siguiente.

Había venido con una única meta, hablar con Emma, no, había venido a enfrentarse con los rencores que tenía hacía Emma. Entró a la casa, no hubo quien lo recibiera, lo que hacía parecer el lugar un castillo abandonado.

- ¡Daniella! -se quejó una mujer que venía desde el pasillo del fondo hacia la entrada, había escuchado el timbre pero al ver que no hubo respuesta se levantó a recibir la visita hasta detenerse por encontrar a su hijo frente suyo- Es demasiado pronto -susurro impresionada.

- Supongo que aquí donde dices, bienvenido -sonreí incómodo.

Sin embargo, Chase no era el único incómodo, muy cerca de su casa estaba Hannah con sus maletas enfrente de la entrada de su casa. Cabeceaba entre oprimir el timbre o irse a un hotel, tenía lo suficiente para pasar un par de noche y el resto se quedaría en la casa de Emma pero también tenía que chequear que Chase pudiera resolver los problemas con su mamá o de lo contrario, le tocaría dormir en la calle.

Gusto Culposo ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora