— ¡Quisiera tan solo no ir hoy! —exclamó Hannah con pereza, había tenido un peculiar fin de semana entre stranger things (las tres series) y dulces. Solo necesitaba una excusa para llorar y aquella serie era la indicada.
Mentiría a decir se sentía más liviana, solo ya no tenía necesidad de buscar calor en otra parte o por lo menos, lo estaba intentando. La charla con el profesor MarQuesin, había terminado con la recomendación de un psicólogo, idea que no le parecía descabellada a la chica.
Era lunes, tenía clase a primera hora y después, se vería con ese profesor para pedirle el contacto del psicólogo. Escaparía de sus amigos tomadores, haría una llamada para apartar una cita y se devolvería a su apartamento. Todavía no encontraba solución al problema con Chase y Alexander pero no sé daría por vencida además, no tenía el coraje para enfrentar a Russo.
Y tal como lo planeo, logró conseguir del profesor MarQuesin el número del psicólogo y de paso, había también conseguido un nuevo amigo. Leonard MarQuesin, su profesor de letras creativas y ahora, su consejero. Quizás el profesor no sabía que su amor no correspondido era hacia Russo, si conocía el hecho de que era un hombre comprometido e importante para la vida de la joven.
— Es impresionante cuánto tiempo podemos amar sin importar, si es unilateral o no —mencionó Leonard, mientras comía su merienda de la tarde, sentado al lado de Hannah.
Ella asintió melancólica— Cargar con ese tipo de sentimientos unilateral, por momentos te hace sentir tan diminuto e inválido que termina por volverse doloroso —suspira.
— Al mismo tiempo, ese mismo sentimiento unilateral tiene muchas veces el poder de sacar lo mejor de nosotros y volvernos la mejor versión. Puede ser sufrido pero también gratificante, si es bien manejado —dice solemne.
Hannah ríe—, si, mejor haga la aclaración ya que si nos volvemos locos por esas emociones, terminan como yo o peor —vuelve a reír a carcajadas.
Leonard, ríe y niega un poco con su cabeza— Aunque ese comentario sea autosabotaje, se nota que puedes recuperar la antigua Hannah, refrescante y brillante —menciona con una cálida sonrisa.
Ella se sonroja, aquel tipo era una buena persona y amable profesor— Gracias, en verdad, le debo una —dijo.
Su semana fue de encuentros esporádicos con Leonard, charlas cortas con sus amigos de facultad y caminos distintos a los comunes, con tal de evitar cruzarse con Russo.
Sin embargo, como el nombre del capítulo lo dice, los rumores no tardaron en pasearse por los pasillos de la facultad. Algunos sugerían que el profesor lo volvía hacer, meterse con una estudiante y hacerla llorar; otros, más atrevidos mencionan a verlos visto besarse dentro de las instalaciones de la universidad.
El nombre de Hannah y de Leonard MacQuesin, rondaba de boca en boca hasta llegar a Russo. Este hombre había pasado las últimas dos semanas desde aquel beso, buscando a Hannah. Había ido algunos días hasta su apartamento, solo para verla desde lejos entrar con diferentes personas y no salir durante varias horas para que ahora, convertirse en la comidilla de los estudiantes por un romance a saber si era cierto o no.
Aunque las pruebas apuntaban a que podía ser cierto, un hombre que la hacía llorar como aquel día en el parqueadero, quizás el tal MacQuesin la había abandonado y ella ahora le estaba rogando.
Dentro suyo, la ira se despertó. Aquel hombre era por lo mucho mayor que él, le supera en edad y aún así, ella estaba detrás de él. Lo que no podía pensar era que ella pretendía superar a tal anciano con ¿Él? No sólo su ego como hombre sino un sentimiento indescriptible ante la posibilidad de perderla, no le gustaba para nada.
Por otro lado, la chica al enterarse, corrió a encontrarse con su profesor, el hombre de mediana edad le sonrió apenas la vio.
— Dígame, ¿ya se enteró? —indagó confusa al ver la reacción del hombre, tan apacible y relajado— Entonces, ¡¿Por qué no ha desmentido?! Podría usted involucrarse en algún problema por culpa mía, eso sería lo peor —solo la chica angustiada, haciendo un lío con su cabello.
Leonard señaló la silla al lado de él, instando a sentarse, ella acepta— No te preocupes, ya pasará como muchas otras veces —dice—, te contaré una historia ¿si?
Hannah asiente, sí eso explicaría el comportamiento de su profesor, escucharía atenta.
— Me enamoré por primera y última vez de Julia, una mujer fuerte e independiente, radiante y única. Me atrajo grandemente y para mi fortuna, se fijó en un diminuto ser como yo —ríe— mientras yo vivía un ensueño de amor, se me olvidó insistir en saber ¿Cómo te sientes hoy?, ¿Estás bien? ¿Sucede algo malo? Preguntas tan fáciles de hacer que por lapsos se nos pasan.
Hizo una pausa, su vista se colocaba borrosa así que necesitaba limpiarlo antes de que terminarán por ensuciar sus lentes. La joven podía presentir la dirección de aquella historia.
— Julia fue perdiendo su brillo ardiente y su fuerza paulatinamente, tanto que para cuando quise preguntar de nuevo, ya no se podía hacer nada —mencionó con su rostro arrugado—. Se suicidó.
Hannah dejó escapar un jadeo de asombro— ¿Por qué?
— Realmente me gustaría tener esa respuesta —dice al pasar su mano por su rostro, remover su tristeza—. Es ahí donde digo que es impresionante cuánto tiempo podemos amar aunque sea unilateral y que al mismo tiempo, este te dé ánimos para ser la mejor versión de ti mismo.
Miro a la joven que sensible ante la historia, por descuido dejó salir sus lágrimas— ¡Oh, niña! —pasó su pañuelo a la joven— gracias por tu lágrima pero todavía no termino, ya que gracias eso hoy en día puedo decir que he prevenido que jóvenes como tú opten por terminar con su vida —dice recuperando su ánimo habitual.
— ¿Cómo así? —pregunta dudosa.
— Resulta que al morir Julia, yo conocí al papá del psicólogo que te recomendé y con él aprendí tantas cosas que decidí ayudar hasta donde podía a los que estaban a mi alrededor —suspiro—. Los rumores nacen de mi forma de abordar a los que parecen estar pasándolo mal, insistía hasta estar seguro de cómo estaban, algunos me miraban raro y otras, echaban a llorar y como en tu caso, le ofrecía un pañuelo y escuchaba.
— Estoy impactada ¿Que se supone que eres? ¿Algún superhéroe? —ambos ríen un poco.
— Solo intento expiar mis pecados y culpabilidad. Hannah, puedo afirmar que lo que estás pasando quizás no sea tan trascendental como para atentar con tu vida pero que podría hacerte perder a ti misma, eso significa, no volver a ver esa llama valiente en ti así que esfuérzate y sal adelante —da algunas palmadas en el hombro de la chica.
— No tiene que decírmelo —dice la chica con un atisbo de orgullo, ambos de nuevo se echaron a reír—, por si creía que no volvería a verme por esos rumores infundados, se equivoca. Me tendrá en primera fila en cada clase, ya verá —bromea para subir los ánimos en la conversación.
— Eso quiere decir que me acabo de ganar un dolor de cabeza —molesta a la chica, se levanta y se despide—. Estaré esperando por aquello, ten buen día señorita Hundson.
Hannah ve al profesor Leonard alejarse, siente pena por aquel hombre pero también admiración. Quería su fuerza y esa ganas de seguir luchando y ayudando a otros.
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Gusto Culposo ©️
Teen FictionTres amigos de infancia, dos están enamorados de la misma persona o por lo menos, eso afirman ellos. Estos dos chicos son Chase que asegura estar enamorado de Hannah desde hace nueve años, y Alexander que ha mostrado un reciente interés amoroso hac...