1. Los tres amigos de infancia (Parte I)

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Alrededor de las cuatro de la tarde, por los pasillos del bloque de humanidades, hay dos intrusos pegados a una chica de rizos castaños claros y ojos color miel, ambos moviéndose torpemente mientras compiten entre sí para ganar la atención de ella.

- Deberíamos de ir a celebrar tu cumpleaños solo tu y yo, Hannah -demanda Chase mientras van camino a la salida. Como de costumbre Chase había corrido del bloque de bellas artes hasta el de humanidades, solo para hacer su habitual recorrido a casa con su crush Hannah Hundson.

Chase Walker es un chico de veintidós años, estudiante de artes plásticas y mejor amigo de infancia de Hannah Hundson. Un joven rubio, tez pálida, ojos azulejos junto con algunas pequeñas pecas esparcidas por sus pómulos y mejillas.

- No creo que ella quiera eso, no intentes monopolizarla -agrega Alexander, Chase maldice por debajo su presencia.

Alexander Clarck es el otro amigo de la infancia de Hannah, un chico con toda la fortuna del mundo en su rostro y cuerpo, con la actitud propia de todo un casanova pero irónicamente últimamente solo parece tener ojos para Hannah. Alexander poseía un sedoso cabello azabache, una mirada sutil con gran fuerza de expresión que hacía juego con sus cejas pobladas.

- Deberías irte para tu facultad, ¡Metiche! -chista Chase, haciendo una mueca de desprecio hacia Alexander, esté solo sonríe disfrutando la actitud inmadura del joven.

- Chicos, no hay necesidad de discutir -dice Hannah al interferir en el duelo que Chase había comandado.

Esta chica, muy dentro de ella, sabe que esta situación es patética. Conoce tan bien a estos dos que está segura que ninguno de los dos está enamorado de ella, no le da rabia, lo que le molesta es su actitud.

¡Se gustan! Es obvio, esa mirada de Alexander hacia Chase, no tiene ninguna forma de confundirse con otra cosa que no sea amor y por otro lado, Chase es un estúpido que nunca se ha dado cuenta de sus verdaderos sentimientos.

- Pero ¡Yo si quiero estar contigo! Es tu día y deberíamos hacerlo especial, tu y yo -exclama Chase con bastante firmeza, tomando la mano de la chica- Yo en verdad te amo, Hannah -dice mirando directamente a los ojos a su amiga.

Es imposible que Hannah no se estremeciera tan siquiera un poco, tenía que reconocer que el rostro de Chase podría fácilmente enamorar a más de una persona pero al final de cuenta, solo era un ligero y pasajero sentimiento de conmoción dentro de ella.

Alexander con el ceño fruncido, separa la mano de Hannah y de Chase, sosteniendo ahora la del chico que tenía al frente.

- No deberías hostigar tanto a Hannah, sobre todo no deberías de tocarla con tanta facilidad -dice con evidente tono de enojo, terminando de apretar su mano contra la de Chase, haciendo que este sintiera intimidado por tal presión e instintivamente se separa de Alexander.

Aún habiéndose podido soltar, sentía en su mano la ligera calidez de Alexander, la sensación de presión y el leve dolor que aquello había dejado pero como consecuencia, sólo producía en Chase una ira aún mayor.

- ¡Callate entrometido! Yo no hostigo a nadie, menos a Hannah. Siendo que aquí quien ha estado con ella más tiempo, he sido yo... -lo mira de pies a cabeza- no un aparecido como tu -dice con fastidio.

Pero ¿Por qué siempre Alexander se las arregla para molestarlo? Es como si Alexander fuera un mosquito intruso y él, el repelente que tiene la necesidad urgente de repeler a esa amenaza.

Hannah se pasa la manos por su cara con desdén, otra de sus peleas está apunto de comenzar si ella no interviene para que no suceda.

- Chicos, otra vez les digo que se calmen y no armen un problema estando todavía en la universidad -repone cansada-, deberían primero escucharme a mí, ya que ya tengo planes decididos para hoy y obviamente quiero que me acompañen los dos.

- Pero... -musita Chase pero Hannah lo detiene con la mirada.

- Ustedes dos son muy importantes para mí, ¿Podrían no discutir hoy? Solo acepten -agrega en un puchero, Alexander suelta su típica risa y Chase sólo asiente.

- Al final, -repone Alexander- ¿Cuáles son esos planes?

Hay unos segundos de silencio para agregar un poco de suspenso y misterio. Hannah sabe lo que haría a partir de hoy... soltando una risita malévola, desde ese día iba a comenzar su plan de emparejamiento por lo que decidió reunirlos donde según ella todo se enrarece.

- ¡Nos iremos a celebrar en una discoteca! -exclama dejando sorprendido a ambos chicos- Ya he invitado a un par de amigos, ¡ustedes no pueden faltar!

Alexander asiente, lleva su mano a la cabeza de la chica, desordenado su cabello. Una sonrisa ligera pero sincera se planta en sus labios, Hannah no puede negar que su amigo es muy atractivo. Chase enfurecido le arrebata la mano a Alexander, mientras lo fulmina con la mirada.

- No la toques... -dice sosteniendo la mano de Alexander, intentando devolverle el mismo comentario que Alexander le había dicho antes pero se quedó a medio camino cuando se percata de la sensación que corría desde su mano hacia el interior de su cuerpo, como un estallido de nervios dentro de él.

Aún desconociendo que para Alexander, sería la misma sensación o quizás, el doble por lo que él decide alejar su mano antes. Dejando un ambiente incómodo entre los dos.

He ahí la prueba que siempre ha tenido Hannah, el aire que se respira cuando ellos son conscientes uno del otro, se vuelve difícil de mantener y sobretodo, de ignorar. Queriendo armar el rompecabezas que lleva a la razón de este romance no florecido entre los dos, ella ha decidido involucrarse para poder unir a sus dos mejores amigos de infancia.

Hannah pensó- Quizás es hora de que sanen y amen -y seguido a esto, agarró de las manos a ambos chicos y los arrastró a los dormitorios estudiantiles, esperaba que esa noche en la discoteca marcaría por fin un inicio irremovible.

No como el de hace unos años atrás, por eso muy dentro de ella, rezó para que no fuera así.

Gusto Culposo ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora