~ Capítulo 7 ~ Esa shinigami, recuerda ~

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______ daba vueltas en su cama una y otra vez, sin conseguir dormir. Después de aquel rato en la mansión Phantomhive, una nueva pregunta había surgido en su mente y no le permitía conciliar el sueño: ¿Dónde estaba su violín? Estaba completamente segura de que tenía uno hacía unos pocos años.

Se sentó en la cama. No iba a quedarse con una duda existencial rondando en su mente, sería una locura. Apartó las suaves colchas de su cuerpo, se puso de pie y salió de su habitación, camino a la sala de estar donde, suponía, estaba su padre.

En efecto, él estaba allí. William se había quedado dormido sobre el sillón, con un libro en sus manos. Su hija se acercó un poco, observando su apacible rostro; se veía muy tranquilo y por un momento dudó sobre despertarlo... Pero ella no podía quedarse con preguntas en su cabeza, por lo que se sentó sobre el estómago de su padre, le arrebató los lentes y se los colocó antes de que abriera los ojos.

-¿Qué haces aquí? ¿Dónde están mis lentes?-preguntó, un poco desorientado. 

-Te ves más bonito sin ellos, es una pena que estés tan ciego-dijo ella.

-Tu también estarás así en un tiempo.

William se sentó, dejando a la niña sobre sus piernas. Le quitó los anteojos con delicadeza y se los colocó, recuperando el serio aspecto de siempre. Parecía ser que su hija había olvidado completamente que él estaba enfadado; no obstante, en lugar de enviarla nuevamente a la cama como cualquier padre hubiera hecho, esperó pacientemente a que ella decidiera hablar. La conocía perfectamente, por lo que era capaz de notar su inquietud.

-Yo tenía un violín, ¿verdad?-dijo, al fin.

-Sí...-contestó Will, completamente desconcertado. ¿Eso era lo que le impedía dormir?

-¿Y... dónde está? Quiero retomar el hábito de tocar... Aunque no comprendo por qué tengo tan pocos recuerdos de él.

Aquella pregunta terminó por incomodarlo un poco. Era verdad que había regalado un violín a ______ cuando notó su interés por la música y el talento que poseía para cualquier arte, pero lo cierto era que la madre de su pequeña se lo había llevado el día en que se marchó. William nunca había conseguido olvidar la expresión de tristeza que ella puso en cuanto descubrió que su preciado instrumente ya no estaba. Estaba seguro de que no lo recordaba porque dos años después, cuando ya no sabía que hacer para animarla, Grell había tenido la brillante idea de reemplazarlo con el dibujo, y poco a poco ambos notaron que ese amargo sentimiento desaparecía.

Suspiró resignado.

Si ella recordaba que un violín había pasado por sus manos en algún momento de su vida, no podía mentirle sobre su paradero.

-Tu madre se lo llevó cuando se fue con aquel tipo-confesó, hablando con un tono de despreció que ella ni siquiera le había oído emplear cuando se dirigía a Sebastian.

-Oh... Ya veo.

______ se puso de pie sin decir otra palabra. Besó la mejilla de su padre y, tras regalarle una tierna sonrisa, regresó a su habitación. No había más dudas en su mente, pero algo le decía que no iba a poder descansar bien esa noche.

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-Que conste que sólo estás aquí porque tengo un asunto muy importante que atender-comentó William.

Ambos estaban de pie frente a las grandes puertas de la mansión Phantonhive, en Londres. La pequeña shinigami parecía realmente entusiasmada con estar allí nuevamente, a pesar de que a él la idea no le agradaba en lo más mínimo.

La puerta se abrió unos segundos después, dejando ver al atractivo mayordomo de la familia. Haciendo una ligera reverencia, sonrió amablemente e invitó a la niña a pasar.

-Adios, papá-exclamó, para luego besar su mejilla e ingresar al lugar.

-Oye, alimaña-llamó Will al demonio, antes de que este cerrara la puerta. El pelinegro le dirigió una mirada inquisidora-. Mantente alejado de mi hija.

-Por supuesto-contestó Sebastian, cerrando por fin.

Guió a la niña hasta una amplia sala donde el Conde solía practicar esgrima. Ahí estaba él, pero había alguien más en la habitación: era el muchacho moreno que habían conocido el día anterior y a su lado, estaba su mayordomo Agni.

-Joven Amo, la señorita Spears ya está aquí-anunció el de ojos carmesí.

Ciel se volteo y se acercó a ella para saludarla con un suave apretón de manos. El chico también se acercó, sólo que en lugar de presentarse, le pellizcó las mejillas.

-¡Eres adorable! ¿Qué edad tienes? ¿Once? ¿Doce? ¡Que niña tan bonita!-decía, ante la mirada de perplejidad de la aludida.

-¡No hagas eso!-exclamó la pequeña shinigami, apartándose de él mientras se sobaba el sus coloradas mejillas-. Y no tengo doce años ¡Tengo catorce!

-Oye, no puedes simplemente acosar a mis invitados con tus estupideces-Ciel lo fulminó con la mirada y luego se dirigió a la niña nuevamente-. Él es Soma, un príncipe de la India que vino a fastidiar ayer por la noche.

Tras terminar adecuadamente con las presentaciones, el conde ordenó a su mayordomo que llevara té a la sala de estar para mayor comodidad de todos. Se dirigieron al salón y se ubicaron en los cómodos sillones. 

-¿Avanzaste en el caso?-inquirió ______.

-No demasiado; podría haber sido cualquiera de los tipos que nos encontramos ayer. De cualquier manera, no tuve tiempo de continuar con la investigación ya que cuando tu te marchaste, éste-señaló a Soma-llegó a la mansión diciendo que como nuestro salvador, debería recibirlo y darle las atenciones que merece.

El muchacho se encogió de hombros, observando a ambos niños.

-Es una costumbre de la India-dijo.

Pero ______ no pareció escucharlo puesto que estaba sumida en sus pensamientos. La idea de que el mayordomo del chico tenía algo que ver con los ataques de los que Ciel le estuvo hablando, se presentó en su mente como una posibilidad casi nula, pero por alguna razón, fue incapaz de descartarla. Había algo en Agni que le resultaba extraño... Quizás era el hecho de que, para ser un simple humano, era demasiado fuerte.

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HOLA ^^

Actualicé rápido, merezco un premio (? xDDD

Espero que les guste el capítulo! Díganme en los comentarios si alguna tiene aunque sea una leve idea de lo que tenía que hacer William...

Voten y comenten... Si quieren xD

Nos vemos en el próximo capítulo!

Bye byeee~

La Hija de William T. SpearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora