~ Capítulo 16 ~ Esa shinigami, en el circo ~

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La niña se encontraba dentro de la bañera llena de agua tibia, mientras su padre le lavaba el cabello con suavidad. Había tenido un día realmente largo, y ahora se encontraba agotada por el entrenamiento, que se había extendido más tiempo del que Grell había previsto.

-Mañana partiremos temprano-anunció William-. Hay cosas que debemos hacer para poder infiltrarnos.

-Nunca me mencionaste a dónde era este trabajo que debías hacer-dijo ella, soplando una pequeña burbuja de jabón, que terminó por ascender sobre sus cabezas.

-En un circo ambulante que llegó a Londres.

-¿Un... Circo?

El hombre pudo notar la extrañeza en la voz de su hija, y estaba a punto de preguntar sobre esto cuando ella se giró con un poco de brusquedad para poder observarlo. Para él no pasó desapercibido ese ligero aire de sorpresa que había en sus ojos verdes.

-Esto... Tiene algo que ver con esa gran cantidad de almas jóvenes de las que hablan los shinigamis del departamento... ¿Verdad?

-Quizás-contestó él.

-Esas almas... ¿Son de niños?

William no respondió. Creía haber dado la suficiente información y no pensaba decir otra palabra; aún no lograba entender cómo Grell lo había convencido para que la llevara con él a ese lugar sabiendo lo que iba a suceder en unos pocos días. 

Se puso de pie para tomar una gruesa toalla blanca, hizo un gesto a su hija para que saliera de la tina y la cubrió con ella en cuanto lo hizo.

-No has respondido a mi pregunta-levantó una ceja, observando a su padre.

-Y tampoco pienso hacerlo.

-Voy a enterarme de todas formas.

El castaño sólo se limitó a suspirar resignado antes de continuar secando su cuerpo. Se estaba arrepintiendo enormemente de la decisión que había tomado.

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______ observó atentamente la entrada de aquel circo. Pudo distinguir la carpa principal, que era realmente grande, y hacia uno de los lados, vio muchas tiendas que, según supuso, era dónde dormían todas las personas que trabajaban en el lugar. 

Frunció el ceño. Había algo que no le gustaba, pero no estaba segura de qué era.

-Vamos, tenemos trabajo que hacer-la voz y el toque de su padre sobre su hombro, la sacaron de sus pensamientos.

Atravesó el arco de entrada caminando detrás de él, todavía sin dejar de mirar a su alrededor. A medida que avanzaban, veían a muchas personas yendo de aquí para allá, llevando cosas o simplemente conversando alegremente.

-¡Ohh! ¿Qué tenemos por aquí?

Padre e hija dirigieron sus ojos a quién les había hablado, encontrándose con un muchacho de cabello rojo anaranjado y ojos violáceos. La niña pudo notar rápidamente que una de sus manos era una extremidad artificial, cosa que le hizo sentir algo de curiosidad.

-Soy William T. Spears, ella es mi hija ______. Nos gustaría unirnos a su circo-habló el mayor, sin ningún tipo de rodeos.

El chico pareció sorprendido durante unos segundos, pero luego sonrió abiertamente, al tiempo que hacía aparecer una flor celeste en su mano y se la entregaba a la shinigami.

-Bueno, no puedo dejar que entren así como así a nuestro circo. Antes de eso, mis compañeros y yo debemos hacerles un examen de admisión-explicó, comenzando a caminar en dirección a una carpa-. Por cierto, soy Joker.

-¿Un examen de admisión? ¿Cómo los que hacen para los shinigamis?-preguntó ella al castaño, que sólo se encogió levemente de hombros.

-Lo único que tienen que hacer es realizar una serie de pruebas en cada una de las atracciones de nuestro querido circo-prosiguió el otro, de manera distraída.

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______ bajó de la cuerda floja dando una ágil voltereta en el aire, y cayó de pie frente a los actores principales del circo, cuyas mandíbulas se encontraban casi tocando el suelo.

-Fue un placer demostrar mis pequeñas habilidades-comentó la niña, haciendo una ligera reverencia y tratando de ocultar por todos los medios aquella sonrisa arrogante que quería escapar de sus labios.

-¿Pe-Pe-Pequeñas? ¡Eso no tuvo nada de pequeño!-exclamó un muchacho rubio, al que llamaban Dagger- ¡Fue alucinante!

-No es para tanto-murmuró ella con fingida molestia.

Su padre puso los ojos en blanco. La conocía demasiado bien, y sabía lo mucho que le gustaba presumir sus "talentos" frente a los humanos en algunas ocasiones; evidentemente, ésta era una de ellas.

Tuvieron que esperar unos cuantos minutos para que los miembros del circo tomaran una decisión. Finalmente, Joker se acercó una vez más a ellos con su ya típica sonrisa alegre.

-¡Bienvenidos al Arca de Noe!-exclamó emocionado-. A partir de hoy, ya no usarán sus nombres reales.

William arqueó las cejas y su hija frunció el ceño, un tanto confundida.

-Tu serás Suit-continuó, señalando al castaño- debido a tu aspecto serio y aburrido. Y tu, pequeña, serás Gleam.

______ sonrió divertida, no tanto por su apodo, sino más bien por el de su padre. Se dedicó a observarlo durante unos cuantos segundos, descubriendo aquel pequeño tic en su ceja que indicaba lo molesto que se encontraba en ese momento, y no pudo evitar soltar una risita ante esto.

Minutos más tarde, ambos salieron de aquella carpa, dispuestos a sentarse por ahí para descansar un poco. 

-Así que... Suit, ¿eh?-comentó ella, sonriendo con burla-¡Auch! ¡Dolió!

La guadaña de Spears, que hasta ese preciso momento ______ no había siquiera notado que la tenía, fue a dar directo en su cabeza.

-No hagas comentarios innecesarios-dijo él, acomodando sus lentes.

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Hola! 

Regresé con el momento que antes me estuvieron pidiendo: El circo!

Espero que les haya gustado este capítulo! Necesitaba encontrar la manera de que entraran al Arca de Noe, pero no me convence demasiado lo que escribí, así que ustedes juzguen!

Si les gustó, voten y comenten... O las dos, por qué no? ^^

Nos vemos en el próximo capítulo..

Bye byee~

La Hija de William T. SpearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora