~ Capítulo 9 ~ Esos shinigamis, juegan ~

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Holis! Es raro que aparezca antes un capítulo, pero en esta ocasión tengo algo importante para comentar. Como supongo que se habrán dado cuenta, el título de esta parte no es "esa shinigami" sino que es "esos shinigamis"... Este pequeño cambio es sólo por esta vez, ya que este capítulo es pura y exclusivamente Grelliam... Es la primera vez que escribo yaoi (del hard xD) así que les ruego que si tienen algo que criticar, aportar o lo que sea, me lo digan en los comentarios para que yo pueda mejorar en esta técnica... Sin más que decir, les dejo leer en paz.

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William lo apartó con un brusco empujón. ¡¿En qué demonios estaba pensando?! ¡¿Por qué lo había besado?!

Se dio media vuelta para que Grell no notara el enorme sonrojo que comenzaba a cubrir sus mejillas, pero éste no perdió la oportunidad de abrazarlo por la espalda y recostar la cabeza sobre su hombro izquierdo.

-Lo lamento-murmuró-. Es sólo que... Ya no pude resistirlo.

El castaño no contestó y, sin embargo, tampoco hizo ningún esfuerzo por apartarlo nuevamente. La calidez del pelirrojo era reconfortante y le transmitía tranquilidad... Y ese era un motivo que consideraba para odiarlo.

-¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste?-preguntó, cuando estuvo completamente seguro de que no iba a tartamudear.

-Sabes que estoy enamorado de ti desde aquella vez en que tuvimos que realizar juntos el examen de la academia.

Era la primera vez que Will escuchaba hablar de forma tan seria a su compañero, por lo que, simplemente, no fue capaz de dudar de sus palabras. No obstante, un nuevo dilema se había generado en su mente: ¿Qué iba a suceder con ellos ahora? ¿Le diría que se marchara y que su relación sólo sería estrictamente profesional? ¿Dejaría que se quedara? ¿Continuarían como si nada hubiese pasado?

La verdad era que el beso no le había desagradado en ningún sentido, y eso era algo que realmente le preocupaba. Recordaba que, una vez, su hija había comentado casualmente que no le molestaría que Grell fuera parte de la familia, algo que él no comprendió hasta el día en que entró a su habitación y descubrió una prolija carpeta que llevaba escrito en una pulcra y elegante letra el título "Grelliam". Extrañado y curioso, la había abierto, encontrándose con montones de dibujos hechos por ______; dibujos en los que los dos hombres eran los protagonistas.

Sacudió la cabeza. No era momento de pensar en ese tipo de cosas.

Se preguntó entonces, por qué el beso le había gustado. No podía ser gay... Él había estado con una mujer, ¡tenía una hija, por dios!

¿O es que podía serlo? ¿Sería bisexual?

-Sutcliff-lo llamó, mientras lo apartaba para poder voltearse y, de esta manera, mirarlo a los ojos-. Hay algo importante que necesito comprobar.

El excéntrico shinigami rojo no fue capaz de emitir palabra alguna ya que, cuando quiso hacerlo, los labios del castaño estaban presionando los suyos en un demandante y autoritario beso. William se separó de él luego de unos cuantos segundos... Maldición, le había gustado.

-¿Qué... Qué fue eso?-inquirió Grell, un tanto inseguro. No quería ser sólo un juego, no quería que lo ilusionara y le diera falsas esperanzas. Él de verdad lo amaba.

-Yo... Sólo quería... Es decir, pretendía...

Entonces comprendió que el otro no estaba jugando con sus sentimientos, sino que acababa de hacerlo dudar de su propia sexualidad. Dejó escapar una leve risita antes de regalarle una sonrisa tranquilizadora. Siendo de esa manera, creyó que sería conveniente provocarlo para ver hasta dónde llegaba; lo conocía lo suficientemente bien como para saber que iba a negarse si de verdad no le gustaba. Se acercó a él, rozando ligeramente el lóbulo de su oreja con la boca.

La Hija de William T. SpearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora