Los dos primeros días de castigo transcurrieron de una manera casi tortuosa para ______.
Las ideas comenzaban a acumularse en su mente y no tenía manera de graficarlas, puesto que su padre no le devolvería sus cosas por una semana. Eso no era nada bueno para ella, porque si algo había aprendido de las pocas veces en que William decidió castigarla por ciertas travesuras que había hecho, es que él nunca dejaba de cumplir su palabra o cedía antes de que el plazo acabara.
-Bien, tendré que hacer algo para distraerme o me volveré loca-murmuró para sí misma, mientras se llevaba un pedazo de tarta de chocolate a la boca y caminaba en dirección a la oficina de su padre.
Ingresó sin tocar la puerta y tomó asiento frente al hombre, que sólo le dedicó una breve mirada antes de continuar con su trabajo.
-Papá, ¿quieres?-preguntó, ofreciéndole tarta.
-No, gracias-negó William-. No comas tanto dulce, sabes como te pones luego.
-Sólo me pongo un poco más enérgica... Y quizás un poco efusiva.
-No viniste hasta aquí sólo para ofrecerme pastel, sé que quieres algo. Y no voy a devolverte tus cosas, si es lo que pretendes.
______ se mantuvo en silencio durante unos cuantos segundos. Definitivamente, su padre la conocía demasiado bien, así que trató de disimular lo mejor posible que había descubierto sus verdaderas intenciones.
-No sé de que hablas, sólo quería pasar un poco de tiempo contigo-dijo, con un fingido tono ofendido-. Pero veo que tu no quieres, así que iré a ahogar mis penas con más chocolate.
La niña salió dramáticamente de la oficina, no sin antes detenerse a ver la sonrisa que se formaba en los labios de William debido a su comportamiento infantil.
Caminó entre los escritorios de los shinigamis que trabajaban allí, con los que a veces jugaba hasta que su padre los descubría holgazaneando y los mandaba a terminar todos sus pendientes. Se detuvo en el escritorio de Grell, contemplando su lugar vacío. La última vez que lo había visto, fue cuando volvieron de Londres; desde entonces, lo único que sabía era que los superiores habían tomado la decisión de suspenderlo por romper las reglas.
-¡Oye, ______! ¿Quieres que juguemos?
Esa voz la sacó de sus pensamientos, haciendo que volteara para encontrarse con Ronald, Eric y Alan, de pie frente a ella. Rápidamente, se lanzó sobre Knox, que la cargó en sus brazos y le hizo dar varias vueltas en el aire.
______ sentía un cariño especial por esos tres shinigamis; eran como hermanos mayores con los que siempre hacía alguna travesura. Ronald la dejó en el suelo nuevamente y ella les regaló una sonrisa traviesa, que fácilmente interpretaron como <<estoy aburrida, comí mucha azucar y quiero jugar con ustedes>>.
-¿Sabes? Cuando estábamos recolectando almas vimos a unos niños jugando a un juego llamado <<Caballería>>-habló Eric.
-¿Caballería? ¿Y qué es lo que hay que hacer?-preguntó la niña con curiosidad.
-Es muy simple-comenzó a explicar-, ustedes tres se colocan el fila frente a mi, y cuando yo diga <<caballería>>, ustedes deben correr hasta la pared que está allí-señaló la pared que estaba al frente a ellos, a unos veinte metros- y tocarla antes de que yo los atrapé. Los que sean atrapados deben unirse a mi para cazar a los demás.
-Bien, es lo suficientemente divertido como para olvidar mi abstinencia de dibujo.
-¿Abstinencia? ¿Te castigaron?-inquirió Ronald, burlonamente. Ella sólo lo fulminó con la mirada.
Tras estas palabras, los cuatro se ubicaron en sus puestos, no sin antes comprobar que William seguía inmerso en su papeleo dentro de la oficina. En cuanto Eric dijo la palabra <<caballería>>, ellos tomaron carrera rápidamente; desde la perspectiva de ______, el lugar era ideal para que la huída fuera más complicada, puesto que todos los escritorios estaban cumpliendo la función de obstáculos.
La castaña saltó sobre uno de ellos, desparramando en el suelo lo que antes era una ordenada pila de papeles. Alan, que había sido atrapado tras tropezar con una silla, ahora estaba de pie frente a ella, con una sonrisa que claramente le decía: <<estás a punto de perder y Knox va a ganarte>>. Sin pensarlo dos veces, ______ retrocedió un poco para tomar carrera, dispuesta a probar una de sus preciadas técnicas de engaño, que, si daba resultado, le dejaría el paso libre para llegar a su meta.
Cuando notó que el shinigami prestaba la suficiente atención a sus movimientos, comenzó a correr e hizo ademán de saltar para pasar sobre él. Alan, cayendo en su inocente trampa, saltó con la esperanza de atraparla en pleno vuelo, pero abrió los ojos con sorpresa al ver cómo ella pasaba por debajo de él, deslizándose.
De esta manera, continuó corriendo y tirando cosas en el trayecto, hasta apoyar la palma de su mano en la pared acordada. Se volteó con un aire triunfal, para ver a Alan con una mirada de frustración y a Ronald tirado en el suelo con Eric de pie sobre su espalda.
-Muchachos, acabo de ganar este interesante juego de humanos-alardeó, con una sonrisa arrogante, que se borró instantáneamente al ver a su padre observando todo el desorden que habían causado.
-¿Quién fue el de la brillante idea de jugar en medio del departamento?-preguntó, con obvia exasperación en su voz.
-Eric-respondieron los otros tres al unísono, recibiendo una mirada asesina de parte del aludido.
-Ordenarán todo esto si no quieren horas extras-dijo, señalando a los tres hombres-. Y tu lo harás si pretendes volver a ver a tus cosas de dibujo-añadió, dirigiendo su seria mirada a la niña. Se giró para volver a su despacho, dejando al aire un último comentario:-Honestamente, tan revoltosos...
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Holi c:
Lo sé, este capítulo no tiene absolutamente NADA de interesante TT-TT
Pero quería usar por lo menos un capítulo para una situación un poco más cotidiana xD
Espero que les esté gustando! Gracias por los votos y comentarios, me motivan a seguir ^^
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La Hija de William T. Spears
Fiksi PenggemarLa historia de una shinigami que vivirá muchas aventuras~