~ Capítulo 6 ~ Esa shinigami, interpreta ~

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La niña de oscuros cabellos castaños se dirigió al centro de la sala, bajo la mirada expectante de Ciel. En sus manos llevaba un violín, perteneciente al pequeño Conde, con el que tenía planeado tocar un poco. Lo colocó sobre su hombro izquierdo, apoyándose ligeramente sobre la mentonera.

-¿Qué esperas?-inquirió Ciel, con verdadera impaciencia en su voz. 

-Calma... Necesito un foco de inspiración para hacer esto-contestó ella. Se mantuvo unos minutos en silencio, mirando todo a su alrededor, hasta que por fin lo encontró...

Desde donde estaba, pudo ver a Sebastian caminando hacia ellos, empujando un carrito donde solía transportar las cosas para el té. Sus sensuales movimientos felinos, típicos de un demonio, provocaron en su mente aquella chispa que necesitaba para lo que pretendía hacer. Poniendo su mente en blanco y agarrando delicada y firmemente el arco del instrumento, permitió que éste se deslizara por las cuerdas.

La melodía empezó algo lenta, pero iba adquiriendo fuerza y velocidad a medida que el tiempo pasaba. De vez en cuando, lanzaba alguna que otra mirada al mayordomo, que ahora estaba de pie detrás de su amo, contemplando los movimientos de la shinigami.

Ciel, por su parte, parecía embelesado con la música. Aquella Danza Macabra resonaba en sus oídos, invadiendo sus pensamientos y llevándolo a un mundo de fantasía. No estaba seguro de si era la primera vez que escuchaba esa obra o no, pero lo que sí sabía, era que le agradaba lo suficiente como para querer aprenderla. Luego se lo diría a Sebastian.

Cuando finalizó con su interpretación, regaló a su público una sonrisa divertida. 

-Había pasado tiempo desde la última vez que tuve un violín en mis manos-comentó, pasando sus dedos por la brillante superficie de madera de ébano.

-Fue increíble-la alabó el niño, con un tono de sincera admiración, poco usual en su voz- ¿Por qué nunca me mostraste esa obra, Sebastian? ¿A quién pertenece?

El demonio llevó una mano a su frente, en un claro gesto de exasperación, y dejó escapar un suspiro antes de responderle.

-Intenté enseñársela un día, pero usted no estaba prestando nada de atención a la clase. Veo que ni siquiera es capaz de recordar el nombre del compositor-dijo.

El niño ignoró olímpicamente su comentario. Jamás admitiría que tenía razón, pues eso subiría su ego hasta las nubes y tendría que soportar sus frecuentes burlas si esto llegaba a suceder. Por su parte, la shinigami observaba la situación como si se tratara del espectáculo más divertido del mundo; sin embargo, estaba dispuesta a contestar a las preguntas del ojiazul.

-Su nombre es Danse Macabre, perteneciente a Camille Saint-Saëns. Fue estrenada el mismo año en que tu naciste... Sólo que en enero.

-¿Tu sabes cuándo nací? ¿Por qué?

-Bueno, no debes olvidar lo que soy... Digamos que conozco ciertas cosas que no debería conocer.

-¿Que no debería?-preguntó, esta vez el mayor, mientras alzaba las cejas con una curiosidad, que aumentó aún más cuando la niña se llevó una de sus manos a la nuca con una expresión de graciosa culpabilidad.

-Quizás... Estuve investigando donde no debería meterme... Sin que mi padre se enterara... Y podría meterme en serios problemas si lo hace-sonrió con inocencia.

De esta manera, continuaron conversando mientras tomaban el té que Sebastian había preparado para ellos. Recordando por qué estaba allí y no en la funeraria con Undertaker, decidió indagar un poco más sobre la investigación en la que estaba colaborando desde aquella misma tarde. Pero cuando Ciel estaba a mitad de su explicación, alguien irrumpió en la habitación tras dar un fuerte portazo, que provocó que los tres voltearan en esa dirección. 

La castaña abrió los ojos con sorpresa al verlo allí, de pie en el umbral de la puerta, con su mirada más fría y seria de lo normal.

-______ Spears, estás castigada de aquí hasta que tengas dieciocho años-anunció William.

-¡No exageres! ¡Faltan cuatro años para eso!-reclamó ella-. De cualquier forma, me estaba extrañando que no hubieras aparecido antes-añadió, en un intento de aligerar el ambiente tenso que se había creado.

Con un rápido movimiento, su guadaña la tomó del cuello de su habitual camisa blanca y la atrajo hacia él; al parecer, ella estaba acostumbrada a eso, ya que su rostro mostraba algo de aburrimiento. Cuando estuvo entre los brazos de su padre, él sintió un extraño aroma en las ropas de su pequeña, y sus ojos relampaguearon con furia al observar al mayordomo negro.

-¿Te atreviste a poner tus sucias manos en el cuerpo de MI niña, asquerosa alimaña?-preguntó, en un frío susurro, al que Sebastian respondió con una sonrisa burlona-. ¿Te ha hecho algo, ______?

-¿Eh? ¿A qué te refieres?

-Me refiero a si te ha hecho algo... Malo... Como tocarte-susurró, para que sólo ella lo escuchara.

Con una mirada de confusión y extrañeza, observó a William mientras pensaba si en algún momento de aquel día el adulto la había tocado. Y entonces recordó algo...

-Oh, sí...-respondió, con verdadera inocencia, que cambió a preocupación en cuanto el rostro de su padre pasó automáticamente a convertirse en el mismo que tendría un asesino en serie-. Quiero decir, él evito que cayera de espaldas al suelo-añadió rápidamente, notando el grave error que había cometido.

-Mantente alejado de mi hija, alimaña-le espetó el shinigami.

-¿No la oíste? Sólo la ayudé para que no se lastimara-contestó el pelinegro.

-Eso es cierto, papá... Sebastian no me ha hecho nada malo.

William sólo cargó a su hija en brazos al tiempo que lanzaba una mirada llena de odio al demonio de ojos carmesí. Se dio la vuelta para salir por la puerta, pero sólo había dado un par de pasos cuando la voz de Ciel lo detuvo.

-Oye... ______ está prestando su inteligencia y capacidad de deducción para resolver un caso junto a mi, así que espero que le permitas volver mañana para continuar con nuestra investigación. Sería un trato justo después de ver la manera en la que ingresaste a mi mansión-dijo.

El castaño soltó un gruñido por lo bajo, que la niña interpretó como un <<Voy a pensarlo>>, para luego continuar con su camino.

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Holi! 

Espero que les haya gustado este capítulo... No me convenció demasiado, pero de verdad tenía ganas de escribir algo así xDD

Por cierto, el multimedia está Danse Macabre por si desean escucharla... Es una pieza musical que les recomiendo ^^ 

Dejen sus votos y sus comentarios sexys...

Nos vemos en el próximo capítulo! Bye byeee ~

La Hija de William T. SpearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora