Se le dijo.
Se le volvió a decir.
Se le repitió inclusive.
Y aun así, ahí estaba Atsumu haciendo lo que quería.
Aunque, bueno, estaba en un 50-50 como para decir que en verdad se siente complacido de ver a tantos machos fortachones entrenar mientras combaten entre sí y le dan duro a varios sacos de boxeo.
Con hacer lo que quería se refería más bien a que estaba por hacer justamente lo que emi le pidió que no hiciera: involucrarse de más.
—Wow. Con que así entrena la mafia —dice, entre curioso y emocionado, posando los brazos sobre la barandilla metálica del mesón en el que están. Si se pone muy imaginativo, Atsumu puede imaginarse a Sakusa Kiyoomi completamente engrandecido y arrogante mirando cada uno de los entrenamientos de sus hombres desde ahí con una copa de vino.
Casi como un Rey viendo el progreso de sus gladiadores.
No puede decir que la imagen mental se le hace altanera porque es justamente la forma —más o menos— en la que están ahora. O al menos cree que ese es el propósito de tener ese tapanco en un nivel más alto con vista a todo el galerón.
Él, por otro lado, parece un niño viendo una pelea de gallos o algo así mientras que Sakusa Kiyoomi discute algunas cosas con Komori a sus espaldas en esa sala insonorizada que, seguramente, también está armada hasta los dientes.
Es decir, esa área de entrenamiento es subterránea, y para tener acceso a ella tienen que bajar sus considerables metros al subsuelo además de que con la pinta que tiene, además del equipo de alta gama que hay dispuesto para sus hombres mientras entrenan, le dan la idea a Atsumu de que Sakusa Kiyoomi suele derrochar a lo grande únicamente en ese tipo de cosas, lo cual no le sorprende porque él también ha hecho su tarea bastante bien estas últimas semanas leyendo y aprendiendo cada vez más de la organización a la que el azabache pertenece.
No por nada Itachiyama es la organización más grande actualmente, con demasiados miembros a su disposición. Miembros a los que, por alguna extraña razón, Sakusa atiende demasiado bien. Normalmente un líder de mafia no se asociaba casi nunca con los rangos más inferiores por mucho que fuera su misma organización. Para eso estaban los ejecutivos de cada cuadrilla que tenían la obligación de pasar toda la información a Komori, la cual se destinaba al final a Sakusa.
Sin embargo, la primera vez que bajaron ahí, Sakusa Kiyoomi lo hizo como uno más de los suyos. No fue cordial ni mucho menos todo sonrisas, pero Atsumu lo vio intercambiar palabras con varios de sus miembros como si fuera algo que hiciera cotidianamente.
¿Eso era normal en las demás organizaciones o solo era algo que él hacía?
Desde luego, hay veces como hoy en las que solo bajan a esa sala y miran todo el entrenamiento desde ahí. Atsumu principalmente es quien se entretiene mirando mientras que Kiyoomi termina de hacer lo que sea que tenga pendiente que solucionar o tratar con Komori.
Don insoportable siempre está regañándolo por absolutamente cualquier cosa pero por la forma tan familiar y allegada con la que también se opone a cada cosa que Sakusa le quiere cumplir, Atsumu llega a la conclusión de que si sigue respirando y Komori lo tolera es porque en serio el líder de Itachiyama es distinto a todos los demás.
—Oye, ¿quieres dejar de asomarte a cada rato por el balcón? No estás en una expedición de primaria —como ahora, que no ha perdido el tiempo en ir hasta donde está él para regañarlo hasta por respirar. Atsumu hace una mueca, sacándole la lengua, reparando en cómo, a tan solo unos pasos, Sakusa se aproxima a paso elegante.
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Eat me 【Haikyuu-SakuAtsu】
FanfictionAtsumu trabaja para La Faire, un triste y decadente bar de mala muerte administrado por el líder de la Familia Gu, una organización clandestina con gran poder económico y político a la que no pertenece pero al mismo tiempo agradece pues al menos le...