15 》Comiendolo vivo

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—Taku Iwasaki es el hombre que ven en pantalla, es un narcotraficante de alto perfil y líder de un cartel de droga que se maneja en la zona roja de Tokio —dice Aran, el líder de la fracción de investigación de los Gu, apuntando la secuencia de imágenes que se muestran en la proyección dentro de la sala.

Son las cuatro de la mañana, y Atsumu no ha amanecido todavía completamente como para mantener ambos ojos abiertos y estar atento a lo que se discute en ese momento.

Tampoco es que lo necesite mucho porque no es la primera vez que oye acerca de Taku Iwasaki.

Por otro lado, a un costado suyo, Osamu luce mucho más concentrado que él evidentemente, con un porte y una entereza que no es para nada el de alguien que ha sido despertado tan temprano así como él pero no le sorprende tampoco, Osamu es estricto consigo mismo a cualquier hora del día y más si está en presencia de su padre, siempre queriendo conservar ese perfil obediente.

Atsumu bosteza, ignorando la falta de completo respeto que eso implica estando delante de su padre, quien, lo quiera o no, es el líder actual de la familia Gu, mismo que apenas le mira a los ojos, es como si quisiera sacárselos ahí mismo. A Atsumu no le importa, desde luego. De hecho, le encanta ser tan impertinente como Osamu lo es de obediente cuando están con Harada.

El hombre de la fotografía en la pantalla, lo conoce bien.

Antes de conocer a su padre, el tipo no era más que un delincuente de poca monta que sobrevivía apenas gracias a la venta de drogas y armas. Un negocio mal llevado que lo tenía hasta el cuello en números negativos y en la mira de muchos hombres que querían su cabeza arrancada de su cuerpo.

Hasta que, claro, conoció a Harada, quien le enseñó a expandir sus operaciones de lo local a lo global, volviéndose, en pocos meses, uno de los líderes de la zona roja de Tokio, sino es que del que más se hablaba actualmente.

Sin embargo, el haber instalado su base de operaciones en Tokio, mismo sitio donde la familia Itachiyama gobernaba —los enemigos jurados de su padre— tampoco había sido muy inteligente de su parte. Además de que al poco tiempo de su desconexión con Harada, sus intenciones de formar su propia mafia les ha roto las pelotas a muchas otras organizaciones, principalmente a las cinco más importantes.

Un don nadie que emerge de la nada y que ahora gobierna los barrios más importantes de Tokio de inmediato iba a atraer la atención indudablemente. De ser un trabajador más para Harada, ahora se convertía en un problema mayor.

—Es como si solo quisiera hacerte enfadar, padre —dice Atsumu, guasón y sonriente ante la expresión que Harada le da. Por dentro, lo está gozando aunque es más que evidente que su requerimiento ahí no es para que le diga algo que Harada ya sabe.

—Se sabe que tiene la droga y las armas repartidas en varias casas de la zona de Shinjuku, sin embargo, su paradero es desconocido a pesar de que muchos quieren su cabeza en una bandeja.

A Atsumu realmente le sorprendería no ver a las demás familias involucrarse en esto.

—¿Cómo? ¿No solo le debe dinero a mi padre? —habla Osamu, más interesado que Atsumu de obtener más información de la que ya les ha sido presentada.

—Le debe a medio Kabukicho, eso no habla de que sea muy inteligente aunque para esconderse es escurridizo. Se cree que tiene una nueva identidad, un nuevo rostro con el cual opera ahora, después de todo, dinero no le falta. Su nueva identidad es una contramedida temporal en lo que soluciona su mierda y para salir del radar de todos sus deudores. Los cercanos a él saben quién es, desde luego, pero para el mundo exterior su identidad, actualmente, es un misterio —cuando Aran termina de explicar, Atsumu deja escapar cortas e interrumpidas risas como si de verdad se estuviera aguantando la gracia que le da todo eso.

Eat me 【Haikyuu-SakuAtsu】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora