Atsumu trabaja para La Faire, un triste y decadente bar de mala muerte administrado por el líder de la Familia Gu, una organización clandestina con gran poder económico y político a la que no pertenece pero al mismo tiempo agradece pues al menos le...
Resumen del capítulo: 🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥 Arriba la esperanza, abuelita (?)
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Tenía 6 años cuando escapó de casa luego de que la cantidad de hombres con los que su madre se acostaba no dejaban de golpearlo ni una sola noche también a él.
A veces con cinturones y otras veces con cualquier cosa que estuviera al alcance de ellos; a veces bajo los efectos del alcohol y las drogas y otras veces solo porque no encontraban otra forma de pasar el aburrimiento además de follar con su madre.
Harada tenía 9 años cuando probó la droga por primera vez.
Al principio para no sentir hambre hasta que, con el tiempo, se dio cuenta que dentro de las calles también existía cierto respeto de acuerdo a cómo te clasificaban los demás que eras. Dependiendo de lo que hacías y lo que estabas dispuesto a hacer.
A los 10 cometió su primer homicidio. Cinco disparos consecutivos en el que su pensamiento, en su imaginación, la persona a la que mataba, era su madre.
A partir de ahí comenzó su carrera como sicario en la que rápidamente su reputación fue ascendiendo de rango por su forma fría y eficaz de llevar a cabo tareas a pesar de su corta edad.
A los 15 dejó de contar el número de personas que había asesinado. Aprendió a que tenía que dejar de verlos como humanos y que todo lo que hacía era trabajo.
Los gángsters también se utilizaban como músculos y aunque él trabajaba por su cuenta, hombres fuertes como Harada también eran contratados por los dueños de pequeños negocios para proteger los mismos. En poco tiempo también llegó, incluso, a apoderarse de un determinado vecindario designándolo como su territorio en el que comenzó a exigir tarifas de protección a las personas con las que anteriormente había tenido algún trato.
Pero así como había personas que lo contrataban para protección, habían otros que lo hacían para otro tipo de trabajos. Muchas bandas locales y afiliadas a las grandes organizaciones del crimen organizado en Japón pusieron sus ojos en él, sin embargo su habitual fuente de ingresos provenía de los trabajos a sueldo que hacía.
A sus 19 años no tenía ni idea de a cuántas personas había matado ya, sin embargo en ninguna de esas ocasiones en las que se le pidió matar por dinero renegó de hacerlo, después de todo, todo el enojo y la violencia recargada desde su niñez terminó impactando también en su personalidad violenta...hasta que ese día en concreto, en el que suponía solo iba a realizar un trabajo más, no supo exactamente qué fue lo que lo derribó sino hasta que abrió los ojos y vio que tenía a un depredador de ojos dorados encima de él.
Gu Yeeun.
Ese era el nombre de la hija de la mafia nacida en el seno de la familia Gu por la que le habían pagado para secuestrarla. La única hija de Gu Luhan y de una mujer desconocida que fue reclutada, en su momento, para servir de incubadora para quien, se esperaba, fuera el futuro heredero del linaje de los zorros.
